Cantos Populares a La Independencia:El Getsemanicense,,Rebelión y...


Cantos Populares a la Independencia: El Getsemanicense, Rebelión, el Himno de Palenque y La Fantástica.

1.     Los antecedentes indígenas, afroamericanos y criollos.

La música, tal como lo identifica la humanidad contemporánea ,  es una de la expresiones más sublimes  y trascendentales del alma humana,  convertida en un lenguaje terrenal que no detienen  los idiomas y  lenguas diferentes y menos las fronteras   políticas y geográficas, matizando las experiencias  de los habitantes de la Tierra, desde las expresiones más trascendentales como las religiosas ,las celebraciones mundanas y  hasta las más horrorosas y detestables como la guerra,  todo ello a través de la historia conocida de los humanos.

 En las  circunstancias históricas libertarias del  Caribe colombiano , las que nos ocupan en  este mes de Noviembre el de la Independencia de la ciudad colonial de Cartagena, este matiz musical no  dejó  de cubrir  nuestra guerra de independencia , librada contra los invasores  europeos : colonialistas, esclavistas  y mercantilistas “ a sangre y fuego” .

Hoy, a la luz de la Etnología la ciencia social que estudia y compara la cultura de los pueblos antiguos y actuales, es posible afirmar que desde los inicios del siglo XVI, los antepasados  caribes, utilizaron los primeros instrumentos musicales para  animar sus celebraciones sociales y ritos con los sonidos que  desde su perspectiva artística , además de la gaita, producían con la caracola de  mar , es  decir con la concha de este crustáceo  que fue abundante en la Bahía de Cartagena, hasta los inicios de los años 70 del siglo XX. 

Sin embargo, en la vida cotidiana de los caribes la música  trascendió las fronteras de  las vivencias del diario vivir  y los sonidos  musicales de la caracola  se convirtieron en sones de  guerra que  atemorizaban  a los contrarios en la contiendas, y de manera especial a los esclavistas  que desde 1503, pretendieron conquistar el territorio de Calamari y sus cercanías.

Por ello, no es difícil colegir sobre el  temor que  en sus “entradas” a  Carex (Hoy Tierra bomba) sintieron los Hermanos Guerra, cuando los caribes organizaban sus respuestas defensivas a la invasión española.

Tampoco es difícil pensar en el pánico de Alonso de Ojeda,  y sus huestes cuando  bajo el sonido de guerra de la caracola, debieron retirarse derrotados por la tribu de los Yurbacos (del  hoy  Municipio deTurbaco) en 1509.

Allí, en ese poblado, en medio de” la guazabara” (la guerra, en lengua Caribe) perdió la vida el marino y cartógrafo Juan de La Cosa, perforado por centenares de flechas de los amerindios quienes defendieron su territorio de manera bravía; sin embargo Ojeda, reunificó  las  fuerzas sobrevivientes con las de Diego de Nicuesa,  las cuales mataron  a cientos de indios Yurbacos e incendiaron las viviendas de la tribu.

 Igual temor debió sentir la hueste   invasora  de Heredia en 1533,  cuyos hombres  lograron  eliminar, de manera definitiva la resistencia de los amerindios en Calamari, Carex y otros poblados de la bahía de Cartagena.

Para ello, el español, venido a menos en su tierra, contó con la colaboración de la llamada India Catalina, cuya simbología y estatuaria ofende la memoria  de nuestros antecesores que prefirieron ser exterminados físicamente, antes que rendirse al yugo de los tiranos  procedentes  del “viejo mundo”.

A estas primeras manifestaciones de la música en las tempranas  lides libertarias de los amerindios, siguieron las de los africanos esclavizados quienes  del tambor  sacaron los ritmos del goce , los rituales, la sensualidad y la lucha constante por la libertad, que en tiempos aciagos le  quitaron  los colonialistas europeos.

Fueron los cimarrones y los palenqueros quienes también crearon sus sones de guerra libertaria intimidando al enemigo, delatando y comunicando su presencia, preparando el combate y las emboscadas y combatiendo en condiciones de mucha desigualdad, a quienes por un puñado de oro destruyeron sus hogares y escasas propiedades y violaron a sus mujeres en África, al igual que hicieron con las de los caribes y las otras tribus y culturas de la amerindia.

Ya avanzado el siglo XVIII, los esclavizados afroamericanos habían hecho de la música, procesos consolidados de recuperación de sus raíces culturales y  de crear una defensa espiritual ante una de las adversidades más grandes de la humanidad: la esclavitud.

Fue tanta la fuerza libertaria de la música y el baile de los afroamericanos que en el siglo XVIII las altas autoridades eclesiásticas prohibieron, sin logro  alguno, los bundes y fandangos a los que concurrían indios, negros mulatos y mestizos y gente de otras clases consideradas inferiores por las clases dominantes coloniales.

De  acuerdo con estos testimonios de Juana Salamanca en la Revista Credencial No. 250, la música y las danzas populares eran  otras manifestaciones libertarias del cuerpo y del  espíritu de negros , e indios sobrevivientes de resguardos cercanos a la ciudad y de los diferentes grupos raciales del mestizaje; la música, en síntesis  fue otra manifestación subversiva de las víctimas principales de la colonización: indios, africanos,  y los posteriores cruces raciales y clases sociales que se fueron dando con el paso de los años y los siglos de la dominación.

Más  los vientos de libertad, soplan raudos: a las “ráfagas” de los siglos XVI, XVII y XVIII se unen  las del siglo XIX, que conducirán a la América  de nuestro pueblo, de José Prudencio Padilla, Pedro Romero, Cecilio Rojas, José Fernández de Madrid, José María de Córdova, Simón Bolívar, San Martín y muchos y muchas más, a la primera independencia.

Es esta la primera independencia que  se gesta en los espacios subversivos del orden colonial de los criollos y surge, entre otros espacios, en  las llamadas tertulias literarias en las cuales se interpretan, cantan y bailan  los cantos libertarios, primero con mucha sutileza, luego de manera frontal .

Así, entre estas y otras actividades conspirativas se forjaron danzas y canciones con mensajes de libertad y revolución de independencia, elementos que se fraguaron en los campos de batalla también.

A este respecto es preciso anotar las siguientes manifestaciones:

-La Vencedora, una contradanza de autor desconocido, interpretada por la banda marcial, dirigida por el alférez José María Cancino, ejecutada en el fragor del combate del Puente de Boyacá  el 7 de agosto de 1819.

-La Libertadora, contradanza también, compuesta por el zuliano  Silverio Añez, para  rendir homenaje a Simón Bolívar y hacer el recibimiento del ejército popular libertador triunfante en Boyacá.; La Libertadora se escuchó  el 10 de agosto de 1819, en el evento referenciado  y continuó alternando con la Vencedora en los festejos patrios.

-A las anteriores se sumaron canciones patrióticas como La Pacha o La Pachita, La Cholita y el bambuco El Aguacerito interpretado  por Francisco de Paula Santander, y La Guaneña interpretada en la Batalla de Ayacucho en diciembre de 1824.Wikipedia (2015) afirma que fue  ejecutada por los músicos pastusos del Batallón Voltígeros del ejército popular libertador.

La Guaneña estimuló el triunfo de los patriotas en esa ocasión y se convirtió en himno de independencia de otras batallas del sur de  América Latina, hasta cuando esta  quedó libre de la tiranía española.

De esta forma las expresiones musicales referenciadas adoptaron una dualidad propia de las circunstancias independentistas: Unas se fraguaron  y ejecutaron  en la intensidad  de los combates fortaleciendo el alma y la lucha del pueblo colombiano y de allí pasaron a los salones  sociales de la dirigencia criolla, en los cuales,  a manera de ejemplo” La Vencedora y La Libertadora” se convirtieron en las favoritas de los líderes ,quienes se las apropiaron para su clase social, dueña también de esclavos, latifundios, negocios y otros privilegios, menos el poder político central.

Es de  agregar que estas prácticas culturales se dieron en Cartagena de Indias, de manera especial en la casa de José María García de Toledo, líder revolucionario contra la tiranía de los chapetones, casa que se convirtió en centro de tertulias y reuniones, de la flor y nata de los criollos, quienes tampoco renunciaron  a sus privilegios de clase dominante , a sus fortunas y a la explotación del trabajo de los  esclavizados

Por esta y otras razones la primera independencia  fue una revolución inconclusa, por cuanto las clases dominantes de la nación continuaron  con su modelo social y político de explotación y de opresión a las clases populares.

2. Los  cantos populares  de los siglos XX  y XXI: Soy Getsemanícense, Rebelión, Himno de Palenque y La Fantástica.

No obstante,  a pesar del olvido, la marginalidad, la exclusión y otras lacras de la sociedad vigente, impuesta por los poderosos, el alma y la memoria del pueblo jamás olvida la gesta de la independencia  y desde el pasado siglo XX surgen nuevos cantos populares que rememoran de una u otra manera a los héroes, al pueblo libertador y a la gesta de los esclavizados afroamericanos.

Se trata, entre otros  de: Soy Getsemanicense, Rebelión, el Himno de Palenque y La Fantástica.

2.1 Soy Getsemanicense, es desde  hace muchos años, desde la época de oro de La Sonora Dinamita el himno social  de los habitantes de Getsemaní, sector del Centro Histórico de Cartagena, cuyos antecesores forjaron la primera independencia de la ciudad.

Atribuido al cantante Luis Pérez Cedrón, uno de los grandes representantes de la música popular de América Latina, Soy Getsemanicense, con la excelente interpretación musical de La Sonora Dinamita y la Voz Líder de Lucho Pérez (Luis Pérez) el embajador estrella de la cumbia colombiana en Méjico, la canción representa gran parte de la esencia de los habitantes del barrio actual; es una memoria histórica del sector, de sus gentes, de sus personajes y de su patrimonio, pero principalmente es un canto popular a la independencia de Cartagena de Indias:

…Que lo sepa el mundo entero:

que aquí en la plaza del Pozo,

fue  que un cubano glorioso,

dio el grito de independencia,

aquí nació la insurgencia, del pueblo cartagenero,

para que los chapetones,

se fueran de nuestro suelo.

…Soy orgulloso  de ser getsemanicense,

que dicha grande, ser nacido en Cartagena…

Hoy, los habitantes de Getsemaní  libran la gran batalla  por su segunda independencia  contra “la gentrificación”, es decir contra el desalojo producido por poderosas fuerzas económicas; sin embargo todavía quedan “bravos leones” que encabezan esa lucha, entre quienes es justo reconocer  a una serie de líderes populares y culturales, amigos y amigas del autor.

 2.1. “Rebelión” de la autoría de Álvaro José Arroyo,  el otro gran  músico caribeño conocido con  el nombre artístico de Joe es como lo dice el cantautor: “Un pedacito de la historia negra, de la historia nuestra”, un Nó rotundo al maltrato de la mujer, pero al igual  que el canto anterior, su esencia es el grito libertario del afroamericano  contra el opresor chapetón:

En los años 1600, cuando el tirano mandó:

las playas de Cartagena, esta historia vivió…

Un matrimonio africano,

esclavo de un español,

él les daba muy maltrato,

y a su negra le pegó.

y fue allí, se rebeló el negro guapo,

 en venganza por su amor,

y hoy se escucha en la verja:

No le pegue a la negra…

Porque el alma se me revienta,

No, no, no le pegue a la negra…

2.3. El Himno de Palenque. De la creación  del gran artista palenquero Justo Valdés  Cásseres es un canto de rebelión; es al igual que  el   anterior un canto popular a la independencia, del primer pueblo de América que se declaró libre de la  tiranía del imperio español  que  le reconoció su derecho a la  autodeterminación de los pueblos en  el  año  1713.

Más también el himno de Palenque, es un reconocimiento al líder Benkos Biohó, líder de carne y hueso, quien se tornó en figura mítica a través de los siglos, debido tal vez,   a la continuidad del apellido   o a la adopción posterior de este por los líderes insurgentes de cimarrones y palenqueros, de acuerdo con los criterios de algunos historiadores.

La vida  de Benkos, sus hazañas, las leyendas  que se forjaron por su valentía y logros  obtenidos por él y sus seguidores, inspiraron a muchos cimarrones, no sólo en Cartagena y sus cercanías, sino  también donde quiera que hubo esclavizados.

La letra sencilla  y diciente del himno, muestra la realidad histórica del Palenque, tal como se aprecia en estas estrofas parciales:

Palenque fue fundado,

fundado por Benkos Biohó,

el esclavo se liberó,

 hasta que llegó a famoso.

África, África, áfrica…

 Contra los blancos luchó,

con todos sus cimarrones,

 y vencidos los españoles ,

 la libertad nos brindó.

África, África, África…

2.4. La Fantástica. Es un canto alegre a Cartagena, a sus gentes, personajes y artistas,  a sus bellas mujeres, a su realismo mágico y fantástico, en suma es un canto  hermoso a la vida  de una ciudad Cuyas gentes sueñan cada día con un mejor presente y futuro.

La canción, es a nuestro juicio, el más reciente de los cantos populares a la independencia de Cartagena, hecho con el talento y la creatividad del samario Carlos Vives, otro de los grandes valores de la música popular caribeña y colombiana en nuestro suelo y en el exterior.

La fantástica con su música pegajosa, con sus letras tomadas de la cotidianidad histórica  de la ciudad, invita en su inicio a pensar sobre la gesta de la independencia y a seguir soñando  con estos versos, con esta canción que en noviembre del 2013, fue adoptada  como himno oficial de las fiestas de independencia:

Manuel Zapata me dijo:

Domingo Benkos Biohó,

se liberó en Cartagena,

  y en La Matuna fundó Palenque,

 para escapar de su suerte,

para llamar a su gente,

 para escapar de sus penas,

 me lo contó…

Dios bendiga Cartagena,

la fantástica,

Viva el África, viva el África…


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