Indígenas del Cabildo de Membrillal: Víctimas de Opresión y Despojos.


Indígenas del Cabildo de Membrillal: Víctimas de opresión, Despojos y Desalojos.
El año 1533 marcó el inicio de la destrucción de las culturas indígenas de Cartagena de Indias y sus cercanías; numerosas tribus y poblados del entorno sucumbieron ante la violencia de los invasores, ávidos de metales preciosos y con estos entre manos, la fortuna que los convertiría en señores e hidalgos de un reino europeo que se consumía en medio de sus miserias materiales y espirituales.
Las primeras “entradas” de Heredia y sus huestes conquistadoras, buscando un sitio apropiado para fundar capital de la gobernación convenida en las capitulaciones firmadas con la corona de España, lo condujeron al territorio del Gran Zenú que ocupaba parte del territorio de las sabanas de los actuales Departamentos de Bolívar, Córdoba, Sucre y una porción de Antioquia.
L a presencia demoníaca de los invasores trajo consigo la muerte de miles de indios Zenúes la violación de las tumbas, con formas de túmulos, de los gobernantes y nobles, para apoderarse del oro y las joyas con que un pueblo, de los mejores orfebres de la amerindia honraba la memoria de sus muertos.
A la par de ello, saquearon los templos, es decir, los lugares sagrados donde los Zenúes rendían culto a sus dioses, donde su vida espiritual se revitalizaba entendiendo que la madre naturaleza, era también digna de respeto y cuidados supremos y que sus semejantes merecían suerte igual.
En primera instancia echaron mano a las representaciones sagradas significativas, luego a las ofrendas que hacían las comunidades y por último el saqueo se extendió hasta las viviendas, cual asaltantes desaforados por el hambre del metal precioso.
Después, cuando el robo descarado acabó con la mayor parte del oro de las tumbas, los templos y las viviendas familiares los sobrevivientes a la violencia genocida fueron convertidos en esclavos a secas, la práctica social más aberrante de la historia de la humanidad, con la cual españoles, portugueses, ingleses, franceses y holandeses pisotearon la dignidad de los humanos de África, y nuestra amerindia en los 300 y más años de la dominación colonial, que aún no se extingue en el mundo.
Después de las Leyes de Indias (1542), las leyes del “Se acatan Pero no se Cumplen”, la mita y el resguardo, a los Zenúes y a los demás sobrevivientes indígenas los convirtieron en hombres y mujeres libres de manera formal, pero esclavos en la inmisericorde y trágica vida real.
Luego los sobrevivientes del genocidio, junto con el resto de los humildes del virreinato abrazaron la causa de la independencia y tomaron las armas en pos de las promesas de paz, tierra y libertad ofrecidas por los criollos, promesas jamás cumplidas por los míseros intereses de las nuevas clases sociales dominantes, una vez que el ejército Popular Libertador dirigido por nuestros conocidos héroes, logró eliminar la dependencia de España.
Más la independencia trajo el Resguardo, y a los Zenúes y demás amerindios de la Nueva Granada se les confinó a tierras inhóspitas e improductivas, reservándose los criollos los mejores territorios para sí, acelerando el proceso de extinción iniciado unos siglos atrás.
Pero los Zenúes y las demás etnias indígenas sobrevivientes fueron despojadas también de sus resguardos, sometidos a la miseria oprobiosa que busca, sin conseguirlo, aniquilarlos hasta nuestros días.
Miles de resguardos fueron convertidos en fincas, estancias y haciendas y el indígena no tuvo más camino que huir junto con sus mujeres embarazadas, con sus ancianos a cuestas y con sus niños y niñas en sus regazos, tal como ocurre hoy, casi después de 200 años, en el Cabildo Zenú de Membrillal, aquí en las goteras de la Fantástica Cartagena de Indias del año 17 del siglo XXI.
La opción que brindaron los nuevos conquistadores fue convertirlos en peones, en “siervos sin tierra”, en esclavos modernos en la práctica, tal como hoy viven miles de miles de campesinos y desplazados de la nación.
Pero la violencia fratricida que enluta a la nación colombiana: el conflicto armado por todos conocido y vivido en forma directa, y que produjo 9.5 millones de víctimas, trajo con ellas siete millones de desplazados, de los cuales la población de los Zenúes es una parte significativa.
Así, más de 100 familias amerindias, huyendo con los escasos bienes que lograron cargar, en calidad de desplazados por la injusticia se ubicaron en Membrillal, buscando el sosiego que los violentos de su tierra natal les negaron.
Aquí permanecieron, desafiando el infortunio durante siete años, confiando en la falsa promesa del Estado de otorgarles la propiedad de la tierra que ocupaban en calidad de arrendatarios con la intermediación financiada por el Distrito, garante además de la compra de los terrenos.
Pero hoy, cuando el mundo entero, rinde homenaje a los Pueblos Indígenas del orbe, cuando la ONU ha declarado que el nueve de agosto de cada año es el “Día Internacional de los Pueblos Indígenas de La Tierra”, con el propósito de llamar la atención a los gobiernos nacionales y locales para redimir a las etnias más desprotegidas como las nuestras, el Distrito de Cartagena, intenta desalojar a más de 100 familias del Cabildo, del predio que ocupan utilizando la fuerza policial, disparando bombas de gases lacrimógenos, destruyendo algunas de las humildes viviendas levantadas y con la prohibición de continuar allí en ese espacio vital.
Sin embargo, este nuevo despojo, este nuevo atropello, contra nuestras etnias amerindias no pasará:
Primero: Porque se trata de una de las comunidades más victimizada y re victimizada a lo largo de nuestra historia.
Segundo: Porque está en juego la vida de decenas de niños, niñas, ancianos ancianas y mujeres embarazadas, la población más vulnerable del drama humano que se vive.
Tercero: Porque el Distrito de Cartagena de Indias, está obligado moral y legalmente a dar solución definitiva al conflicto humanitario.
Cuarto: Porque a pesar de la crisis de autoridad que hoy vivimos los cartageneros, todavía quedan funcionarios probos que se atreven a levantar las banderas de la justicia social, a favor de los más desprotegidos y perseguidos.
Quinto: Porque la Alcaldesa local 3 de la ciudad, presionada por las circunstancias y voces de protesta por la absurda decisión, suspendió la diligencia de desalojo contra los indígenas después de una reunión con los propietarios del terreno y otras autoridades del Distrito.
Sexto: Porque Cartagena de Indias, no puede continuar construyéndose con base en la injusticia, la exclusión, el atropello a los más humildes, la corrupción y el saqueo del erario.
Séptimo: Porque en ocho días el Distrito debe presentar una solución definitiva al conflicto y la mejor de todas las opciones es adquirir r las tierras referenciadas (cinco hectáreas) y dar la titularidad al cabildo, acorde con las normas nacionales.
Octavo: Porque los pueblos indígenas del mundo, entre ellos los colombianos y de manera especial los Zenúes son considerados como los Pueblos Sabios de La Tierra, los mejores garantes de su conservación y sostenibilidad ambiental y social.
Por ello, por su carácter de sobrevivientes del gran holocausto producido por la colonización española, por su carácter de desplazados víctimas del conflicto armado, por ser nuestros hermanos de sangre e identidad cultural, se merecen la tierra que ocupan y mucho más: el sagrado derecho a una vida con dignidad, con la dignidad, que unas ridículas minorías le niegan a las mayoría populares.


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