La Popa: Más allá de la Leyenda del Macho Cabrío.


La Popa: Más Allá de La Leyenda del Macho Cabrío.
Desafiante desde hace más de dos millones de años, cuando el movimiento de las capas tectónicas de la Tierra y el fenómeno del diapirismo lo hicieron levantar y desde cuando las aguas del océano mundial se retiraron de nuestro suelo , ahí está la simbólica colina, donadora de vida, y albergue de la vida de esta porción del planeta.
Allí, aunque cediendo espacio cada día que pasa, a escasos 30 metros de la avenida central de Cartagena, que deshonra con su nombre a los amantes de la libertad, allí desde esos remotos tiempos lo colocó la naturaleza para que suavizara el clima cartagenero, para que la vida silvestre pudiese reproducirse a sus anchas y para que nunca más las bravas aguas del Mar Caribe se juntasen con las del tranquilo caño que hoy conocemos con el nombre de Bazurto.
Cuando la codicia de los invasores del siglo XVI, lo avistó por vez primera, no dudaron en llamarlo Cerro de La Popa por el extraordinario parecido con la embarcación denominada Galera, o mejor, con la Popa de la Galera, convirtiéndose en un gigantesco “faro verde” que orientaba a los intrépidos y facinerosos navegantes de la época, buscadores de tesoros, especias y esclavos, a punta de “sangre y fuego”
Ahí en la cima, refugio de indios y negros cimarrones se construyó un humilde adoratorio de techo de palma al dios indígena Buziraco, un ser invisible, pero que podía adoptar, a voluntad, una forma cualquiera; el sumo sacerdote conocido durante los años 1598-1614, fue el mestizo Luis Andrea, a quien la inquisición le condenó a ocho años de remo en galeras, por su calidad de profeta de un dios que no era el de los cristianos intolerantes.
Después, soñado por un fraile iluminado, del interior del país, en una de sus conversaciones con Dios y La Virgen de las Candelas, dejó de ser el seno del adoratorio del dios Buziraco, para convertirse en un lugar sagrado de los cristianos católicos, fieles creyentes de las divinidades de su santoral.
Adornada su cima con una modesta construcción religiosa en 1606, once años después y hasta 1622, en La Popa pronto se construyó un imponente convento desde el cual se divisa la ciudad completa, con sus emporios de riqueza desde ese entonces, y las barracas de miseria de los esclavos que sobrevivían en medio de la indignidad, en que la injusticia puede someter a un ser humano; de noche, la torre iluminada con un farol servía de guía a los navegantes quienes erigieron a la virgen en su patrona
Cuenta la historia que Buziraco era la escultura de un macho cabrío o cabrón animal elaborado en oro de buena ley, al cual se le rendía culto y se le hacían ofrendas, mandas y peticiones, dios que cada día cobraba más adeptos, en la medida que los esclavizados escapaban de sus de sus viles amos; de noche, la torre iluminada con un farol servía de guía a los navegantes
Iluminado entonces, por la Virgen de La Candelaria, Fray Alonso de La Cruz Paredes, irrumpe en el lugar sagrado de los nativos y cimarrones y arroja el macho cabrío por el precipicio, al cual el imaginario popular denomina “El Salto del Cabrón”.
Ahora, con estas afirmaciones andamos el camino de la leyenda, porque es muy improbable que los acompañantes del sacerdote fuesen a permitir semejante desafuero: arrojar un tesoro tan valioso, tan anhelado y tan necesitado en la época; lo más seguro es que la imagen fuese fundida y convertida en monedas de a real; sin embargo, este es el ámbito de las suposiciones y la historia como ciencia, sólo se construye con la explicación de los hechos reales.
Caído el Dios Buziraco, la presencia de la Virgen de la Candelaria se entroniza y la deidad se convierte en patrona de la ciudad, protectora de todas las clases sociales, amparo de los navegantes y esperanza de los humildes y desposeídos, quienes proclaman toda suerte de favores y milagros de la piadosa virgen.
Desde entonces, cada 24 de enero hasta el 2 de febrero de cada año, se realizan las fiestas de La Candelaria con miles de millares de devotos, convirtiéndola en una de las festividades más importantes de la ciudad y sus cercanías.
Desde estas anteriores perspectivas, La Popa se convierte en el cerro símbolo de la ciudad desde lo ambiental, lo religioso y lo cultural.
Sin embargo lo símbolos no son eternos y con el paso del tiempo pierden importancia en el imaginario de las gentes o desaparecen para siempre; vale decir la simbología entra en crisis como sucedió con el cóndor de Los Andes y el Canal de Panamá en nuestros símbolos patrios.
Hoy, La Popa no es la excepción y las festividades religiosas de la Virgen de la Candelaria han perdido, para miles de cartageneros la devoción de antaño y están convertidas en una fiesta mundana de tercera categoría, pese a los esfuerzos que realizan diversos actores culturales de la ciudad.
Ahora, el Cerro de La Popa vive su más profunda y aguda crisis ambiental, la cual obligó a la Defensoría del Pueblo a solicitar medidas cautelares para la colina, ante la Alcaldía Mayor del Distrito.
Más hoy La Popa:
-Continúa siendo el cerro simbólico de la ciudad, pero de una ciudad que le dio la espalda con la indiferencia de sus gobernantes y la malquerencia de ricos y pobres que se treparon a sus faldas para destruir la biodiversidad sobreviviente remplazándola por las casas de cartón de los pobres y el alambrado de los invasores de cuello blanco.
-Sin embargo, el cerro sigue desafiando la adversidad de la erosión, los impactos negativos del cambio climático sobre la flora y la fauna, amparado sólo por el poder de Dios y la naturaleza y de la virgen de las candelas, que rehúsa a irse a otro sitio, por el amor a sus fieles, en franca disminución, por la devoción manifiesta aunque sólo sea por nueve días al año, con las consabidas excepciones de unos pocos cartageneros.

-De frente a una ciudad que le dio la espalda, liderada por sus gobernantes, sigue esperanzada, agarrada a la misericordia de los gobernantes, a la compasión de los cartageneros, al milagro de La Candelaria que conmueva los corazones de piedras de quienes fríos imperturbables, la han visto desparramarse, y observar con indiferencia como el convento, cada día se asoma al precipicio del legendario macho cabrío.
Sin embargo, no hay que olvidar las luchas denodadas de la Orden de Los Agustinos por conservar la devoción, el cerro y las construcciones patrimoniales, (la iglesia, el hostal, el patio, las ruinas del convento y la torre) acompañados de un puñado de ambientalistas y conservacionistas de la historia, luchas a las cuales hoy se suma , en buena hora la Defensoría del Pueblo.
Por ello, ahora, cuando la crisis ambiental tocó la parte más profunda del fondo del ecosistema agonizante es:
1. Obligación de los entes ambientales del Distrito, del Departamento de Bolívar, de la Alcaldía Mayor de Cartagena, de los entes nacionales correspondientes, atender los requerimientos de la Defensoría del Pueblo y las propuestas de recuperación del cerro presentada por la Fundación Verde que te Quiero Verde, y la de nosotros los ambientalistas del CIDEA, presentadas desde hace muchos años atrás.
2. Es imperativo reducir al mínimo, el impacto de la sequía anual, la cual a manera de ejemplo en e reinó inclemente seis meses desde noviembre del 2015 hasta abril del presente año.
Para ello no se necesita mucha imaginación e inversión: un sencillo sistema de regadío que se activará de manera inteligente de acuerdo con las necesidades del tiempo climático, sistema que será favorecido por la fuerza de la gravedad, dadas las pendientes del cerro.
3. Urgente realizar la reubicación de los invasores pobres e iniciar la expropiación administrativa de los invasores de cuello blanco. La Educación Como estrategia principal, ¿?????
4. Es sumamente urgente establecer un cuerpo de guardia policial forestal permanente, para poner fin a los invasores.
Resulta inaceptable que el número de invasores actuales sea superior a aquel que fue reubicado en años anteriores, todo por la desidia y la falta de control de quienes están obligados a defender el patrimonio natural de los cartageneros.
5. Es necesario que la administración distrital y los entes ambientales recurran a la cooperación internacional con el fin de obtener recursos básicos para los proyectos de recuperación, a la par de la convocatoria de un voluntariado que congregue a los estudiantes, los ambientalistas, las ONGS a las asociaciones de la sociedad civil y a todos los hombre y mujeres de buena voluntad, que deseen participar en la cruzada de salvación permanente.

6. Es esencial adelantar desde ahora, aprovechando la presencia tímida de “La Niña climatológica”, un plan de choque de reforestación y arborización, con ejemplares cuyo tamaño garantice su supervivencia, lógico que con especies nativas, entre estas la hermosa flor de verano, por excelencia resistente a la sequía y a la indiferencia de los poderosos.
7. A manera de epílogo es esencial adelantar un vigoroso Plan de Educación Ambiental, que sensibilice la conciencia y acompañe la formación ecológica de las comunidades adyacentes al cerro; no hay que olvidar que la ONU, considera que la educación es una de las estrategias más eficientes para enfrentar la crisis ambiental que hoy destruye a La Popa y el Planeta Tierra.
Para ello, nada más apropiado que los maestros ambientalistas voluntarios de la Red de Educadores y del CIDEA, quienes desde los años 80 del siglo pasado, con mucha modestia, con gran firmeza y convicción levantamos la bandera de la Ecología, y quienes “contra vientos huracanados, mareas altas y mares de leva”, la mantendremos así, hasta conseguir que Nuestra Cartagena de Indias , se convierta en una ciudad sostenible, para entre otros hechos salvar La Popa y enfrentar con inteligencia el cambio climático que amenaza a gobernantes y ricos, gobernados y pobres, por igual!... uellesq@hotmail.com