La Independencia Inconclusa :203 Años Después


La Independencia Inconclusa de Cartagena: 203 años Después.

203 años han transcurrido desde aquel 11 de noviembre de 1811, cuando el pueblo raso y humilde de Cartagena, dirigido por sus líderes políticos del Barrio de Getsemaní y por los líderes de la aristocracia criolla, representantes de esclavistas, comerciantes, hacendados, religiosos, cabildantes, alcaldes ordinarios y otros sectores sociales, pusieron fin al dominio colonial de más de 300 años  impuesto por monarquía  del Estado monárquico español, sobre nuestro territorio actual.

Sin embargo, la reacción militarista de la reconquista de los colonialistas y la división interna de nuestras fuerzas políticas posibilitaron el nuevo triunfo de los imperialistas, quienes en 1815 con el sitio de Cartagena, recuperaron la plaza, no sin antes arrasar a esta y las  poblaciones cercanas, eliminar ¾ de la población insurgente y las mentes más brillantes de la época que habían adoptado la ideología de la Revolución Francesa de 1789   y los fundamentos del gobierno democrático,  los cuales  establecieron en el nuevo Estado de  Cartagena de Indias.

Pero ni la injusticia ni la opresión son eternas y en octubre de 1821, humillado al igual que las tropas del almirante inglés Sir Eduard Vernon en 1741, el derrotado ejército español abandonó la ciudad.

El último rey fue Fernando VII,

El último virrey: Juan Sámano

El último gobernador: Gabriel Torres

La dependencia colonial tocó su fin gracias a las acciones libertarias del Ejército Popular Libertador formado por algunos de los sobrevivientes del sitio de 1815, negros, mulatos, pardos, indios, mestizos y blancos pobres, liderados por el almirante José Prudencio Padilla, el venezolano Mariano Montilla y el general José María  Córdoba , bajo el alto  mando militar de Simón Bolívar Palacios y francisco de Paula Santander.

No obstante, los centenares de miles de vidas de gentes del pueblo sacrificadas y  de los cientos de líderes inmolados, el imperialismo inglés, ese que bajo nuevas formas representan  hoy la reina Isabel II,  el príncipe Carlos y la condesa de Cornualles ,estableció un nuevo tipo de dependencia sobre la naciente nación colombiana, mediante  préstamos  internacionales, el comercio, la diplomacia y el reiterado uso de las armas y nuevos sitios a Cartagena por la armada inglesa, ésa  a la que se le rindió un desafortunado homenaje hace pocos días.

Más de 70 años después la dependencia neocolonial de los Estados Unidos de América se entronizó en nuestra nación, hasta nuestros días, demostrando que la  independencia fue “Una Revolución Inconclusa” como la definió el Maestro Orlando  Fals Borda, orgullo de los intelectuales del Gran Caribe.

En nuestros días, los efectos de la revolución inconclusa saltan a la vista en Colombia y en nuestra Cartagena de Indias:

L a esclavitud moderna  de asalariados, empleados y trabajadores de la economía informal es manifiesta y expresa en las difíciles condiciones de vida que afrontan estos sectores.

No obstante lo anterior, condiciones de vida más difíciles  todavía afrontan los desempleados, los excluidos, los desplazados, los indigentes, los niños , jóvenes y adultos  de la calle.

Las promesas de los libertadores sobre igualdad, libertad y fraternidad quedaron en nuestros escudos e himnos de carácter local y nacional.

El Estado de la democracia participativa propuesto desde 1810 continúa siendo un sueño inalcanzable, ante el cual  predomina el autoritarismo  y  la exclusión y la democracia de papel.

El derecho a ser elegido se convirtió en privilegio de unos pocos  que manejan el poder económico para la compra y venta  de votos, y así mismo el derecho  a elegir quedó viciado por este mismo proceso, sin descontar el fenómeno de la abstención mayoritaria en las justas electorales y  el tímido ”voto en blanco” de los inconformes militantes.

La paz y la concordia que ofreció la dirigencia de nuestros libertadores y nuestros generales de las guerras civiles de fines del siglo XIX quedó escrita con “letra muerta” en una de las puertas de la ciudad  abaluartada, la cual lleva este nombre y comunica al Barrio San Diego con El Cabrero, a través de la Avenida Rafael Núñez Moledo.

Muestra de ello es el avance creciente  de la violencia cotidiana, los homicidios, el maltrato a la mujer, la violencia intrafamiliar, la violencia activa contra los animales y la explotación inmisericorde de los “caballos cocheros”, la cual continúa avante para no perder nuestra estúpida tradición colonial que se complementa con las famosas y decadentes corridas de toros.

Más la situación social no se queda atrás:

El abandono familiar afecta cada día a mayor número de hogares multiplicando los casos de madres “cabeza de familia”, los hogares disfuncionales, las madres solteras y los niños de la calle.

El fenómeno de la “gentrificación”, es decir el desplazamiento de los habitantes de  un barrio popular por gentes de mayor poder económico, se acentúa  de manera acelerada afectando a los habitantes de la Boquilla, y Getsemaní, abriendo la brecha  aún más entre los poderosos y los desposeídos.

La  Franja de los estratos  1 y 2 se acrecienta en la ciudad mientras que la de los estratos  3 y 4 de clase media  se adelgaza de manera notoria profundizando  en mayor grado la brecha de la inequidad en la ciudad en la cual más del 80% se reconoce y vive como pobre.

Ya en un final provisional sobre este tema “con mucha tela que cortar”,   debe destacarse

que algunos representantes de las clases dirigentes todavía continúan añorando la dominación colonial al  mantener el servicio de caballos cocheros en las zonas turísticas, al retirar de los documentos oficiales el escudo republicano que tantas vidas cobró su adopción por los patriotas: pueblo y dirigencia criolla en 1812 y al rendir homenajes  a personajes de la realeza británica, quienes representan en la historia de la humanidad a los regímenes que  en  el tiempo  de su apogeo y predominio  negaron los más elementales derechos humanos y hoy lo hacen  en alianza con los representantes de las clases adineradas.

Hoy, cuando transcurren los 203 años  de la primera  independencia  declarada en una ciudad colonial, el llamado respetuoso es a la reflexión por parte de los gobernantes, partiendo del principio que las conquistas conseguidas como es  el de la adopción  del escudo republicano no pueden ser desconocidas,  al igual que el derecho a la vida digna de los animales.

Por otra parte, la construcción de una sociedad  normada por el Desarrollo Humano Sostenible debe ser un propósito inaplazable, para garantizar también  una vida digna a las mayorías cartageneras.

Para ello la visión  hoy predominante de un Distrito empleador mediante la oferta de empleos burocráticos debe ser reemplazada  y agenciada por un “Distrito Emprendedor y  Productivo”, que genere empleos a través de sus empresas públicas de aseo, acueducto, reforestación, servicios ambientales,  servicios financieros y otros que producirían un mayor número de empleos y fortalecerían las arcas de la ciudad fundamentadas en el sistema impositivo (de los impuestos) y las transferencias nacionales.

Obvio es entonces que debe revaluarse el actual sistema, que en aras de la filosofía  neoliberal, entregó las empresas del gobierno sostenidas, con nuestros impuestos y pago de servicios, a privilegiados empresarios nacionales e internacionales como sucede en la actualidad en nuestra ciudad.

Procurar reducir las brechas de la inequidad, de la exclusión, la pobreza, el hambre, la injusticia, la corrupción y tantos otros males que nos  aquejan a los cartageneros  debe ser un compromiso más eficiente  de  las autoridades y de todos aquellos quienes manejan poder en  las diferentes facetas de la economía, la sociedad, la política y la cultura.

Atender de mejor y más eficiente manera la crisis ambiental que sufre la ciudad, centrada en  el  cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, la contaminación de la bahía con mercurio, la  contaminación de los cuerpos de agua y las debilidades de educación ambiental es dar un paso firme con la construcción del Desarrollo Humano Sostenible.

Depurar las prácticas políticas actuales y ejercer el voto limpio es un deber que nos compromete a todos en este difícil proceso de construir desarrollo humano, acompasado con la práctica de distribuir de mejor manera el producto global de la riqueza obtenida con el esfuerzo de obreros, empleados y empresarios inversionistas.

Respeto total y garantía del derecho al bienestar del “otro” y a los intereses de bienestar de las generaciones futuras es el “principio rey “de esta propuesta, de esta filosofía que hoy se abre paso en el mundo y que Dios permita que se fortalezca en nuestro Distrito, lo cual sería el mejor homenaje a los hombres y mujeres que 203 años atrás entregaron su vida por la libertad!

Hoy, más que  nunca es imprescindible visibilizar de nuevo los nombres de los héroes populares inmolados durante el sitio de 1815 cuyos apelativos  desaparecieron en forma misteriosa del “Camellón de Los Mártires”, para que la juventud entienda que  los mártires los puso el pueblo cartagenero en su totalidad y no sólo el sector de los poderosos!

Más para cerrar con broche de oro es necesario fortalecerla memoria grabada en los libros, en las aulas, la memoria forjada con la palabra y obra de aquellos maestros quienes desde la educación inicial hasta la universidad, “cuentan” ahora la nueva historia social y económica de Cartagena, vale decir, es necesario rescatar la Cátedra de Historia de Cartagena, cuyos cimientos y parte de su estructura vital está vigente en nuestros días.

Este es el tamaño del reto del Desarrollo Humano Sostenible, 203 años después de la primera independencia; difícil lograrlo, pero no imposible!

 

 

 


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