Situaciones, cosas y lugares malditos.


 

Situaciones, cosas y lugares malditos

Por René Arrieta Pérez y José Vicente Arias Rincón

 

Introducción

Una absoluta verdad y una avasalladora realidad es que todo es energía, es la esencia del universo. Lo sustentan leyes universales de la Física y la Química. El científico francés Antoine de Lavoisier postuló: nada se crea, ni se destruye, todo se transforma. Albert Einstein nos plantea el relativismo en la verdad y realidad que nos rodea, en donde masa es igual a energía, lo que plasma en su fórmula (E=mc²), y demuestra la equivalencia entre un estado y otro.

La sabiduría esotérica lo ha explicado desde siempre. Así lo establecen los principios herméticos y lo recoge El Kybalión (Mentalismos: todo es mente, el universo es mental. Correspondencia: como es arriba es abajo, como es adentro es afuera. Vibración: nada está inmóvil, todo se mueve, todo vibra. Polaridad: todo es doble, todo tiene dos polos. Ritmo: todo fluye y fluye. Causa y efecto: toda causa tiene su efecto, todo efecto tiene su causa. Género: todo tiene su principio masculino y femenino).

Nosotros, como iniciados, hemos develado verdades que están selladas en la Biblia. Sí, que están allí, y que nadie había antes penetrado en lo que esconden. En El primer sello del apocalipsis, explicamos que la humanidad con su propensión al mal, sus pensamientos y obras de destrucción ha condensado energía inteligente y perversa y le ha dado forma plasmática, que a ese fenómeno llamamos egregor negativo y es el que ha dado origen a los demonios, que rigen en el caos de este mundo y que han intentado rivalizar con el poder de Dios.

Contrariamente, el ser humano que es fiel a las leyes de Dios, como debe ser, y no las vulnera ni las viola, que es reflejo de su Creador, y le hace honor a su imagen y semejanza, es un ser de luz y esplendor y va en camino a ser un semidiós, porque la energía que genera está imantada de amor, de bien, de justicia, de paz.

Cuando la Biblia dice: “el demonio acusa al hombre ante Dios” (Apocalipsis 12: 10). No se refiere a la acción aparente y sencilla de que una persona o ser llamado Demonio va, se presenta donde Dios y acusaba al hombre. No. Exactamente traduce que toda esa energía que creó demonios, ahora ella, fraguada como ser perverso e inteligente, es evidencia ante Dios de la maldad del hombre y, asimismo, lo acusa ante Él. Fue el hombre quien creo demonios, no Dios. Toda esta temática y sus pormenores se encontrarán de manera más amplia y profunda en nuestro segundo tratado, el Segundo sello del apocalipsis. El cual tiene como subtítulo: crónica del Infierno y otras noticias de los inframundos.

 

Cosas, sitios y proyectos malditos

Bien, ya saben que cuando el hombre actúa con maldad genera energía negativa. Luego esta energía imanta el lugar donde se concibe y las cosas allí emplazadas; de igual forma, deriva en una serie de correlaciones que exponemos a continuación. Entonces, en este mundo, para que un sitio, objeto o proyecto se torne maldito, aplica así:

Todo lugar en el planeta, en el cual el hombre ejecute un proyecto de infraestructura que devenga de recursos mal habidos, de robos, entramados y planes para robar, estafar, expoliar bienes o quedarse con la propiedad ajena y otras formas relacionadas, inmediatamente el sitio, el plan o proyectos se tornan malditos.

Por consiguiente, debe tenerse en cuenta que lo que se adquiere o se compra y está contaminado con energía de maldad no es para nada conveniente.

También señalamos que las personas que inicien negocios en centros comerciales o en infraestructuras malditas y no tengan nada que ver con esas acciones negativas, su prosperidad y recursos serán reducidos, se limitarán, tendrán ruina.

Se debe tener cuidado con las gangas o sitios ruinosos que se venden u ofertan a precios ínfimos. Si se percibe la presencia de las tinieblas en un lugar, un objeto o una cosa, cuando la intuición así lo advierta: ¡cuidado!, aunque estén en venta a precio de regalo, no los adquiera.

De otro lado, cuando una persona acomete usura para quedarse con lo ajeno, inmediatamente macula, mancha, infecta esa propiedad, la vuelve maldita.

Es preciso que sepa que el dinero, propiedades y bienes de los usureros, criminales, ladrones, estafadores y corruptos son productos malditos. Aunque esa riqueza ilícita en un principio genere progreso, en su fin último condena a la maldición. Así también, los bienes adquiridos con el sufrimiento ajeno, y mediados por actividades ilícitas, son malditos.

Toda riqueza adquirida por medios que conlleven maldad será para ruina y destrucción, y manifiesta en las personas que lo hacen enfermedades dolorosas y deterioro físico, y asimismo para los suyos.

Todo acto que vaya en contra de la humanidad produce maldición. No existe justificación que valga, para que sea eximido, aunque la haya.

Para la maldición rige la ley de la atracción: esta es proporcional al volumen de la maldad perpetrada.

De otro lado, Para ilustrar un acto de gobierno que produce maldición, podemos citar la anexión de Crimea a Rusia, puesto que es un acto de usurpación de un territorio que no le pertenece, y que lo hace porque sí, porque el gobernante, Putin, sabe que tiene el poder y la fuerza para hacerlo, y lo hace, entonces, en ese acto, se hace manifiesta una ambición, que crece y crecerá aún más, que ahora se ve como resultado de una ambición desmedida: la guerra en Ucrania.

Podemos tomar como epílogo estas líneas de María Araceli Laurence: “Solón en Elegía de las musas pone el acento en que la riqueza la otorgan los dioses. La otra riqueza aquella que es fruto de acciones injustas y violentas acarrean maldición”.

 

Bibliografía

-El Kybalión. (2008). Tres iniciados. Editorial Sirio.

-Laurence, María Araceli. (2004). Historias de Heródoto: encuentros entre Solón y Creso. Recuperado de: https://webs.ucm.es/info/especulo/numero26/herodoto.html

 

Nota de advertencia

Todos nuestros artículos en el que Dios Padre envíe mensajes a la humanidad a través de sus dos testigos, tendrán esta advertencia, y el costo personal y familiar por violarla puede ser muy alto.

Quien no esté en capacidad de ver en el mundo espiritual y de comprobar o no lo que decimos, mejor que permanezca en silencio, reflexione y le deje todo juicio al tiempo, que no haga ningún comentario en contra, no sea que por hacerle pulso al mensaje de Dios sea blanco de su ira.

Y tal como dice Borges, en un pasaje del Aleph, “Claro está que si no lo ves, tu incapacidad no invalida mi testimonio”.

Toda persona que ataque la palabra de Dios en boca de sus dos ungidos, de los dos testigos del apocalipsis, se vincula a que la severidad de la ley divina lo castigue con tragedia y muerte, y con juicio sumario lo hagan descender a las mazmorras del Infierno. De forma idéntica a como cuando la autoridad policial captura a un delincuente, a un infractor de la ley, que los lectores consideren la debida advertencia, que reza: “Todo lo que usted diga podrá ser usado en su contra”. La ley se cumplirá de forma implacable. Ya llegó el momento, en consideración de la jerarquía celestial, que no se puede dejar pasar ningún tipo de faltas, y mucho menos afrentas e insultos al ejercicio de la autoridad de Dios y de sus plenipotenciarios aquí en la Tierra, en este periodo del fin de los tiempos.

Una persona, por desatender la advertencia y por desatarse en improperios contra nosotros y el mensaje de Dios ya fue castigada.

Crédito imagen: Passport Health.


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