Energías renovables, Paz, y Bienestar: Nuestros Sueños de Una Colombia Humana.
Cada año que transcurre en el calendario de la historia planetaria, las naciones de la Tierra se convencen de la necesidad de utilizar las energías renovables en calidad de opción de adaptación al cambio climático que afronta el mundo entero, salvar el planeta, o bien en busca de ganancias desde la óptica del capitalismo, aportando también a los dos primeros propósitos.
Colombia no ha sido ajena a estas iniciativas desde el siglo pasado, incluso con valiosos experimentaciones en materia de producción de energías renovables y limpias a partir de la luz solar, la fuerza y persistencia de los vientos y en menor grado, de la energía de las entrañas de la Tierra.
Hoy, gracias a Dios y el coraje de un puñado de hombres y mujeres visionarios, Cartagena de Indias se convierte en pionera en el uso de la producción de este tipo de energías que no contaminan y que se renuevan cada día que la madre Tierra da un giro de rotación a las 24 horas en torno al dios Helio: el sol, el astro rey.
Experiencias como las iniciadas por el Centro de Convenciones Cartagena de Indias, las del Corregimiento de Bayunca y otra zona rural, y las expectativas frente a la producción de energía eólica en Galerazamba nos llenan de optimismo a los ambientalistas y allanan el arduo camino que debe emprender el futuro presidente Gustavo Petro, cuya propuesta es la de fundamentar la economía nacional en el uso de estas energías, para sustituir en buena proporción el uso de combustibles fósiles como el petróleo y el carbón, siguiendo el ejemplo de Alemania, una de las naciones capitalistas más desarrolladas de la Tierra.
Así, en un largo período de transición, Ecopetrol, muy lejos de desaparecer, junto con otras empresas oficiales y privadas del ramo, a la par de las industrias extractivas de carbón, se fortalecerían comprometiéndose con la búsqueda y producción de energías renovables, dejando atrás sus actuales efectos de contaminación destrucción y muerte a los seres vivientes.
Respetar los acuerdos de paz, firmados con la antigua insurgencia guerrillera, convertida hoy partido político, es la otra opción que tendremos los colombianos, una vez elijamos al candidato de la Colombia Humana, sin que haya impunidad o se burle a la justicia, se le tema a las modificaciones y fortalecimientos del acuerdo que han de redundar en beneficio de un pueblo que dejó de matarse estúpidamente entre sí, desde cuando se dio la firma que tanto ansiábamos los colombianos.
Desmovilizar, mediante acuerdos con quienes persisten en el uso de la violencia de cualquier género, para conseguir objetivos grupales a costa del bienestar de las mayorías, es factor imprescindible en las actuales circunstancias del país, sin que los contrincantes se consideren invencibles en un trágico proceso en el cual sólo gana, el más poderoso jinete del apocalipsis: La muerte
Hoy por hoy, el imperativo es desterrar la violencia de cualquier fuente que surja, para respetar el más sagrado valor de los humanos: la vida y la vida con dignidad; sólo un gobierno que asume compromisos con la paz desterrando las causales de la violencia, basadas unas en las injusticias seculares, otras en las ideologías políticas de las extremas… y otras extensas de referenciar.
Sólo un Estado que promueve y garantiza la Paz, es capaz de lograr el bienestar de los ciudadanos de cualquier condición social, política, económica y cultural, bienestar que para nosotros los cartageneros y colombianos se traduce en
Educación de la primera infancia, básica, media y superior.
Salud preventiva y curativa, accesible con calidad a todos los sectores comunitarios y ciudadanos.
Trabajo decente para obreros, empleados, artesanos, ejecutivos y toda la gente laboriosa que se ocupa por su propia cuenta; fortalecimiento de la exigua clase media urbana y rural; fortalecimiento de la agroindustria y de la mediana propiedad rural, sin recurrir a expropiaciones, pero eso sí conduciendo a la producción al latifundio improductivo, todavía de corte semifeudal que priva al humilde campesino de un pedazo de tierra donde subsistir.
Estos son a mi juicio algunos de los planteamientos de la Colombia Humana que hoy nos proponen; esto es parte de la Colombia Humana que soñamos con energías renovables, paz bienestar para todos los colombianos sin distingo alguno; respeto a las libertades individuales y colectivas; respeto a quienes tienen ideas e ideologías diferentes; puesta en marcha de la función social de la propiedad privada; respeto a los poseedores que producen el bienestar individual y colectivo.
Pero… mi Colombia Humana es también el regreso a los tiempos pasados cuando la ética del capital ponía límites decentes a sus ganancias y si bien la plusvalía siempre ha estado vigente, el capitalismo salvaje avergonzaba a un importante sector de esta clase social; vale escribir : una Colombia Humana con equidad y sin la desmedida ambición de los egoístas que todo lo quieren para sí y para sus reducidos grupos de afecto y complicidad malévola.
Esta es la Colombia Humana, que sueño para todos los colombianos, bolivarenses y cartageneros, para mí y mis familiares, y daremos los primeros pasos en firme en su construcción, cuando este domingo 17 de junio/18 llevemos a la presidencia a su más connotado líder.
Con los afectos de siempre.
Renovados este 2018.
uellesq@hotmail.com