El Retorno del gavilán pollero: error en los cielos.
1.De los espacios naturales a las bellas artes.
Desde niño, hace ya varias décadas, lo conocí sembrando el terror en los patios vecinos de mi tierra natal Turbaco, la de los bravíos indios Yurbacos.
Las gallinas formaban un gran alboroto y sólo el gallo con su canto y posición de ataque, desafiaba al intruso que osaba atacar a su familia, la cual, casi siempre perdía uno de sus más pequeños y hermosos ejemplares: Un polluelo de escasos días o semanas de nacido.
El depredador descendía con mayor velocidad que la flecha de un indio o india Caribe, tomando con sus afiladas garras el indefenso ejemplar que pasaba a ser parte del alimento del alado depredador.
Así, con estas habilidades, desde México, hasta Argentina, adquirió la fama necesaria para que los mexicanos Pedro Infante y Lilia Prado, filmarán una película con su nombre, la cual, en 1951, recorrió las salas de cine latinoamericanas en la década cumbre del cine mexicano.
En el mismo filme apareció la canción que le confirió la inmortalidad hasta nuestros días, compuesta en 1950 por el chihuahuense Ventura Romero, con el Mariachi “Los Mamertos “de Silvestre Vargas.
En las brumas de los recuerdos de mi niñez, aparecen, algo desdibujadas, las notas de la misma canción, cuyo intérprete no logro recordar; fue en 1980, cuando Pastor López y Su Combo la revivió, “poniéndola a sonar “en todo el territorio latinoamericano, con estos versos:
Se llevó mi polla el gavilán pollero,
la pollita que más quiero.
Se llevó mi polla el gavilán pollero,
sin mi polla yo me muero
Gavilán, gavilán, gavilán,
te llevaste mi polla gavilán,
si tú traes mi polla para acá,
yo te doy todito el gallinero.
2. EL GAVILÁN POLLERO EN EL REINO DE ANIMALIA.
En este reino, al cual pertenecemos también los humanos, las aves por su características anatómicas y estéticas, tienen un lugar especial en nuestras sociedades a través de la historia, tal como hemos reseñado en otros ensayos.
Mención especial reciben en el presente, las llamadas “aves rapaces” a las cuales me refiero de la siguiente manera, a modo de introducción:
Águilas, halcones y gavilanes, junto con otras especies como milanos y quebranta huesos, forman un conjunto de 290 especies conocidas colectivamente como “aves de presa “o aves rapaces; ¿se integran en el orden de las falconiformes (forma de halcón) al que también pertenecen buitres y cóndores, (animalia. Com. Consultado noviembre 08.2020.).
En el reino de animalia merece atención especial el gavilán pollero, por ser una especie de nuestro terruño y por estar en peligro de extinción, al igual que centenares de especies de aves en el mundo.
Para compartir sobre esta especie he seleccionado los aportes de “Hablemos de animales .com”, cuyos conceptos son los siguientes:
“El gavilán pollero es originario de la región neotropical establecido desde el sur de México hasta el norte de Argentina y por supuesto en Colombia y nuestra Cartagena de Indias. Es considerado como un ave rapaz y posee un pico fuerte y curvo con el cual desgarra su presa. Cuenta con poderosas patas cuyas uñas son bien afiladas, las cuales utiliza para atrapar a sus presas.
Posee unas alas superfuertes y una excelente visión, siendo una de las cualidades más fascinantes de esta ave, por la cual ha sido admirada durante muchos años por los seres humanos.
Se localiza en las ramas y copas de los árboles desde donde vigila con detalles el movimiento de sus posibles presas. Por lo general vive en parejas en zonas bien definidas”.
En nuestros días, el alado predador, es otra ave inscrita en la lista roja de los animales en extinción en nuestra América, y tal vez su último refugio en las ciudades es la copa de los escasos árboles corpulentos que sobreviven, y las azoteas de los edificios muy altos que cada día se construyen en la selva de cemento cuya extensión aumenta de manera vertiginosa.
3.MIS ENCUENTROS CON EL GAVILÁN POLLERO.
Tal como escribí al inicio del presente escrito, mis encuentros con el gavilán pollero se iniciaron en mi niñez; transcurrido un largo tiempo, en la década de los años 70 del siglo pasado, observarlo en plena acción se convirtió en una constante, cada lunes en las mañanas cuando viajaba hacia Barranquilla, en la Vía de la Cordialidad, a culminar mis estudios de ciencias sociales y económicas.
Allí, en las alambradas cercas lucía imponente, hermoso, erguido y alerta a cualquier movimiento de sus posibles presas; con mayor velocidad que una saeta se lanzaba de improviso sobre el otro ave, roedor o reptil, el cual con seguridad se convertiría en el desayuno.
Con el paso de los años, los avistamientos fueron menos frecuentes y sólo lograba mirarlo, el mañana avanzada, cuando tal vez, acosado por el hambre, se atrevía a abandonar su refugio en el maltrecho bosque de La Popa y se colgaba de algún cable eléctrico en busca de una desprevenida víctima, en la cadena trófica(alimenticia) del mundo animal.
Después, cuando menos lo pensaba su presencia se volvió cotidiana en mi sitio de trabajo: La Institución Educativa Alberto Elías Fernández Baena. Al, en medio de una estupenda arboleda de cauchos, ceibas, tamarindos mangos y nísperos gigantescos todos, el gavilán pollero estableció su guarida; ello no fue gratis: una gran población de tortolitas y torcazas hizo también de aquel mini bosque urbano su refugio.
Igual decisión tomaron también las decenas de palomas que se refugiaron en los alares de los techos y hasta el cielo raso de algunas aulas, convirtiéndose en un serio problema sanitario que afectaba las actividades pedagógicas.
Entonces, pensando en la lógica de la cadena trófica, deduje que mi amigo de marras se convertiría en un gran aliado, ahuyentando a las palomas problemáticas. Sin embargo, el gavilán tomó otra decisión: tortolitas y torcazas eran una presa más fácil y a ellas se dedicaba. Entonces en este espacio específico, ninguna paloma se inmutaba ante su presencia: las víctimas posibles serían otras y no ellas.
Pero la vida, las circunstancias y los espacios ambientales cambian, con el transcurrir del tiempo:
Aquel predador, que no perseguía a las palomas en el Barrio El Bosque, se convirtió años después, en un empedernido cazador que día tras día acosaba al palomar existente en el edificio de mi residencia en el Pie de La Popa.
Por ello cada tarde, las alturas medianas del barrio se convertían en un verdadero campo de batalla entre representantes de la fauna local: el gavilán pollero siempre buscaba con afán la cena de las cuatro o cinco del atardecer entre la parvada de palomas que anidaban en las azoteas de los edificios o entre las tortolitas que se acariciaban en los muros de la urbanización; sin embargo, en el lapso de cuatro años, no logré observar que el depredador tomara alguna presa.
4. UNA TARDE DE TERROR EN LOS CIELOS DEL PIE DE LA POPA.
Sucedió en una tarde de fines del mes de octubre del 2020; a las cinco de la tarde, cuando las cotorras acostumbran descansar en un hotel de cuatro estrellas llamado “Palo de Mango”, y tórtolas y torcazas hacían igual en un árbol de guayaba, los cielos del Pie de La Popa se llenaron de terror en una superficie celestial de 500 metros.
El Gavilán pollero, que durante toda la pandemia (desde marzo) no había aparecido, retornó en ese momento vespertino, despertando el terror entre cotorras, tórtolas y demás; con su canto de ataque enloqueció a todos los alados que lo escucharon, los cuales se esfumaron en un instante del cielo gris de ese momento.
Sólo las decenas de mariposas que depositan sus huevos en el árbol de grosella, y cuyas orugas no descansan hasta dejarlo sin la última de sus miles de hojas de un verde muy hermoso, sólo ellas no se inmutaron ante la presencia del agresivo volador.
En esta ocasión las verdaderas víctimas fueron las palomas del vecindario; durante más de 10 minutos, las palomas alborotadas, volaron de un lado a otro, despavoridas y sin saber para donde coger, mientras que tres gavilanes con apetito desaforado, incansables, volaban tras ellas; ya no era aquella ave solitaria que años atrás veía en la vía de la cordialidad, y mucho menos las que observaba en El Bosque o en el otro sector del Pie de La Popa.
Se trataba ahora de tres hermosos ejemplares: una pareja de adultos y un joven gavilán que siempre volaba detrás y a una altura más baja que la de sus padres, tal vez aprendiendo el oficio de cazar para subsistir en un medio tan difícil como el sector urbano de Cartagena de Indias.
Al final del tiempo referenciado, el drama mostró sus resultados: esa tarde no fue posible conocer los resultados trágicos y sangrientos, que casi siempre produce este tipo de cacería, pero no por ello fueron menos mortificantes; un joven palomo, hijo de una pareja perseguida, aturdido, desorientado y totalmente agotado, cayó de improviso en mi patio, sin poder volar, sin sed, sin hambre; sólo atinaba a caminar y a refugiarse bajo de las matas más frondosas; así a este ritmo, totalmente traumatizado en su mente, considerada una de las más inteligentes del mundo de las aves y demás animales, pasó más de 24 horas ignorando los auxilios que le brindamos mis hijos Nathali,Ubaldo José y yo.
Finalmente, ante el hecho que el joven palomo no despegaba, no se atrevía a volar, la decisión fue llevarlo al parque Simón Bolívar para que se juntara con sus semejantes, con los cuales, con toda seguridad, olvidará el traumatismo de la persecución mortal a la que fue sometido junto con su familia, la cual, pienso yo no se libró de las garras del llamado también aguilucho.
5. A MANERA DE EPÍLOGO: UNA MIRADA FUGAZ AL GAVILÁN DESDE LA ECOLOGÍA.
En nuestros días, el gavilán y sus variadas especies, casi 20 es otro de las desafortunadas aves que están en extinción en Nuestra América. Diversos factores como la fragmentación de los espacios rurales, la tala de árboles en los centros urbanos, la presencia de pesticidas en la atmósfera y la desaparición de otras especies, que un día fueron su presa, son factores importantes, determinantes de esta situación, factores ocurrentes ante la permisibilidad de las autoridades ambientales locales, regionales y nacionales.
Clasificado, entre las aves de presa, goza de mucha antipatía entre los dueños de ganado, de aves de corral, y de otras personas, que de por sí no gustan de este tipo de aves por su natural comportamiento; desde esta perspectiva hay que tener presente que se trata de comportamientos establecidos por la naturaleza, lo cual no da pie, para aborrecerlo, mucho menos atacarlo, aunque puede herir la sensibilidad humana cuando ataca a alguna de sus posibles víctimas.
Sin embargo, es grato verlo cuando está tranquilo y otras veces expectante; su bello plumaje y su anatomía, permite hacernos disfrutar de otro ser prodigioso de la naturaleza.
Dios y Gaia, la Tierra Madre den larga vida al gavilán pollero y los humanos contribuyamos también con este gesto generoso.
Con los afectos de siempre, reforzados por lo alto, con el vuelo de las aves:
UBALDO JOSÉ ELLES QUINTANA.