El Nobel: Un Premio al SI Por La Paz de Colombia.
Después del revés que sufrieron los ingentes esfuerzos de los millones de colombianos que el pasado 2 de octubre votamos SI por el Acuerdo Para una Paz Estable y Duradera, reconforta el alma y le da nuevas esperanzas, la entrega a Colombia del premio Nobel de la Paz 2016.
Escribo revés porque realmente se trata de un duro golpe a quienes soñamos que más de 12.000 jóvenes violentos dejarían las armas para entrar a la lucha política de las ideologías y de las reglas que impone una democracia colombiana, la cual para desfortuna de todos está carcomida por la corrupción y el clientelismo, entre otras lacras.
Sin embargo, los hechos y los procesos políticos “no bajan del cielo” y es explicable que el Acuerdo hoy esté en vilo por las siguientes razones:
1. La manifiesta indiferencia de las mayorías populares, manifiesta en un 62% de abstención del electorado.
2. EL paso por nuestro suelo del huracán Mateo, que impidió el acceso a las urnas de millones de votantes por el SI, carentes de vehículos para transportarse, la no instalación de mesas de votación y el retraso por varias horas de la apertura de las mesas de votación, ante la ausencia de los jurados por motivos de la torrencial e incesante lluvia.
3. La campaña de algunos líderes del No, la cual por su carácter infame raya con el código penal colombiano, tal, como lo han demostrado varios politólogos de la nación.
4. El papel de algunos líderes de las denominadas iglesias cristianas quienes blasfemando el Sagrado nombre de Dios, engañaron a sus fieles y los convirtieron en aliados de los “dementes de la guerra” quienes no suman más de 10 “desquiciados dirigentes” y más de dos partidos políticos del País.
5. La presión violenta, soterrada y encubierta de los “dementes de la guerra” a los pobladores simpatizantes del SI.
Tal vez existan y de seguro que hay otras razones para explicar el revés referenciado, sin embargo, es conveniente dejar hasta aquí las explicaciones causales.
No obstante, este viernes siete de octubre cuando Colombia es galardonada con otro Nobel, este se convierte en Un PREMIO AL SI POR LA PAZ EN NUESTRO PAÍS, y para no llamarnos a engaño escribamos las razones del Comité Noruego del Premio Nobel de Paz, a través de las palabras de su coordinadora Kaci Kullman Five:
“Al presidente de Colombia Juan Manuel Santos el organismo lo distingue por sus decididos esfuerzos para acabar con los más de 50 años de guerra civil, una guerra que ha costado la vida de al menos 220.000 colombianos y desplazado a cerca de seis millones de personas”.
El premio, continúa afirmando la señora Kullman es también:
Un tributo al pueblo de Colombia que a pesar de las grandes dificultades y los abusos no ha perdido la esperanza en una paz justa,
a todos los sectores que han contribuido al proceso de paz,
Y A TODAS LAS VÍCTIMAS.
Se trata así de un reconocimiento a quienes más han sufrido las atrocidades de esta guerra de manera directa en especial en los campos de Colombia, a quienes de manera menos cruda, pero cruel también la sufrimos en las ciudades al ver derramar la sangre de tanta gente inocente y ver como los humildes de los tres bandos enfrentados se eliminan mutuamente.
Más hoy, el Nobel fortalece el proceso y si bien el acuerdo no es el mejor del mundo hay que tener presente:
Primero: Son los tratados comunes y corrientes, que a nivel mundial se establecen cuando se quiere solucionar un conflicto de esta magnitud.
Segundo: La inclusión social y política que establece el acuerdo, es uno de los principios esenciales de las democracias en el mundo.
Tercero: El Desarrollo Integral del Campo Colombiano, es una necesidad del país, aplazada desde los años 30 del siglo pasado cuando los gobiernos liberales iniciaron las reformas agrarias, fallidas hasta nuestros días.
Por ello, a pesar del estrecho margen de ventaja, no de victoria, del no, los pacifistas de Colombia quienes somos una mayoría superior al 99% continuamos soñando y aportando por una paz justa , duradera y con justicia social, condición esta última que asegura lo uno y lo otro.
También por ello nos alienta y nos convence de la pronta superación del impase del no, las marchas, plantones y concentraciones de los jóvenes del país , pidiendo a los “dementes de la guerra” que abran sus almas al perdón y la reconciliación, a la verdad , la reparación a las víctimas- si es que puede haberla- y la no repetición, nunca jamás de la barbarie que aún se vive en un país tan hermoso y tan lleno de riquezas naturales, suficientes para ser una potencia mundial y para satisfacer las necesidades básicas de un pueblo noble y trabajador.
Que este Premio Nobel de Paz puesto por Dios y Jesús El mesías en nuestro tortuoso sendero de violencia, sirva para alcanzar la convivencia pacífica y la justicia social, es el sueño de todos nosotros, quienes hacemos parte del buen pueblo de Colombia.
Que el Dios de la Paz redima el alma de los violentos y conduzca a nuestro país hacia los senderos de la convivencia pacífica, senderos que hoy cobran nuevas magnitudes al iniciarse las conversaciones públicas con el otro grupo guerrillero y cuando el secretario de Estado del país más poderoso del mundo solícita conversar con el más caracterizado líder del no, quien de seguro escuchará la voz de sus “aliados” del norte de América.