Alfredo Gutiérrez: Del Romance Vallenato a la Canción Social. ( Tercera Parte ).
Alfredo Gutiérrez: Del Romance Vallenato a la Canción Social.(Tercera Parte ).
El lanzamiento del tercer volumen de Romance Vallenato no constituyó sorpresa alguna para mí: meses antes venía conversando con Alfredo y sabía de todos los procedimientos tecnológicos que se adelantaban y por supuesto, de las canciones que se incluirían en el acetato.
Fue el momento oportuno para sugerir al cantante que la presentación del LP. Se hiciera en mi casa finca del Barrio Los Caracoles, como en efecto se hizo desde las siete de la noche, pues la gran idea era promocionar el disco y celebrar mi cumpleaños No.32 aquel 8 de junio de 1982.
El evento, todo un acontecimiento cultural en Cartagena se extendió hasta avanzada la madrugada, lapso en el cual las canciones del álbum desfilaron una tras otra produciendo un éxtasis entre los presentes, y por vez primera pedí permiso al artista sucreño para acompañar la primera voz del coro, mi especialidad, como cantante de vallenatos y salsa vieja, por supuesto!
Así comenzamos por esta hermosa pieza musical:
Anhelos, tengo de verte vida mía,
Anhelos de tenerte cerca de mí,
Anhelos de besarte noche y día,
Y es que mi amor, solo existe para ti…
Esta vez, para mí fue una fortuna, pues me tocó acompañar la primera voz de Alfredo quien cantó a dúo con la segunda voz del Maestro Calixto Ochoa , aplaudido durante tres minutos continuos, en calidad de un sencillo reconocimiento a otro de los caribeños que más aportes valiosos ha hecho al folclor de la humanidad desde nuestro territorio colombiano.
No sé qué tienes ???,
Con tus ojos gachos,
que cuando me estás mirando,
me quieren quitar la vida.
Los ojitos gachos son
de una muchacha,
que tenga los ojos adormitados
y ??? se robó mi corazón tan apasionado.
32 años después recuerdo aquellos momentos cuando besaba este tipo de ojos de mujer bella, sabanera o llegada de las sabanas, a los cuales les cantaba con Alfredo esa madrugada; en realidad , los ojos de ella de un claro marrón parecían un par de luciérnagas o “cocuyos”, cuyo brillo de amor deslumbraba a los míos y acrecentaba la ternura, convertida en apertura a la pasión que ambos compartíamos con la integridad de nuestros seres enamorados, o mejor… como decimos los el Caribe: “tragados”, o como canta Peter Manjarrez “ Tragao” el uno de la otra y la otra del uno.
De igual manera, recuerdo aquellos momentos del ayer cuando cantamos “La Distancia”
… “Cuando se quiere de veras,
se está pensativo en el ser que está lejano,
que se ama bastante,
cuando tú no estás conmigo,
en ningún momento dejo de pensarte.
La distancia nos separa… pero nos queremos”...
Más inspirado continúo evocando el “Amor de mi Vida” de la musa de Alfredo:
“Adiós, adiós ya te vas,
Adiós Chila, amor mío de mi vida,
Te mandan pa’ Bogotá,
a ver si así tu me olvidas…
yo si se que la distancia ,
no es la causa del olvido”…
Esa noche- madrugada no pude contradecir a Alfredo por este último verso, pues no era el momento ni el espacio adecuado, pero muchos años atrás viví la experiencia contraria y comprobé que” la distancia si es la causa del olvido”!
Desde entonces, la célebre frase que de continuo pronunciaba mi abuelita Ana Hercilia: “Amor de lejos, amor de pendejo”, se grabó para siempre en mi memoria y es un principio en mi vida; hoy, con toda honestidad debo reconocer que más de dos de mis amores de juventud, terminaron por la ausencia que el juego de la vida hacía necesaria en la búsqueda del destino de cada uno de los enamorados.
Ya en plena madrugada festiva, como nunca los versos de Freddy Molina, sonaron más inspirados a la par del acordeón de Alfredo y las voces de su coro fortalecido ahora con la armónica tonalidad de mi canto modesto y de la voz del Gran Nacho Paredes, intérprete de La Cumbiamberita, una de las cumbias más hermosas del mundo, a la par de la Cumbia Cienaguera, La Cumbia Sampuesana y La Pollera Colorá’.
D e esta forma, inspirados hasta lo sublime, con la musa ardiente de la canción, entonamos después, esta Joya: vallenata: Los Tiempos de la Cometa:
Cuanto deseo,
Porque perdure mi vida,
que se repitan felices tiempos vividos,
el primer trago a escondidas,
mi primera novia en olvido,
ya mi juventud declina al compás de tiempos idos…
No volverán los tiempos de la cometa,
cuando yo niño, brisa pedía a San Lorenzo,
mariposas en la Malena, sus casimbas son recuerdos ,
el profesor que me pega,
por llegar tarde al colegio…
Mi ansiedad titila al oír,
de Gustavo Gutiérrez un son…
Como hojas secas quedarán ,
hasta mis canciones que quiero,
ya en el mañana no se oirán,
la vida cambia con el tiempo,
lamento los días que se van ,
ansioso espero su regreso…
Luchando contra la fugacidad del tiempo, mi cerebro con la infinita velocidad de sus neuronas, retornó a los primeros 15 años de mi vida , cuando me tomé “el primer trago a escondidas”, sin embargo, no fue capaz de recordar el nombre de la primera novia que olvidé.
De aquellos amores del ayer, debo reconocer, que algunos de ellos fueron de los más inocentes del mundo, al igual que hubo otros de tórridas pasiones que nos enseñaron a valorar mejor el amor sensual por una mujer en el sentido que entre más me compenetraba con su cuerpo, más sublimes se hacían mis sentimientos sobrecargados de afectos y ternura.
Escuchando una tras otra las estrofas de la canción, muchas veces pensé al igual de Freddy que :
“ No volverían los tiempos de la cometa”;
sin embargo con mis dos hijos Lenin C amilo y Ubaldo José recordé:
“Cuando yo niño brisa pedía a San Lorenzo”
y volví a elevar, no las cometas, pero si los barriletes y las pandorgas o” pandongas”, tan propias de nuestra cultura y cuando ya en Cartagena , hacía muchos años, los niños, las niñas y los jóvenes habían perdido la costumbre de volar barriletes, con un grupo especial de hombres y mujeres ambientalistas, nos dimos a La tarea de recuperar tan bonita práctica.
Por ello, desde hace más de 15 años en tiempos de brisas, cuando los vientos alisios soplan airosos, las murallas y baluartes se adornan con barriletes y cometas sofisticadas de miles de nuestros estudiantes acompañados de maestros ( que no” pegan por llegar tarde al colegio”) y familiares, quienes se gozan la fiesta con Eolo, el dios de los vientos.
Así, hoy, por más que muchos desorientados quieran invisibilizar nuestros nombres y desconocer nuestros esfuerzos y aportes e inventar festivales locales y nacionales de cometas, lo cual está muy bien, jamás podrán borrar del imaginario popular que fuimos un puñado de hombres y mujeres quienes con mucha humildad propusimos y logramos el rescate de esta costumbre, orgullo de nuestro pueblo y goce infinito de nuestros niñas, niños y jóvenes de Cartagena y sus cercanías.
De todas maneras, amigos y amigas:
Excusen si necio he sido,
Con este reflexionar,
Si luego, pienso yo existo,
Dijo Descartes al pensar…
y resultó que esta célebre frase resultó ser uno de los postulados más significativos de la filosofía idealista, es decir , la negación de la materialidad del ser humano, que ama y goza esta vida con bienes culturales que se materializan, como este de la música, por ejemplo, que eleva el espíritu hasta lo etéreo, mucho más cuando disfrutas de una buena compañía, un buen trago de whisky y un excelente plato caribeño, de esos que ya nos identifican a nivel mundial
Culminando el andar sobre el sendero del Romance Vallenato en su versión original de 1982,
encontré dos hermosas canciones que aún impactan mis sentimientos y mi memoria recordando la bella melodía de :
QUIÉREME.
Implorando tu cariño,
paso las noches, paso los días,
quiéreme vidita mía,
que soy un ave,
Y no tengo nido”.
Y ya al final, final José Garibaldi Fuentes hizo en la voz de Gutiérrez uno de los homenajes más sentidos al hombre que siempre vio “Con Los Ojos del Alma”:
…Cuando se inspira brota de su mente,
los fieles versos de su poesía ,
y no conoce la melancolía,
porque su alma siempre está alegre.
Cuando un turpial allá en Los Peralejos,
se oye un trinar cuando Leandro canta,
porque ese trino viene de su alma,
que mira El Valle como un portento.
Que mire con los ojos del alma,
que cante una canción sentida,
que sueñe con un vallenata,
tan hembra como Matilde Lina…
Hoy, cuando la luz de la madrugada se asoma a mi ventana, abriendo paso entre palmeras, mangos , jazmines, veraneras , Corazones de Jesús y flor de la Habana, mi corazón se alegra al escuchar el coro que tantas veces canté en las celebraciones de los años 80:
Que traigan aquel guacharaquero,
que suenen todos los acordeones,
que vibre la mano de un cajero ,
que Leandro va a cantar sus canciones…
Sin embargo en su vida artística, hoy todavía plena y exitosa, la cual acompañé durante muchos años y sigo acompañando de manera reiterada, Alfredo incursionó a saltos en la canción social de protesta y aquella que refleja la idiosincrasia de nuestro pueblo.
Atando con cuidado minucioso un pasado que tiende a escaparse del alma y el cuerpo hoy recuerdo tres canciones de este género como son La Televisión en Colombia,El Niño de la Calle y El Indio Sinuano.
De esta manera, cuando el vallenato luchaba por abrirse paso en la televisión colombiana de dos canales en blanco y negro ( recuerdo muy vagamente) Alfredo cantó:
La televisión en Colombia,
Cada día está quedando en nada,
Siempre vemos a toda hora,
cabellones, la misma cara.
Este problema señores,
Se tendrá que arreglar?...
Eran los tiempos de la balada que irrumpía en Colombia, con el centralismo de Bogotá, acompañada del ye-yé y el gogó, negando las posibilidades de expresión a la música y demás manifestaciones culturales del Caribe.
Mención especial merece “El Niño de La Calle” de la inspiración de Gustavo Gutirréz, la cual aún mueve mis sentimientos al escuchar:
Que triste es ver llorar un niño,
Humilde sólo en su pobreza,
llorando de noche en la calle,
Sin una manta que lo abrigue,
sin su madre que lo consuele,
Llorando siempre de tristeza.
Pero que triste es que llora un niño,
que llora un niño desamparado,
van por la calle sin rumbo fijo ,
pidiendo siempre cualquier centavo,
no tienen padres, no tienen madres,
hijos de nadie desamparados.
Carita de ángel en tus ojos,
y en tu carita pedigüeña,
se ve tu destino sin rumbo,
la sociedad que a ti te ignora,
la sociedad que te desprecia
y te deja sólo en este mundo.
Pero que triste es que llora un niño,
que llora un niño…
Siempre en mis parrandas vallenatas la canción era otra de mis favoritas , por su melodía , por su contenido social y porque desde muy joven asumí la defensa de la niñez desde mis escritos.
Entre las brumas de la memoria recuerdo mi primer ensayo : los problemas de la infancia en Cartagena Y América Latina, o algo muy parecido a este titulo.
Pleno de las nuevas ideas libertarias que me daba la U. del Atlántico me convertí en líder comunitario, luchador incansable por la niñez de Las Delicias y la María, aliado con la entonces Oficina Municipal de tugurios, ente con el cual realizamos interesantes obras de saneamiento ambiental, protección de los niñ@s y de promoción de la cultura folclórica.
Allí, cuando transcurría quizás el año 1978, encontré una bella mujer que aún recuerdo con mucho cariño Por que:
“Un Amor viejo no se olvida,
un amor viejo es la verdad ,
un amor viejo es en la vida. ..”
tal como canta Alfredo. Por ello nunca podré olvidar cuando en una de las discotecas de esas que quedaban en El Pueblito de Boca grande, le susurraba al oído la canción “Besos de miel”:
De noche sueño contigo,
A solas digo tu nombre,
te quiero como jamás,
ha querido un hombre,
tu amor me tiene embrujado
y se me quema la piel ,
cuando estoy contigo y
beso tu boca que sabe a miel…
Muy desafortunadamente, 32 años después la situación problemática de la niñez ha empeorado ante la vista y la indiferencia de los gobernantes que históricamente han detentado el poder, pasándose por la faja los mandatos de la Constitución Nacional, La Convención Mundial de los Derechos del Niño y los tratados Internacionales que los protegen.
Retornando a la canción social jamás podría omitir “El Indio Sinuano” del también sabanero David Sánchez Juliao: “El flecha”, quien en Cartagena tuvo uno de sus más grandes y significativos seguidores como lo fue el ex concejal y amigo Jaime Ochoa Lamadrid (qepd ) protagonista de la obra de teatro del cuento disco que editó David hace muchos años.
Con David Sánchez, recuerdo ahora, mis encuentros fueron más de dos aquí en Cartagena cuando escuchaba sus disertaciones sobre literatura, otra de mis grandes pasiones.
Deseoso de justicia y justiciero a su vez, “El Viejo Deivi” asumió la causa indígena y como muestra de ello nos dejó estas dicientes estrofas que cantaron y grabaron el cordobés Máximo Jiménez y el sucreño Alfredo Gutiérrez Vital:
Yo soy indio de los puros del Sinú,
Yo soy indio chato cholo y chiquitín.
Esta tierra si es mi tierra,
este cielo si es mi cielo.
A mi casa llegó un día el español
Y del oro de mi padre se apropió ,
y la tumba de mi abuelo,
como huaca exploró.
Y mi tierra me quitaron de las manos,
Despojados quedé yo con mis hermanos,
Al abrigo de los vientos , relegado a los pantanos.
Y mi nombre me quitaron para siempre,
Con su nombre bautizaron a mi gente…
Y mi historia la contaron al revés,
Me dejaron pocas cosas que servir,
Y lo único que queda de mi raza,
La usaron para burlarse de mí.
Oigan blancos les advierto,
si señor!
que mi raza volverá a ser como el sol…
Saqueados por los chapetones ( españoles) y luego por los criollos, exterminados físicamente , casi por completo, relegados a los pantanos y el olvido así quedaron los sobrevivientes de nuestros indios caribes y de otras culturas ancestrales.
Alfredo, Máximo y David levantaron sus voces indignadas a las cuales uní las letras reivindicatorias de mi libro : “Las Culturas Precolombinas de Cartagena de Indias” en calidad de homenaje a la raza de mis bisabuelos, la cual prefirió extinguirse antes que someterse al invasor español, cuyas huestes del capitalismo salvaje en el siglo XXI, nos reconquistan apoderándose de los sectores claves de la economía y la vida : las finanzas el gas, la electricidad y el agua . CONTINUARÁ…