Joe Arroyo :Primera Parte: Un Canto a la Vida, el Amor y el Ambiente.
Transcurría la primera década de los años 60 cuando conocí a Álvaro José en un comedor escolar del Barrio Nariño, al cual asistíamos también los estudiantes del Colegio El Divino Infante del Barrio La Esperanza, regentados ambos establecimientos por sacerdotes de la Compañía de Jesús.
La empatía con Álvaro fue de inmediato y pronto cultivamos una sincera amistad entre nosotros, al punto que nos visitábamos en las residencias familiares de cada uno en los días de la semana.
Sin embargo, los momentos cumbres eran los sábados, cuando en compañía de mis hermanos Rafael y Jorge, junto con algunos primos, recorríamos las estribaciones del Cerro de La Popa en nuestros barrios, y debajo de la sombra de una bonga gigantesca o de un florecido Guayacán conversábamos en torno a la escuela, los compañeros de estudios y la película de la vespertina del domingo en los teatros, Colonial de la Quinta, el Variedades de Torices y Granada del Barrio Chino .
Era el momento propicio para “chicanear” así como lo hacíamos en los buses de La Esperanza o después de la misa dominical, a la cual asistíamos por convicción o por obligación para no cometer pecado mortal, de acuerdo con los dogmas temporales de la iglesia católica.
Pero, casi siempre, el tema central de la conversación giraba en torno de las mujeres que íbamos a tener cuando grandes, y a mi vocación temprana de ser artista de cine; no en vano yo era hijo de Rosita Quintana, cantadora incansable de rancheras y corridos mexicanos, tocaya de una gran cantante del país de los Aztecas, de quien había heredado ese goce especial por la música de la nación mexicana, y soñaba ser galán como Miguel Aceves Mejía o Tony Aguilar cuyas canciones me sabía de memoria, o tal vez como Fernando Casanova, el de la Sombra Vengadora, película taquillera en los años 50 en los teatros de Turbaco, donde transcurrieron mis primeros 12 años de vida.
Por su parte, mi hermano Rafael y Álvaro, ya desde muchachos soñaban ser sólo cantantes y tenían todas las cualidades para serlo, aunque , como canta Leo Dan: es el tiempo quien después dirá.
Así con el paso de la vida, mi hermano se hizo un buen intérprete e incluso hizo parte del coro de los empleados de J.V mogollón , dirigido por el maestro Joaquín Ríos Rot. En esa década de los 60, con más exactitud en el año 1967, Rafael Elles como solista acompañado de este coro amenizó la velada de coronación de la señorita Bolívar interpretando Navidad Negra, esa que dice :
En la playa blanca de arena caliente,
Hay rumor de cumbia y olor a aguardiente,
Y en todas las rancherías,
se oyen bonitos cantares…
La gaita se queja,
suenan los tambores,
en la noche buena de los pescadores…
El pescador de mi tierra, el pescador de mi tierra…
Mas la vida continúa inexorable y “mi hermano y yo” como escribió Emiliano Zuleta, nos dedicamos a salir del círculo, de la trampa de la pobreza, con el estudio, considerado como una de las estrategias más efectivas para derrotarla.
Ya mayorcitos, creamos el conjunto Pasión Vallenata, para “parrandear a lo bien”, amenizar las fiestas familiares, e incluso, en muy contadas ocasiones logramos firmar unos contraticos.
El, como voz líder, yo como primera voz del coro y el inolvidable amigo Rodolfo Mina Soler , (quien descansa en la gloria de Dios) nos hicimos acompañar por el acordeón de Oscar Carrillo, de la dinastía musical de los Carrillo de Turbaco, De los hermanos Vega, de manera especial de Lucho Cartagena , Quienes en años recientes han disputado el segundo lugar en el Festival de La Leyenda Vallenata y de otro gran acordeonero cartagenero, como es José Correa.
Álvaro por su parte, decidió hacer realidad el sueño que lo colocó entre los grandes artistas del mundo, y nuestra amistad de muchachos se desvaneció y sólo lográbamos saludarnos en sus presentaciones en el Carnaval de Barranquilla, a las cuales yo asistía siempre invitado por él en la zona de VIP.
En uno de estos encuentros , sin fechas Joe me comunicó su decisión irreversible de agradecerle a “Curramba La Bella” lo mucho que le quería, con lo mejor que él sabía hacer en esta vida: cantar; por ello un día cualquiera, tal vez en una noche de descanso, acudió a su Musa Original y bajo la inspiración del sentimiento del amor , la pasión y la gratitud le nació esta hermosa pieza musical:
Del Caribe aflora bella, encantadora.
Con mar y rio, una gran sociedad.
Barranquilla hermosa,
Yo te canto ahora, con gratitud y amor
Del cantor al pueblo que adora,
A la nobleza y sentir,
De su gente acogedora,
A mi patria chiquita,
Que me apoyó…
Retornando al inicio, hoy, más de cuatro décadas después, pienso de manera muy personal, que fueron esos escenarios de la naturaleza hecha cerro de la Popa o hermosas mujeres cartageneras los que sirvieron desde entonces de inspiración a mi amigo Álvaro, se convirtieron en su Musa Original, ahora en su nueva personalidad del Joe Arroyo, para hacer sus propias composiciones o para incluir en su repertorio artístico, canciones relacionadas con la vida, el amor a las féminas y el ambiente, este del cual hacemos parte en la naturaleza, la cultura , la sociedad y la economía , entre otras.
Sin duda alguna y sin sabio a bordo que me corrija, debo señalar que la música del Joe Arroyo, es y seguirá siendo hasta la eternidad de los siglos de nuestra civilización, un canto a la vida, a la alegría de vivir, al amor, a la tierra al goce de los momentos buenos compartidos con amig@s, familiares y la mujer querida.
De verdad que el canto más hermoso del Joe a la mujer amada es sin discusión alguna
Mi Mary,
mujer tentadora ,sensual,
boca encantadora ,
Capaz de hacerme olvidar dolores,
si no fueras mía, yo no sé qué haría sin tí,
yo te haría sentir amores…
Pero yo soy un cantante de ilusiones,
Sólo canciones y amor te doy mi Mary,
Rompe tu risa el cristal de mi soledad.
Mi Mary…
Sin embargo, las notas de esta, se interrumpieron para dar paso a otra canción que se aproxima a Mary, no en su música si no en su letra,llegada desde Venezuela…
Rosa Angelina:
Te comparo con el sol, morena,
Cuando el día viene rayando,
Y la luna en el palmar y la luna en el palmar,
con el día se va ocultando.
Y si Dios me concediera, morena,
Una petición divina,
Sólo a ti pediría , sólo a ti te pediría,
cariño Rosa angelina.
Las orquídeas son preciosas, morena,
los nardos y las clavellinas,
Pero, nadie como tú, pero nadie como tú,
Catira Rosa Angelina.
Tus ojos son dos lagunas, morena,
Habitados por garzones,
por eso vas por el mundo, por eso vas por el mundo
destrozando corazones…
Al escuchar ,esta canción interpretada por El Joe, mi mente se trasladó a un largo tiempo pasado sin precisar, cuando Rosa Angelina fue interpretada por Juan Vicente Torrealba y Mario Suárez de Venezuela y por el gran Aníbal Velásquez.
Sin embargo, la versión menos antigua , la de Jorge Oñate, hizo revivir otra vez el pentagrama de mi vida.
Evoqué entonces aquella noche cuando empecé amores con una sabanera, convertida en una catira total, recién llegada de la actual República Bolivariana de Venezuela, dulce y cariñosa, como todas las mujeres de la sabana de Córdova, Bolívar y Sucre.
Norma y Clara, de igual manera, venidas de la sabana compartieron conmigo momentos felices, en lapsos románticos diferentes, matizados también por esta y otras canciones alusivas a la mujer , tales como “Mi Salvación” de los Hermanos Zuleta; ellas, como las canciones siempre tienen un espacio especial en mi corazón, grato de por vida, con los buenos quereres.
Así el sabor y los arreglos que el Joe le hizo a la canción, la convirtió en una nueva pieza musical a pesar de los muchos años que llevaba de existencia cultural; no fueron vanos los esfuerzos vitales del músico caribeño.
Más en lo referenciado al amor de la mujer, hay que resaltar el más sublime de ellos, el amor a la mamá, a esta que Joe canta con tristeza, cariño y reconocimiento a lo que a muchos hijos les falta reconocer…
Mamá, ay mamá
un bello sueño tuve ayer
yo me volví a enniñecer…
Aunque no soy un poeta, pongo la intención vieja,
Cuando estoy enfermo te lloro y recuerdo,
Y todas las noches le pido a mi Dios
que a ti te tenga bien
Pero también, Joe en su cosmovisión de ritmos, interpretó y creó poemas musicalizados referenciados a las estaciones del ambiente en su expresión climática, destacándose la significación que le dio a la estación seca, a la cual muchos llaman: El Verano:
Vengo a decirles compañeros míos,
Llegó el verano,
Ahora se ven los árboles llorando ,
Viendo rodar su vestido,
Lo que han tenido ,
Con grandes placeres,
lo que el invierno con gusto les da
Uno por uno deben de caer
y por el suelo les toca rodar…
Todos los pueblos del Rio Magdalena,
están deseando, viven deseando,
Que se repita este fuerte verano ,
Pa” ver si así no se aniegan,
esto no debe suceder así
porque entonces no se puede sembrar,
si este verano vuelve a repetir,
quien sabe dónde iremos a parar…
El Verano, del gran Maestro Leandro Díaz tuvo también un extraordinario interprete, com lo fue Alejandro Durán, con una letra más corta a la cual Joe le añadió otros versos, sin contar con la interpretación que hace Ivo Díaz, hijo de Leandro, canción con muchos versos, tal vez producto de la imaginación del hombre que “vio con los ojos del alma” .
No obstante esta canción que no representó un éxito para Joe, el continuó con su dedicación al verano y de ahí surge entonces la interpretación de
Abandonaron el campo:
Cuando el verano ha secado el campo,
Se vuelve todo un problemón…
Se marcha el chico y hasta el mayor,
Todos comienzan la emigración,
Se van los Flórez, Los Molinares,
Los de la finca de Pantaleón.
Se queda solo el platanal y la frutica de mamey.
Abandonaron el campo como si perdieran la fé…
Finalmente, Joe en sus composiciones e interpretaciones abordó el tema del ambientalismo social, condenando la violencia urbana, de manera especial la que le tocó vivir en Medellín, de acuerdo con algunas versiones de amigos y periodistas y sobre todo , la de él mismo.
La Guerra de los Callados confirma esta apreciación:
La noticia se ha regado
¿Qué cosa será?
La guerra de los callados
¡Preparada está!
Todo el mundo está enterado
Confuso entonar
La guerra mata al hermano …
¡Queremos la paz!
¡Bendito!
¡Sálvese quien pueda!
¡Ay que pena señores
Todo el mundo en guerra!(bis)
En una noche de mayo
En mi Medellín querido
Ocho bombas estallaron
Se mete un gran cataclismo
Cuando el combate acabó
Muchas vidas se esfumaron
Corriente de llanto humano
Recorrieron los caminos
ay que pena señores,
todo el mundo en guerra!...
Así durante muchos años Joe Arroyo continuaría cantando a la vida, el amor, el ambiente y a lo que más le gustó: “La Música de mi Tierra”. CONTINUARÁ…