Diomedes Díaz…Ese Que Escribe Versos…Inmortales.
Ese que escribe versos…
y que no cree en la fama,
Ese es Diomedes Díaz, quien a escasos tres días del nacimiento de Cristo Jesús, partió para siempre hacia la dimensión desconocida, esa a la que nunca deseó viajar ,esa la que todos imaginamos y de la cual jamás regresaremos.
EL cacique de La Junta, al igual que muchos otros de nuestros ídolos populares no ha muerto, jamás morirá en el corazón de este pueblo nuestro, hecho mundo y tierra, donde quiera que llegaron sus canciones inmortales, los versos de un poeta del pueblo raso, de esos que nacen de la humildad para regalar con orgullo, alegrías a todas las clases sociales sin distingo alguno.
Son muchas las creaciones de Diomedes, ( las cuales he cantado y continuaré cantando), las que me ayudaron a enamorar a la mujer que parecía inalcanzable, a botar el despecho del corazón y a ser feliz, a imaginar un mundo mejor, a no estar atento de los envidiosos, y a dar salida a mi adicción a las creaciones del cancionero popular, para interpretarlas por el mero goce de la felicidad o curar sentimientos de esos que a veces atormentan el alma.
Con Fantasía,
Cariñito de Mi Vida,
Mi primera Cana,
Mi muchacho,
Mi Ahijado,
Sin Medir Distancias,
Oye Mujer Bonita y Bonita,
El Romancero
Mensaje de Navidad
y tantas otras interpretaciones y creaciones de Diomedes, aprendí tantas cosas y tuve vivencias que jamás olvidaré:
Hoy, cuando las lágrimas mojan el teclado del computador, porque no pude llorar por dentro, como siempre acostumbro, aprendí con “Fantasía” que ESE QUE ESCRIBE VERSOS…con el alma, siempre piensa en la mujer amada, la cual es la musa principal de su inspiración romántica, un don que Dios nos regaló: el don de escribir, para componer al amor ,amor , ese que nos enseñaron los juglares de La Guajira, Magdalena y las sabanas de Córdova ,Bolívar y Sucre.
Aprendí también que este don, reitero que es un regalo de Dios, es la mejor forma para comunicarnos con aquellos quienes compartimos afectos e intereses culturales comunes, como son uds. Mis queridos lectores, como es la fanaticada del Cacique de La Junta.
Con estos versos de “Cariñito de Mi vida”…
Que sea pronto, no me aguanto,
Cariñito de mi vida,
Deseo de tenerte a mi lado,
y seas eternamente mía…,
Recordé que “la eternidad” del primer amor, llevado hasta los altares sagrados, no fue tan extensa,
Como la soñé en los tiempos de conquista, pues todo pasa, todo fluye como las aguas del Magdalena y el Mar Caribe.
Mi Primera Cana me ayudó a comprender que la juventud no es eterna y aunque los cabellos plateados adornan las sienes y despiertan más respeto, es mejor mantenerlos negros y no dejar que las “Hojas Blancas” sobre las cuales nos canta el Gran Combo, sigan cayendo
Emparrandado con Diomedes me convencí que era mejor enseñar a “Mi’s Muchacho’s cantando versos bonitos que regañarlos, para que comprendan que nuestros afanes de padres, son para que siempre sean los mejores, y aunque nunca se parecieron a mi papá si son “hombres del alma buena” como lo fue él.
Los versos y notas de” Mi Ahijado “siempre llenan de tristeza el alma mía cada vez que lo escucho, y mucho más aún, cuando lo canto a dúo con el Cacique; ser huérfano de padre es sentir un terrible dolor que siempre estará presente cuando afloran los recuerdos gratos sobre aquel único hombre que conquistó los besos vírgenes de mi madre Rosa a quien siempre con el favor de Dios continuaré cantando:
Y yo le digo a ud…”querida madre mía” ,
Que aquellos hombres buenos,
cuando mueren del cielo,
nos miran todavía…
Aunque El Cacique y Gustavo Gutiérrez,” Sin Medir Distancias” nos enseñaron que las heridas de amor que los hombres llevamos en el alma, no cicatrizan, en el juego de la vida pude comprender que a estas lesiones, las cura un nuevo amor, que siempre nos parecerá más bonito y querido que el anterior, que vendrán nuevas ilusiones y así el destino nos llevará en espiral hasta el final del camino.
Hoy confieso con Vicente Fernández que “las horas más felices de mi vida las he pasado al lado de una dama”, pero no de una cualquiera, sino de una mujer bonita, a aquella a quien Diomedes me acompañó a cantarle de esta manera:
“Oye mujer bonita”,
Ay mírame de frente,
que estoy enamorado
Y no te has dado cuenta,
Porque siento que te quiero
y que te adoro,
que mi vida has cambiado
y no sé como…
Y también así:
“Oye bonita”,
cuando me estás mirando,
yo siento que mi vida cubre todo cuerpo…
Es que tus ojos me dominan,
Es que tu boca me fascina,
que tu cuerpo me enloquece …
El Romancero es una de las canciones que más he cantado con uno de los grandes amores de mi vida: una morena con cuerpo de palmera, cabellera larga y ojos de ensueño.
Muchas veces con El Cacique le canté de esta manera, muy especial, cuando una vez, salió del país :
Que voy a hacer sin verle,
Que voy a hacer sin ella,
Dígale que regrese ,
o me mata la pena…
Las olas no se afanan,
Por llegar a remojar las playas,
Los vientos son más lentos al brisar,
Ignoran que haces falta…
Al final de este recorrido, cada año como en una especie de ritual, cada día de diciembre escucho del poeta Rosendo Romero: “Mensaje de Navidad”, un canto de alegría y tristeza combinada, cuya interpretación de Diomedes lo convirtieron en nuevo himno de la fecha de nacimiento de Jesús El Mesías.
A dúo con El Cacique les dejo estos versos fragmentados:
Que se olviden de los recuerdos,
Que se llenen de parabienes,
les deseo próspero año nuevo ,
y ventura pa’ los que vienen…
Diomedes no morirá …Ese que escribe versos inmortales continuará vivo en el corazón del pueblo, en el alma de su fanaticada que lo convirtió en su ídolo, en mi mente y todo mi ser, para continuar dedicando sus versos a los amores de mi vida…a mis hijos… y a Mi Mujer Bonita.