Los Mártires de Cartagena y el Régimen del Terror español.
0. Presentación.
El siguiente ensayo es un capítulo del texto: Esbozo Documental de la Primera Independencia del Caribe Colombiano, también de la autoría de Ubaldo Elles Quintana, escrito con el propósito de divulgar ante los ciudadanos de Cartagena de Indias, Colombia y la Tierra los hechos, objeto de repudio por la humanidad, sobre el denominado “Régimen del Terror” impuesto por la monarquía española en el siglo XIX, en el entonces Virreinato de La Nueva Granada, Hoy Colombia.
El ensayo hace referencia a tres momentos históricos de nuestro pasado independentista como son : El sitio de Cartagena por las tropas del español Pablo Morillo, el Régimen del Terror y el fusilamiento de los denominados Mártires y de centenares de luchadores populares y finalmente, el proceso de la independencia definitiva de la ciudad en 1821.
Lo anterior con el propósito de facilitar la comprensión de la explicación de los hechos históricos referenciados y así evitar la parcelación de los procesos que vivió el heroico pueblo de Cartagena.
El Sitio de 1815.
El año 1815 es uno de los espacios temporales más aciagos de la historia de Cartagena de Indias, es el año de la Reconquista Española… “cuando arrojados los franceses a principios de 1814 y restaurado el monarca Fernando VII en el trono de España, se instituyó de nuevo el absolutismo y se buscó la reintegración del imperio español tanto en la metrópoli como en sus colonias de ultramar… por ello se consideró necesaria la sumisión absoluta e inmediata de los vasallos americanos y la negación de todo tipo de autonomía o independencia absoluta. En la política española surgió el militarismo como forma de reacción entre los revolucionarios americanos y el único medio para la restauración de las instituciones españolas” (Ocampo, 1984, p. 205).
Para lograr este propósito la corona española, organizó la “Expedición Pacificadora” bajo el mando del veterano general Pablo Morillo y Morillo, cuyo ejercito de más de diez mil soldados inició la reconquista de Venezuela en abril de 1815.
El ejército “pacificador” desembarcó en el fortín realista de Santa Marta el 23 de julio 1815 y desde allí preparó el ataque sobre Nueva Granada. A fines de agosto del año referenciado el ejército español sitió por mar a Cartagena “desde Punta Canoa al norte, hasta más allá de Boca Chica. No obstante, el bloqueo distó mucho de ser perfecto y en varias ocasiones los sitiados consiguieron burlarlo” (Quintero, 2005, p. 288).
El cerco por tierra se completó el 7 de septiembre, sellando así la suerte de la plaza, cuyos defensores, en reiteradas oportunidades trataron de burlarlo con resultados negativos.
Por ello en el mes de diciembre la situación era por demás de insoportable:
La falta de alimentos llevó al pueblo cartagenero a consumir no solo las mascotas de la época sino también a las ratas, caballos, hierbas y cueros los cuales fueron insuficientes para calmar la hambruna desatada por la falta de víveres, acaparados también por la dirigencia criolla.
La falta de agua potable y los muertos insepultos desataron enfermedades y la peste que diezmaron aún más a los cartageneros. (Liévano en los Grandes Conflictos sociales y económicos de nuestra historia, (2002) ,
Citando a O’Leary y Restrepo de manera respectiva, escribe:
… “Los primeros días de diciembre fueron horribles sobre toda exageración; la guarnición no era sino una sombra; los centinelas caían muertos en sus puestos y los oficiales ya no podían cumplir con el servicio”…
… “El 4 de diciembre llegó a 300 el número de personas que murieron de hambre en las calles. Todas las guarniciones de los fuertes, castillos y baluartes se habían disminuido en extremo; en los hospitales se hallaban literalmente amontonados los hombres semivivos sin más esperanzas que la muerte, pues cada familia se hallaba reducida a igual estado. Sin embargo, no amaneraba la constancia de los sitiados que preferían morir antes que rendirse”… (p.p. 798, 799).
El ejército de Morillo tomó la ciudad, encontrando el escenario que a continuación narran varios testigos de los hechos, citados, por Lemaitre (1983) de la siguiente manera:
El pacificador decidió tomar posesión de la ciudad abandonada, donde hizo su entrada el día 5 de diciembre. He aquí el pavoroso cuadro de ruinas, muerte y desolación que encontró: “la ciudad presentaba – le escribió él mismo al ministro de guerra de España – el espectáculo más horroroso a nuestra vista. Las calles estaban llenas de cadáveres que infestaban el aire y la mayor parte de la plaza”.
De su parte, el comandante de la escuadra española, D. Pascual de Enrile, describió aquel mismo cuadro del siguiente modo: “no es posible que pueda expresar a V.E. el estado horroroso en el que se ha encontrado la ciudad… han muerto de hambre más de dos mil personas, y las calles están llenas de cadáveres que arrojan una fetidez insoportable”.
Por su parte, D. Francisco de Montalvo, a quien Morillo nombraría poco después virrey de la Nueva Granada, dejó dicho en su relación de mando, que “el aspecto horrible que dejó la ciudad a nuestros ojos no se puede describir exactamente. Cadáveres por las calles y casas, unos, de los que acababan de morir al rigor del hambre, y otros de los que habían expirado dos o tres días antes, y que por ser en número considerable, parece no hubo tiempo para sepultarlos, otras personas próximas a fallecer de necesidad; una atmosfera sumamente corrompida que apenas permitía respirar; nada, en fin, se dejaba notar en estos infelices habitantes sino llanto y desolación”. (Arrázola. Documentos Para la Historia de Cartagena de Indias.)
Y el capitán Rafael Sevilla, a quien atrás hemos citado, refirió así en sus memorias aquel espectáculo dantesco: “Morillo había mandado a sus oficiales de Estado Mayor a prevenir a todos los jefes del cuerpo que no se hiciese daño ni se maltratase a vecino alguno que no opusiera resistencia; únicamente exigían la entrega de las armas, bajo la pena de muerte. Pero no era menester esta amenaza para hacérselas entregar… pues no podían con ellas. No eran hombres, sino esqueletos; hombres y mujeres, vivos retratos de la muerte, se agarraban a las paredes para poder andar sin caerse: tal era el hambre horrible que habían sufrido. Veintidós días hacia que no comían otra cosa que cueros remojados en tanques de tenería. Mujeres que habían sido ricas y hermosas; hombres que pertenecían a lo más granado de aquel entonces opulento centro mercantil de ambos mundos; todos aquellos sin distinción de sexo ni clases que podían moverse, se precipitaban, empujándose y atropellándose, sobre nuestros soldados, no para combatirlos, sino para registrarles las mochilas en busca de un mendrugo de pan o de algunas galletas. Ante aquel espectáculo aterrador, todos nuestros compatriotas se olvidaron de que aquellos eran los asesinos de sus compañeros, y no solo les dieron cuantos artículos de comer llevaban, los que devoraban con ansiedad aquellos desgraciados, cayendo muchos de ellos muertos así que habían tragado unas cuantas galletas, sino que se improvisó rancho para todos, y sopas para los que no podían venir a buscarlas”
Y prosigue así el Capitán Sevilla su horripilante relato: “El mal olor era insufrible como que había muchas casas llenas de cadáveres en putrefacción. El grueso de nuestro ejército no entró hasta el siguiente día 6 de diciembre. Las armas fueron entregadas sin dificultades, pero los cañones en número de más de mil, habían sido clavados, y la pólvora derramada en los pozos y cisternas. Lo primero que dispuso el General Morillo, una vez en la plaza, fue que por la tropa y los paisanos que pudiesen trabajar, se abriese una gran fosa y enterrasen a aquellos montones de cadáveres que infestaban la población. Muchas carretadas llenas de ellos se sacaron de las casas, depositándolas en la fosa común; pero por grande que fuere el zanjón que se hizo, no pudo contenerlos a todos, y hubo que llevar muchos en piragua para arrojarlos al mar. El cirujano mayor mandó una vasija en cada casa donde se habían sacado los muertos, con varios ingredientes de fumigación; para desinfectar aquellas cubrió con el humo aquel sahumerio”
Y, en fin, para terminar estas patéticas relaciones de testigos de vista de lo que en Cartagena hallaron los vencedores a su entrada en la ciudad, añadamos la versión que, años después, dio de este episodio cierto súbdito inglés, el Sr. Michael Scott, quien habiendo naufragado por esos días cerca de Galera zamba, fue detenido como sospechoso por los españoles, y llevado a Torrecilla, y como tal o sea en calidad de prisionero, entró con las tropas de Morillo a la ciudad sitiada.
Dice así Scott: “apenas me había formado idea de los horrores de un sitio por las descripciones que habían oído, más la realidad de la escena, aun para mí, que acababa de pasar tan crueles penalidades, fue horrible . Entramos por la puerta del arrabal ( o sea de la Media Luna) y desfilamos a través de lúgubres escombros; los acordes de las músicas marciales resonaron entre aquellas ruinas con fúnebres ecos… llegamos a la puerta principal (La Boca del Puente) que hallamos también abierta y con el puente levadizo tendido; bajo el arco abovedado vimos a una mujer de aspecto al parecer distinguido , casi en los huesos, y débil como una criatura, recogiendo algunas basuras asquerosas cuya posesión le habría querido disputar un gallinazo. Un poco más adelante los cadáveres de un mísero anciano.
2. El Régimen del Terror español y el fusilamiento de los Mártires y Luchadores Populares.
Una vez tomada Cartagena de Indias, los ejércitos chapetones continuaron la reconquista del territorio del Nuevo Reino de Granada implantando el denominado “régimen del terror”, que eliminó a docenas de miles de luchadores populares, y a toda una generación de dirigentes políticos revolucionarios: los criollos.
Muestra de ello fueron los asesinatos de Antonio Santos y Policarpa Salavarrieta, Antonio Baraya, Liborio Mejía, Antonio Villavicencio, Francisco José de caldas (El sabio) Joaquín Camacho, Jorge Tadeo Lozano y Camilo Torres.
En Cartagena de indias, el 24 de febrero de 1816 fueron fusilados los posteriormente denominados “Mártires de Cartagena” pertenecientes a la clase social y política dirigente; fueron ellos:
• Manuel del Castillo (Cartagenero)
• Martin Amador (Cartagenero)
• Pantalón Germán Ribón (Momposino)
• Santiago Stuart (irlandés)
• Antonio José de Ayos (Cartagenero)
• José María García de Toledo ( Cartagenero)
• Miguel Díaz Granados (Samario)
• Manuel de Anguiano (Español)
• José María Porto Carrero (Bogotano).
• Más a la par de ellos, centenares de héroes populares también fueron fusilados, tal como lo registra la placa conmemorativa erigida en el Camellón de los Mártires en la restauración más reciente. La placa referenciada destaca los siguientes:
Fusilados en el año 1816 por efecto de la pacificación en el Convento y Plaza de la Merced:
Juan Bautista Marín.
Francisco Castro..
José Liberato Pretel.
Juan José de la Peña.
Santos Luenar.
Domingo Pumer .
Pedro Moreno.
Liberato Rodríguez.
José Manuel Calderón.
José Villapol.
José Acedo.
Tiburcio Flórez.
Domingo Victoria.
Pedro Antonio García.
Eduardo Arazo.
Manuel Martínez.
Diego Ortiz.
Las mujeres cartageneras también hicieron su valioso aporte a la independencia, y al igual que otros miles de cartageneros pagaron con su vida el precio de libertad. El magazín dominical del periódico El Universal , en la edición del 13 de Marzo del 2011 en el artículo: “Mujeres en la independencia de Cartagena” , registra el nombre de las siguientes heroínas:
Eugenia Arrázola ,natural de Turbaco fue fusilada por Morillo en la Hacienda Torrecilla por ser enlace de los patriotas cartageneros.
María Josefa Fernández fue apresada en su condición de mujer del negro Eugenio Dimas, patriota auxiliar de los combatientes durante el sitio.
Josefa Sayas, huyó a Veraguas a la llegada de Murillo y murió de hambre en el año 1815.
Salvadora Alao ..Al huir del sitio ,la bala de un cañón realista acabó con su vida..
Isabel Narváez, hija del prestigioso militar Juan Salvador Narváez, escapó con su padre y murió de inanición.
María Barona. Fue fusilada el 19 de Abril de 1815.
Francisca de Paula Llovet Esquiaqui; falleció después que su esposo el español, adicto a la causa patriota, Domingo Esquiaqui, fue condenado por las fuerzas de la reconquista.
Leonor Guerra. Azotada públicamente por defender la causa patriota. ; murió a causa de las heridas recibidas.
Finalmente están las mujeres miembros de la Familia Piñeres, como fueron: María Ignacia, Micaela, y Nicolasa. Huyeron a Barcelona ,Venezuela y allí murieron con su madre ,María Vásquez el 7 de Abril de 1817.(p.2):
El Camellón de los Mártires: Homenaje a los héroes criollos de la independencia.
Los sucesos posteriores están compilados en una síntesis magistral de Ocampo (1984):
Las expediciones de la reconquista invadieron el país por el Chocó, Antioquia y Cauca, el Rio Magdalena y por Ocaña. El régimen del terror lo ejerció Morillo y su ejército a través de tres tribunales, como fueron, el Consejo de Guerra Permanente encargado de dictar sentencias de muerte contra los independentistas; el Consejo de Purificación, el cual juzgaba a quienes no eran merecedores de la pena de muerte, y finalmente, la Junta de Secuestros, la cual embargaba y confiscaba los bienes de los revolucionarios.
A estos órganos de terror, se unió también la Inquisición la cual, regresó con las tropas de Morillo y se reinstaló, con sus aparatos de represión.
El obispado de Cartagena, cuya cabeza había dejado vacante el obispo revolucionario Juan Fernández de Sotomayor y Picón, fue ocupado por el inquisidor Odériz, agente principal de las nuevas circunstancias de persecución que había suspendido el régimen revolucionario y masacrado a los patriotas: el pueblo raso y sus dirigentes
Los sucesos posteriores están compilados en una síntesis de Ocampo (1984).
Las expediciones de la reconquista invadieron el país por el Chocó ,Antioquia, Cauca, el Rio Magdalena y por Ocaña. Cada ciudad deploraba la muerte de sus principales hombres y por todas partes se levantaba el patíbulo y se llenaban los calabozos; la simpatía inicial de los granadinos a la expedición pacificadora cambió radicalmente cuando el régimen del terror se proyectó implacablemente en los granadinos. Fue entonces cuando surgieron las güerillas populares y se abrió paso firme para la llegada del ejército libertador de Bolívar y Santander.
Placa conmemorativa a los héroes del pueblo Cartagenero en el Camellón de los Mártires.
3. La independencia Definitiva de Cartagena de Indias.
Reminiscencia de las antiguas naves de España derrotadas por el Almirante Padilla en la llamada “Noche de San Juan” en 1821.
A la expedición pacificadora y el régimen del terror impuesto por los chapetones, los patriotas del Nuevo Reino de Granada respondieron con la campaña libertadora que realizó el ejército popular libertador conformado por:
Representantes de la dirigencia criolla, liderada por Simón Bolívar Palacios, Francisco de Paula Santander, José María de Córdova, Atanasio Girardot, José Antonio de Sucre, Mariano Montilla, y José Prudencio Padilla entre otros.
Legionarios de Inglaterra
Corsarios de francia y militares de Alemania y otras naciones.
Militares de España seguidores de la causa patriota.
Indios, mestizos, pardos, mulatos y zambos
Negros libres
Esclavos libertos, que abrazaron la causa independentista a cambio de la libertad.
El ejército popular libertador, desafiando las fuerzas de la naturaleza, enfrentando a las tropas realistas, logró consolidar la primera independencia de la Nueva Granada en las batallas significativas del Pantano de Vargas (julio de 1819) y de Boyacá, el 7 de agosto de 1819.
Consolidada la libertad de este territorio el ejército patriota reinició la liberación de Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia, haciendo realidad la utopía política y social de Simón Bolívar y de los pueblos suramericanos.
Derrotado en la práctica, el ejército de la reconquista, sin posibilidad de recibir apoyos de España por la penuria económica, y por la oposición a la guerra contra América, desatada por el desarrollo de la revolución liberal que lideró el general Rafael Riego en 1820, Morillo firma un armisticio y un tratado de regularización de la guerra, los cuales establecen los siguientes acuerdos conforme con los documentos que reproduce Quintero (2005).
• Tratado de armisticio en Ciudad Trujillo, Venezuela ,25 de noviembre de 1820.
Artículo 1:Tanto el ejército español como el de Colombia suspenden sus hostilidades de todos lados, desde el momento que se comunique la notificación del presente tratado sin que pueda continuar la guerra, ni ejecutarse ningún acto hostil entre las dos partes, en toda la extensión del territorio.
Artículo 2: La duración de este armisticio será de seis meses contados desde el día que será ratificado.
Artículo 3: Las tropas de ambos ejércitos permanecerán en las posiciones que ocupen al acto de intimárseles la superación de hostilidades.
Artículo 10: la plaza de Cartagena, tendrá la misma libertad que la de Maracaibo, con respecto al comercio interior y podrá proveer de él durante el armisticio para su población y guarnición (pp. 551-554).
Tratado de regularización de la guerra en ciudad Trujillo, Venezuela 6 de diciembre de 1820
Deseando los gobiernos de España y de Colombia manifestar al mundo el horror con que ven la guerra de exterminio que ha devastado hasta ahora estos territorios convirtiéndolos en un teatro de sangre… han convenido y conviene:
Artículo 1: La guerra entre España y Colombia se hará como la hacen los pueblos civilizados, siempre que no se opongan a las prácticas de ellos a algunos de los artículos del presente tratado que debe ser la primera y más inviolable regla de ambos gobiernos.
Firmado el armisticio, Morillo se dirige a España donde su trabajo en América, será controvertido; sin embargo, se le hacen importantes designaciones de poder.
De esta manera, España reconoció la existencia de la nueva nación, que había nacido con la gesta libertaria, creada desde 1819 en el Congreso de Angostura (Venezuela), nación a la cual la dirigencia criolla denominó la Gran Colombia, formada por Nueva Granada (Hoy Colombia), Venezuela y Ecuador.
Desde entonces, Cartagena de Indias, aún en poder de los chapetones, pasó a ser parte de la nueva república, a la cual habían reconocido (1820) los gobiernos de Estados Unidos de América y de Inglaterra.
Mas si la firma del armisticio (Nov. 25 de 1820) había establecido que Cartagena siguiese en el poder de los realistas, es cierto, también, que el ejército popular libertador había establecido ahora un nuevo sitio a la ciudad, un sitio de los patriotas para logar la liberación definitiva
Una visión retrospectiva, acompañados de Lemaitre (1983) permite, reconocer la crisis económica que vivió la plaza de Cartagena, entre 1816 y 1819, y la hostilidad del pueblo cartagenero sobreviviente al sitio, contra el gobierno español opresor, que ahora representaba el gobernador Gabriel de Torres y Velasco, políticamente más atemperado que el Virrey Juan Sámano, quien huyó desde Santa fe de Bogotá para refugiarse en Cartagena.
Tras el trascurrir del año 1819 y el avance de 1820, el Gobierno de Torres y Velasco sintiendo el peso de la crisis combina la diplomacia y la guerra y la lucha contra los patriotas; en carta a Bolívar, le expresa la imposibilidad ,según su criterio, de subsistir la nueva Nación sin el apoyo de España, a la cual Bolívar desde Barranquilla responde el 23 de Agosto que el pueblo de Colombia está resuelto, por no sufrir la mancha de ser español ,a combatir por siglos y por siglos contra los miserables españoles y aun contra los muertos si estos toman parte en la causa de España.
El Gobernador, entonces, el 1 de Septiembre ataca de manera sorpresiva a Turbaco; un comando español baja por las Colinas de Cospique (Mamonal) cae sobre la población y asesina 125 patriotas entre luchadores hombres, niños y mujeres que se habían refugiado en la Iglesia.
Sin embargo, señala Zabaleta (1992), el triunfo se convirtió en derrota contra el ataque de la caballería patriota acampada en la finca La Rosita, al mando del Capitán Diego Lugo. En fuga los reclutas tuvieron (sic) que abandonar todo el parque capturado para poder escapar.
Las perdidas patriotas entre soldados, y civiles sumaron 125 muertos según el informe del General Montilla, tal vez se esperaba capturar a Bolívar, pero éste había abandonado el pueblo, el día anterior. En estas circunstancias el ejército popular libertador acantonado en Soledad (Atlántico) con avanzada en el Pie de la Popa bajo el mando del venezolano Mariano Montilla, movilizaba sus tropas, recuperando territorios, y afirmando por tierra el cerco contra los realistas, cuyo último territorio era Cartagena de Indias.
Mas el armisticio ya referenciando que se firmó entre Bolívar y Murillo el 25 de Noviembre de 1820 no resistió los 6 meses fijados de plazo.
Lemaitre (1983) afirma: que el 28 de enero de 1821 se rompe la tregua… y éste hecho desata de nuevo las hostilidades que en Cartagena se renuevan cuando 200 hombres salen de la plaza y ocupan a Lorica. Meses después el 4 de Mayo el general José Prudencio Padilla a través del Canal del Dique penetra a la bahía de Cartagena con una escuadrilla de 43 canoas bien armadas y tripuladas… en la bahía construyen baterías y se hace fuerte en Coco Solo, en Periquito y Caño de Loro cuya iglesia le sirve para atrincherarse. La situación de la plaza, y sobre todo de los castillos de Boca Chica se torna así gravemente comprometida. (P.215).
El 24 de Junio, el día de San Juan Bautista se produce el hecho más significativo de la situación definitiva, el cual se conoce en la historia local con el nombre de la “Noche de San Juan”, cuyo acontecer narra el propio almirante Padilla:
Mi escuadrilla se apostó en el Manzanillo a las 8 de la noche. A las 12 se retiró la ronda para ser relevada y aprovechando esta oportunidad seguí las aguas hasta llevar el enemigo al estrago, la muerte y el espanto, sacando por despojo el centro de los peligros como eran las lanchas, barcos y bongos situados en el Arsenal ;y bajo las baterías del Reducto, Santa Isabel y Barahona y Baluarte de San Ignacio, los únicos buques de guerra con que contaba el enemigo, el Gobernador Torres se fueron a pique el Bergantín Andaluz y el Bongo número 10. Lo horroroso del combate que se empeñó a lanza y a la espada precipitó la muerte a más de 100 soldados enemigos. (Informe de José Prudencio Padilla, al Coronel Mariano Montilla sobre los sucesos de la Noche de San Juan. Reproducido por Lemaitre) (1983.p.216).
Días después del 5 de Julio de 1821,los chapetones del castillo de Boca Chica se rinden ; el 28 del mismo mes, un bergantín americano con provisiones y víveres es tomado por Padilla frente al Baluarte de Santo Domingo; la situación llega a su punto más crítico , el Gobernador Torres y Velasco resiste hasta el final y termina negociando una capitulación ventajosa.
La referenciada capitulación se firmó el 22 de Septiembre de 1821 acordándose lo siguiente:
• El no saqueo a los pueblos.
• Libre emigración de quienes desearan y pudieran hacerlo.
• El gobernador y suboficiales se embarcarían con sus armas municiones y equipajes para Cuba.
• Canje de prisioneros.
• Las fuerzas de Colombia no entrarían en la plaza si no después de haber partido el último soldado realista.
Lemaitre (1983) narra el último episodio: … y así se cumplió junto al gobernador Torres y Velasco con su gente se embarcaron por la playa de Santo domingo el día 10 de Octubre de 1821, y a las 8 am. de ese día, entraron 400 hombres a la Plaza de la Catedral, donde las tropas españolas que estaban de servicio fueron relevadas por las colombianas, y a las 12 pm de ese mismo día fue entregado el Castillo de San Felipe, donde se arrió el pabellón español y se izó el tricolor colombiano, con el saludo de ordenanza y una salva de 21 cañonazos Cartagena era otra vez libre. Definitivamente libre (p217).
Elles (1991) afirma:
La dependencia colonial llegó a su fin
• El último rey fue Fernando VII
• El último virrey: Juan Sámano.
• El último gobernador: Gabriel de Torres y Velasco .
Casa Museo de Rafael Nuñez.
Los descendientes de los criollos no mantuvieron la primera independencia frente a potencias como Inglaterra.
Rafael Núñez Moledo aplico en sus periodos presidenciales las teorías políticas y económicas inglesas.
El carácter de la primera independencia de Cartagena de indias, es similar a la del resto de las naciones americanas, es decir fue una revolución anticolonialista y de liberación nacional, cuyos autores más significativos fueron las masas populares organizadas en el ejército popular libertador, bajo el liderazgo de la dirigencia criolla, actores quienes comprometieron sus bienes, familiares y hasta la propia vida.
No obstante Elles (1992) es más amplio con esta caracterización:
“…, nuestra revolución de independencia fue inconclusa: Esta fue una revolución política que permitió romper los lazos con la tiranía del imperialismo español; no fue una revolución social, por cuanto no permitió la liberación social de los sectores oprimidos y explotados (especialmente el esclavo) quienes continuaron su existencia en formas infrahumanas”
La burguesía cartagenera se tornó tan opresora y explotadora como el invasor español. La libertad de los esclavos solo vino a decretarse el 21 de octubre de 1850, acogiendo la ley del 22 de junio del mismo año. Para el efecto se estableció una “Junta local de manumisión” que debía: oír las reclamaciones de los esclavos y designar los que deban ser libertados, prefiriendo en primer lugar a los más honrados, laboriosos y útiles y que hubiesen manifestado mayor fidelidad a sus dueños; en segundo lugar a los que probaren que tienen con su trabajo medios legítimos de subsistencia; en tercer lugar, a los que contribuyan con alguna suma par su manumisión”.
El gobernador de la provincia era el general Tomás Herrera, su secretario de gobierno Rafael Núñez Moledo
Pese a ello, se dieron las bases para la desproporcionada desigualdad social, existente hoy en la neocolonial Cartagena de Indias.
Más aún: concluido el yugo colonial español la burguesía cartagenera no quiso ni pudo mantener la primera independencia: se implanto la dependencia semicolonialista inglesa, que perduró hasta 1930 aproximadamente para dar paso a la dominación neocolonial de los Estados Unidos de América; Cartagena era desde aquella época, en el siglo XIX, parte integral de la república de la Gran Colombia, la gran utopía de Simón Bolívar.
El Parque del Centenario de la Independencia en el centro histórico de Cartagena.
La primera independencia no dignificó la vida de los cartageneros… La esclavitud se prolongó en la práctica hasta los primeros años del siglo XX
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Arrazola, Roberto. Documentos para la Historia de Cartagena de Indias.(s.d.e)
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Elles, Ubaldo .(1992).Esbozo de Historia Social y Económica de Cartagena de Indias Ediciones Patrimonio Cultural: Cartagena de Indias.
Elles, Ubaldo.( 2007). Cátedra de Historia del Departamento de Bolívar y Cartagena de Indias. Ediciones Patrimonio Cultural. Cartagena de Indias.
Fals. Orlando. (1983).Las Revoluciones Inconclusas en América Latina. Fondo de Cultura Económica: México DF.
Lemaitre , Eduardo. (1983). Historia general de Cartagena. Tomo III. Ediciones Banco de la República: Santafé de Bogotá.
Liévano ,Indalecio. (2002). los Grandes Conflictos Sociales y Económicos de Nuestra Historia. Intermedio Editores Ltda. : Santafé de Bogotá.
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Ocampo, Javier.(1984). Historia Básica de Colombia. Plaza y Janés . Editores Colombia :.Santa fe de Bogotá.
Quintero, Gonzalo .(2005). Pablo Morillo. Editorial Planeta Colombiana. SA :Madrid.
Zabaleta, Alberto.(1992).Turbaco en la Historia.(s.d.e)