La Salud que nos arrebataron: Editorial del Universal:Una Cátedra de Historia..


“LA SALUD QUE NOS ARREBATARON”:

 UN EDITORIAL DEL UNIVERSAL: UNA CÁTEDRA DE HISTORIA PATRIA REAL.

Desde niño aprendí la historia patria de los años 50 y 60 del siglo pasado que me enseñaron mis buenos maestros, aunque de manera inocente, porque no tenían otra formación académica y su única opción fue difundir las enseñanzas, muchas veces equívocas e ideológicas, de Henao y Arrubla, el Hermano Justo Ramón y otros que el paso de los años borró de mi memoria.

Sin embargo, debe reconocerse el esfuerzo de sus autores, y la condición de las obras como fuentes para hacer un buen trabajo crítico de carácter hermenéutico.

Se trataba de una historia de batallas, biografías personales y a veces de héroes asesinos de amerindios como Pedro y Alonso de Heredia   entre otras bagatelas culturales, que muy poco nos enseñó sobre la patria que se robaron los poderosos, sobre las gestas populares y la vida social y económica de nuestra nación.

Sin embargo, desde los años setenta de ese mismo siglo pasado aparecieron los aportes valiosos de historia social, económica, política y cultural de Mario Arrubla, Jorge Villegas, Jaime Jaramillo, salomón Kalmonovitz, Jorge Orlando Melo, Adolfo Meisel, María Aguilera, Javier Ocampo, el padre (S.j) Julio Aristizábal y otra extensa lista de historiadores.

Sus aportes, junto con los del Materialismo Histórico y el Materialismo Dialéctico, de manera principal, me ayudaron a comprender la dominación, en todos los órdenes, que hoy tienen los poderosos sobre las clases populares y medias:

De igual manera, me enseñaron a amar la Patria: esta que soñamos:

Justa y con equidad, sin exclusión y racismo, independiente, sin presidentes, ministros y embajadores que se arrodillan ante el “amo gringo” del gran capital; una patria en paz y solidaria que vele no sólo por los intereses de los poderosos, sino también por los derechos elementales de las clases desposeídas  y de esas clases medias, esas clases “sándwich”, que no son ricas ni pobres, sino que viven de sus medianas  propiedades, de sus medianos comercios y del ejercicio  de sus profesiones liberales, entre otras.

Es en esta terrible coyuntura de pandemia, cuando se ha mostrado la gran vulnerabilidad y la fragilidad de la vida humana, la miserableza de una sociedad injusta, el egoísmo y la avaricia de los propietarios de las entidades prestadoras de salud (EPS) y la pobrísima dotación de estas y de las IPS, por el ahorro de inversiones y la de los entes de salud oficial, por la escasa asignación de presupuesto y la rapiña de los corruptos.

Es ahora cuando salta a la primera fila del escenario social pandémico, la figura insigne de los médicos y las  médicas, enfermeras y enfermeros, camilleros y camilleras, rueda silleras y rueda silleros, dependientes de farmacia, paramédicos en general y demás profesiones multidisciplinarias y oficios afines y colaterales a la salud , a quienes debo mi eterna gratitud por ser garantes de la vida de mis familiares, amigos y vecinos  y demás personas, vida que es el más preciado valor de este mundo terrenal.

Ahora cuando en mis manos tengo un ejemplar del periódico El Universal y vuelvo a releer el editorial del domingo 19 de abril del 2020 :“LA SALUD QUE NOS ARREBATARON”, en mi condición de estudioso  y docente de la historia, no dudo un instante en proferir mi juicio escribiendo que se trata de otra  Cátedra de Historia Patria de la vida real, al igual como escribí sobre la intervención del senador Iván Marulanda, referente a la situación tributaria actual del país, la cual quedó registrada en mi blog spot deluniversal.com, del 07-12-2019.

Las ocho tesis propias que del editorial referenciado esbozo a continuación, confirman mi afirmación:

Primera tesis: Lo que deja al descubierto la pandemia.

Sin duda alguna, la pandemia, aparte del dolor y las lágrimas esparcidas por el mundo, deja al descubierto graves fisuras del tejido social causadas por el consumismo desbordado que ha transgredido las sagradas leyes naturales.

Segunda tesis: El sector sanitario, el más deteriorado por politiqueros y empresarios inescrupulosos.

 Aunque las heridas sociales se ven por todas partes, es evidente que el sector sanitario es el más deteriorado pues la avaricia de los politiqueros y empresarios inescrupulosos convirtió el derecho a la salud en una mercancía.

Tercera tesis: Los nefastos efectos de la ley 100 de 1993.

En Colombia desde las orillas académicas y humanísticas se ha demostrado hasta la saciedad que la Ley 100 de 1993 trastocó el enfoque tradicional de la salud, antes concentrado en el ser humano y su familia, por el afán de lucro, sin importar las nefastas consecuencias que hoy desnuda la pandemia.

Cuarta tesis: La salud, uno de los derechos más vulnerados.

 En un estado social de derecho, como se declara Colombia, la salud es de esos derechos miles de veces vulnerado sin que nuestros sistemas de justicia y rechazo social reaccionen de maneras enérgicas y oportunas para evitar que se perpetúen la injusticia, la inequidad y el mal ejemplo.

Quinta tesis: La ley que desafía a la justicia y la decencia.

La ley de “punto final”, busca con los impuestos de los colombianos, pagarles a las clínicas y hospitales, las altísimas y vetustas deudas contraídas por las EPS en un franco desafío a la justicia y la decencia.

Sexta tesis: Los profesionales de la salud y los sectores afines y colaterales: del menosprecio estatal y empresarial al martirio.

Al gremio médico y paramédico le castraron la  autonomía, la ética y la dignidad, convirtiéndolos en obreros de la profesión después de  más años de estudio que cualquier otra profesión, pésimamente remunerados, muchísimas veces subcontratados, sin las mínimas prestaciones sociales; pero hoy los colmamos de  aplausos, convirtiéndolos en héroes, pero también en mártires, obligándolos  a estar en la  primera fila de batalla contra el feroz enemigo y sin dotarlos de las mínimas condiciones de bioseguridad, como lo demuestran las recientes muertes de miembros de ese menospreciado gremio

Séptima tesis: Cartagena de Indias: el mejor ejemplo del mal ejemplo.

 En Cartagena de Indias y en el departamento la situación es aún más desastrosa. Después de largos años de rapiña politiquera, desalmados dirigentes parecen no enterarse de lo que nos espera en una ciudad donde la inmensa mayoría de sus centros y puestos de salud fueron destrozados por la corrupción sin que aún brille la justicia; y el temor se incrementa al observar la situación financiera, estructural y de equipamiento de los hospitales y clínicas donde se atiende a los pacientes más humildes.

Octava tesis: La hora de la reivindicación y de reforzar el juramento hipocrático

 Pero llegó el momento de devolverles el respeto y la dignidad a ese ejército de batas blancas que nos cuida exponiendo sus vidas y las de sus familias, restableciéndoles de una vez por todas sus derechos laborales y la protección de su salud para que no salgan de sus hogares a librar una batalla tan desigual, sino a continuar a hacer vivo el juramento que Hipócrates les legó para bien de la humanidad.

Tal como puede apreciarse  se trata de una valiente denuncia  que pone al descubierto, como la esencia injusta de un sistema social basado, entre otros pilares en la divinización del dinero, el lucro y la formación  e incremento del capital ,a cualquier precio, el menosprecio del sagrado derecho de la salud  comunitaria  y de los sagrados derechos de unos profesionales, quienes al igual que los  maestros y los periodistas arriesgan su vida por lograr  el bienestar de las comunidades sin distingos de clases sociales.

Mis exigencias al Estado y a los empresarios de la salud y la medicina.

Hoy, cuando la pandemia no da su brazo a torcer en el planeta, es la coyuntura propicia para que los gobernantes de turno y los empresarios devuelvan el respeto y las garantías laborales y sociales a los médicos y médicas, paramédicos y paramédicas, profesionales de desempeños y oficios afines y colaterales, todos ellos y ellas los valientes guardianes y guardianas de nuestra salud y por supuesto de nuestras vidas.

Mi gratitud

Sea este el momento propicio para dejar por escrito mi eterna gratitud a estos profesionales, por traer al mundo a mis cinco hijos y por devolver la salud a mi persona, cada vez que he tenido quebrantos orgánicos, a todos mis familiares, amigos y vecinos y a “las mujeres que he amado”, al mejor estilo de los cantantes de salsa: Hansel y Raúl.

Sea este también el mejor espacio para escribir a mis sobrinos y primos médicos a mis primas médicas y enfermeras, a los y las de Cartagena, Bolívar, Colombia y el mundo: Millones de gracias por sus valiosos y vitales servicios, por su entrega al bienestar de la humanidad, por su valentía del día a día.

Mis ruegos a Dios y a Cristo Jesús por:

La pronta recuperación de los169 contagiados como son:53 médic@s, 47 auxiliares de enfermería y 16 enfermer@s; los restantes pertenecen a profesiones afines y colaterales y a los servicios administrativos y generales; por la pronta desaparición de la pandemia.

Mis condolencias sinceras:

A los familiares y amigos de aquellos quienes han perecido afectados en el ejercicio de sus nobles funciones.

Amigos y amigas sientan mi solidaridad   a través de este escrito cuando tarareo esta canción de Ana y Jaime, en los años 60:

 Tu patria es mi patria,

Tu bandera es mi bandera

Gente, gente tu bandera es mi bandera”.

Que Dios siga cuidando de ustedes y de todos nosotros.

Como epílogo:

 Mis sentidas y sinceras condolencias a los familiares y amigos de aquellos profesionales y trabajadores de la salud quienes ofrendaron su propia vida, luchando por la sanación y la vida de los enfermos.

Felicitaciones al valiente editorialista que se atrevió a dictar la Cátedra de historia patria de la sociedad que soñamos.

Con los afectos de siempre, reforzados y medicados en este abril del 2020:

UBALDO JOSÉ ELLES QUINTANA.

uellesq@hotmail.com  


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