Cheo Feliciano: Juan Albañil... Sobre una Tumba Triste. ( Segunda Parte).
Cheo Feliciano: Juan Albañil … Sobre Una Tumba Triste.( Segunda parte).
Juan albañil, el edificio que levantaste,
Con lo mucho que trabajaste,
Está cerrado, está sellado,
es prohibido para ti, Juan Albañil.
Como es domingo, Juan Albañil, por la avenida
Mirando va cuanto construyó,
Hoteles condominio, cuanto lujo,
Y ahora como no es socio no puede entrar.
Juan Albañil ,no puede , no puede entrar.
Coro :
Y en los andamios, sueña , que sueña,
Juan Albañil, con el día de la igualdad…
Bendito obrero! valiente , Juan Albañil
Oye, hombre que le mete frente al destino,
Ese es , ese es, ese es.
De siete a cuatro muchachos, media hora a almorzar.
Metiendo molledo y brazo,
las manos bien repletas de callo ya más…
Coro:
Y en los andamios, sueña , sueña , que sueña,
Juan Albañil, con el día de la igualdad
De la inspiración de Tite Curet Alonso, interpretadas por Cheo, existe una trilogía de canciones con un significativo contenido social, entre estas, la de líneas arriba: Juan Albañil, Los Entierros de “Mi Pobre Gente Pobre” Y Sobre Una Tumba Triste.
Juan … trae a mi memoria los viejos tiempos de mi historia como ayudante de albañilería en los años 60 cuando bajo la dirección del maestro Luis” El Papi” Lozano y mi tío Adalberto Elles “EL Vereda Tropical “Laboraba en este oficio, construyendo casas para gente humilde e iglesias católicas, tal como la de la capilla de la IE Bienestar Social de la Policía Nacional en Ternera.
Más también, ayudé a levantar casas de gente encopetada en Bocagrande llevándome una de las mayores sorpresas de mi vida, cuyo recuerdo aún no logro olvidar: había un gran depósito …no de piedras preciosas ,sino de los alimentos que donaba la agencia internacional CARE ( con presencia actual en 70 países del mundo, combatiendo la pobreza y construyendo el desarrollo sostenible) para la gente pobre, pero que en su gran mayoría terminaba en las alacenas de algunos de los ricos y poderosos de ese entonces, donde guardaban las salsas de tomate, los quesos suizos , el aceite de oliva y toda una serie de “delicatesen”, mientras que para “mi pobre gente pobre” sólo quedaba la leche en polvo, la denominada en ese entonces ”manteca dura” y la harina de trigo, muchas veces llena de gorgojos.
Era la década de los 60, cuando también fui, ayudante de ebanistería, transportador de carne para la tienda de mi mamá, pintor de brocha gorda en temporada de vacaciones, y acompañante de compras de mi abuelita en el mercado de Getsemaní (.oficio que comenzaba a las 4: 30 de la madrugada y terminaba a las 6:45 para asistir a la escuela a las 7:00 de la mañana), porque como canta Diomedes Díaz:
yo aprendía trabajar desde “pelao”,
Y por esos es que yo estoy” acostumbrao”
Siempre a vivir con plata,
Y con “ toa” la plata que he “ganao”
cuantos problemas no he “solucionao”,
pero nunca me alcanza
“ pa” pagarle a mi vieja la crianza que me dio con esmero.
Porque en la vida hay cosas del alma,
que valen mucho más que el dinero…
Así fue, no sé si una tarde real o imaginaria, cuando a dúo canté con Cheo este coro:
Y en los andamios, sueña que sueña,
Juan Albañil, con el día de la igualdad…
Y de inmediato seguimos:
De siete a cuatro, muchachos,
media hora a almorzar,
Metiendo molledo y brazo,
Las manos llenas de callo ya más.
Ese era el interminable horario en Puerto Rico, mientras que aquí en Cartagena se hacía más extenso y llegaba hasta las 5: 00 pm, dejando eso si, aquí como allá, mi cuerpo calcinado por el sol inclemente, unas manos llenas de callos y pies irritados y “deshollejados” por el cemento.
No obstante no todo era negativo: los ayudantes de albañilería adquiríamos una fortaleza corporal única y una capacidad de un puñetazo, (que nunca utilicé), capaz de tumbar a cualquiera de mi edad juvenil del entonces; además unos cuantos pesos semanales servían para ayudar a la familia, comprarse uno “una pinta” y llevar a la novia al cine.
Desafortunadamente, casi 40 años después las condiciones de pobreza del albañil y su ayudante, no han desaparecido.
Sin embargo aquí en nuestros discos, en algunas emisoras de radio que todavía conservan” la dignidad artística de su programación” o en la internet, está la voz perenne de Cheo invitando al obrero a cambiar este mundo de inequidad, a asumir su papel de transformador de la historia mundial opresora, construyendo una nueva sociedad sostenible, con la paz de los humanos y la de estos con los demás seres de la naturaleza y el ambiente.
No fue sino hasta el año 2009, cuando hice amistad con Cheo, en el Festival Mundial de la Salsa en Cali y una de las canciones que más me gustó esa noche indeterminada fue :”Sobre Una Tumba Humilde” de Tite Curet Alonso, cuya letra e interpretación la convirtieron en una de las clásicas del borinqueño.
Terminado el evento, en el camerino del artista continuamos la fiesta con algunos otros músicos y amigas de Cali, amantes furibundas de la salsa, como cualquier caleño que se respete.
Allí entre tragos y amigos, con anécdotas seguidas vividas con amigos comunes como Richie Ray, Oscar de León, Leonardo Fabio y otros, empezamos a cantar: “Sobre una tumba Humilde”.
"Bueno esta probado mi gente
que la riqueza del pobre es el amor
el puro amor, que ni la muerte se lo lleva.
sentimiento tú."
Yo no te pude hacer un monumento
de mármol con inscripciones a colores
pero a tu final morada vengo atento
dejando una flor silvestre y mil amores.
Aquí hay panteones de gente millonaria
que nadie jamás ha vuelto a visitar
son tumbas eternamente solitarias
sobre las cuales ni una oración se escuchará.
Yo te dije que volvería al campo santo
a brindarte mi sentimiento y mi cariño
y el tesoro de la pureza de mi llanto
sobre la tierra donde mi amor vive contigo.
Porque nosotros los que llevamos por bandera
por estandarte la condición de la pobreza
cuando queremos nuestra pasión es verdadera
no hay quien nos gane, amar es nuestra gran riqueza.
Y son comunes y corrientes
los perfumes de mis flores
hablan por mi de una devoción que no se me quita
y hasta parecen que nunca se desvanecerán.
No tengo medios para pagarte un monumento
de mármol con inscripciones coloridas
flores silvestres hay como adornos bendiciendo
sobre las tumbas de gente humilde que honró la vida.
Coro:
Sobre las tumbas de gente que se ama
humildemente una flor de llanto quiero dejar.
Yo no te hice un monumento
pues yo no tengo riquezas
pero te brindo mi sentimiento
que es del pobre, la grandeza.
No quiero que nadie llore
si yo me muero mañana
ay que lleven cantando salsa
y que siembren flores, allá en mi final morada.
~
Humildemente una flor de llanto quiero dejarte
para que sepas que yo te quiero
para que sepas que yo
mas nunca voy a olvidarte.
Más … mi prudencia esa noche no fue suficiente para manejar la situación y mis comentarios interrumpían el canto a menudo y no logramos entonar la canción completa con excepción de las estrofas que figuran aquí y que despertaron también los recuerdos sobre” los entierros de mi gente pobre” ( 0tra hermosa canción de Cheo y Curet) poniendo de presente, que muchas veces , al contrario del sentido de la canción, quienes más lloran son , sobre todo, algunos quienes menos quisieron al difunto y por ello mi refrán : “al muerto hay que quererlo en vida” ¿y cuando llega la muerte, para que tanto luto, si ya todo acabó?
Pero algo, que no se puede poner en duda es la primera estrofa de esta pieza musical, que la gran riqueza del pobre es el afecto y como dijo un gran luchador latinoamericano:” la ternura del pobre es la solidaridad”.
Mis evocaciones se dieron , de igual forma, sobre las velaciones que realizaban nuestros antepasados los indios caribes, haciendo 11 noches de velorios en los cuales se repartía la chicha de maíz, y como hoy, en cualquier velorio que se respete siempre se hablaba bien del difunto, aunque en vida hubiese sido un gran malvado.
Luego, mis recuerdos se remontaron a las flores silvestres y pensé también en aquellas que sin ser de esta categoría como la flor de la Habana, la flor de verano, las azucenas y lirios adornaban mucho antes los ataúdes de mis vecinos y familiares más humildes , cuando el dinero no alcanzaba para comprar una corona, de poco uso común hace más de 40 años entre “mi pobre gente pobre”.
Así vivamente emocionado, desfilaron por mi mente las verdaderas flores silvestres, muchas veces despreciadas pero tan bellas como una rosa cultivada entre ellas la campanita, el bulto, la verdolaga, la explotadora y la célebre “bellísima” , que con sus tintes rojos y blancos, orgullosa y tierna trepa por las cercas suburbanas y del campo, y que tantos cajones de niños difuntos adornó durante muchos años en tiempos remotos del pasado tal como me hizo caer en cuenta una las amigas que nos acompañaban.
Mientras… yo comentaba, recordaba y soñaba… y a veces …cantando con Cheo escuché sus melódicas notas que decían:
Pero a tu final morada, vengo atento,
Dejando una flor silvestre y mil amores. ( CONTINUARÁ).