Los Toros Y Los Caballos También van al cielo De…
Compleja, tensionante y demasiado preocupante se ha tornado la situación de las corralejas y de las corridas de toros en las comunidades del Caribe colombiano desde siempre, pero de manera especial desde finales del 2014 y lo vivido en el presente año.
Compleja: con los pronunciamientos contradictorios de las autoridades locales y regionales que incluyen en primera instancia, las iniciativas del gobernador de Bolívar a realizar una consulta ciudadana en el territorio de su jurisdicción para que opine si continúan o no las corralejas!
En igual sentido procederá el Alcalde Arjona que también consultará a sus gobernados si desean seguir o no con las fiestas de corralejas,
En segunda instancia, están los pronunciamientos del gobernador de Córdoba instando “a los alcaldes municipales a garantizar tratos dignos y seguros a los animales”( toros y caballos) que participan en las tradicionales costumbres y a la policía a acompañar a las autoridades civiles a controlar el comportamiento social de los animales humanos.
Por otra parte, mientras los alcaldes de Lorica, Cereté y Sincelejo prohíben las corralejas, el alcalde de Planeta Rica autoriza su realización, con el apunte que en la capital de Sucre se permitieron las corridas de toros en el marco de las fiestas patronales del presente año ,tal como aconteció en Cartagena el pasado mes de enero a pesar de la negativa de las mayorías opinantes de la ciudad.
De igual forma, el alcalde de Cereté anuncia que demandará al dueño del toro que mató a un ciudadano de Montería en la corraleja de La Carolina, jurisdicción de San Carlos, enmarañando más la situación y encendiendo la polémica sobre quiénes son los responsables de los corneados: los dueños de los toros, los empresarios de las corralejas, las autoridades que conceden los permisos para su realización o si el imprudente que se enfrenta al animal, sin tener la más mínima idea del peligro de muerte segura que le espera al hacerlo!
A lo anterior se suman otros acontecimientos relacionados con la corneada que recibió en el pene, otra persona en San Pelayo, los 30 heridos y los 180 toros maltratados en las corralejas de Ciénaga de Oro.
Así de esta manera, con broche de oro cierra la situación el pronunciamiento de la Corte Constitucional de Colombia, cuyas últimas decisiones en firme, obligan al alcalde Bogotá a la reapertura de la plaza de toros de La Santamaría con las temporadas regulares que se venían realizando.
Tensionante es esta coyuntura en la medida que las atrocidades de los actores de las corralejas aumentan contra la integridad de los toros y los caballos llegando a los extremos insospechados de las bestialidades de las corralejas de Turbaco y Buenavista, Sucre que aunque son de vieja data, y recurrentes muchas veces, nunca antes habían sido tan difundidas y socializadas por las redes sociales, ante la sensibilidad creciente de las nuevas generaciones.
Muy preocupantes son las corridas de toro y las corralejas del Caribe colombiano, y de alguna que otra población del interior del país cuando aparece la posición frentera de la Corte Constitucional apoyando la continuidad de la bestialidad, a la par de algunos alcaldes de la costa, por un lado y por otro las posiciones pusilánimes de algunos gobernantes de la región.
A ello se suma la actitud valiente de muy pocos burgomaestres quienes también han dicho de frente : ¡No van más las corralejas duélale a quien le duela! acompañados de las rasgaduras de vestiduras de algunos legisladores quienes teniendo en sus manos el poder de desaparecer la negativa práctica desde 1989 han permitido el sesgo de la ley 84 de ese año, el resquicio utilizado por la Corte Constitucional y otras autoridades para continuar permitiendo el maltrato y muerte indolente de toros y caballos, animales de los más hermosos y útiles de la creación convertidos hoy en carne de cañón de los consentidores y promotores de la muerte de indefensos animales.
Sin embargo, los partidarios de las corralejas y las corridas de toros tienen toda la razón del mundo cuando dicen en voz alta que se trata de prácticas de la cultura popular, de costumbres ancestrales con más 300 años de antigüedad, etc…
Sin embargo hay que perdonar el tamaño de la ignorancia de estas personas la cual les impide reconocer que así como la cultura popular del Caribe tiene elementos muy positivos como son entre otros, la solidaridad, la alegría, la creatividad y laboriosidad, también posee otros de terrible factura negativa, como son las corralejas, las corridas de toros, el coleo, y pare de contar, a las cuales hay que desaparecer lo más pronto posible de la faz de Colombia!
Duele hoy, reconocer como caribeño, que en esta región bendecida por Dios y la naturaleza se den estas prácticas abominables en “102 municipios, aproximadamente, y 525 días de toros en un año”, por la simultaneidad de los eventos de acuerdo, con las declaraciones de un líder ganadero.
Duele también que decenas de decenas de hombres jóvenes de nuestro país hayan hecho de su proyecto de vida, provocar primero el sufrimiento de indefensos animales, para luego, ya vencidos por la garrocha y las banderillas, matarlos con la espada que atraviesa sus órganos vitales.
Duele mucho que nuestros compatriotas gocen con el bestial espectáculo de las corralejas el coleo y las corridas, prefiriendo las escenas sangrientas y cobardes, a las de un buen cine, una cumbiamba, un salsero u otra delicia cultural de las que tenemos en la costa.
Duele mucho también, la muerte de nuestros jóvenes, generalmente, en las corralejas, la tristeza y desesperanzas de sus familiares.
Son hechos que duelen en el alma; pero también hiere con profundidad los sentimientos, la muerte anunciada de muchos animales indefensos que en las culturas antiguas fueron considerados dioses y semidioses y en nuestros pueblos son tratados como bestias miserables aunque sin lugar a dudas, a las mayorías de cartageneros y costeños, nos queda la plena convicción de la nobleza del animal.
Sin embargo…los toros y los caballos también se van al cielo…por su belleza natural, por su inteligencia, por su nobleza, por sus aportes a las civilizaciones humanas…Se van al cielo de nuestros recuerdos y de allí sólo podrá sacarlos la muerte de la psique y de nuestro cuerpo.
Tal vez el mejor ejemplo nos los da:
El siete leguas de Pancho Villa.
El Alazán Lucero y el Prieto Azabache de Tony Aguilar.
El caballo Blanco de José Alfredo Jiménez.
El Palomo de Simón Bolívar Palacios.
El Babieca del Cid.
El troyano de Alfredo Gutiérrez.
El Rocinante de Don Quijote.
Marengo, el caballo blanco de Napoleón Bonaparte, uno de los más reconocidos.
Pegaso el caballo alado de la mitología griega.
De manera especial en el mundo de los toros figura “Gitano”, el toro de la película EL Niño y el Toro.
Filmada en el año 56 del siglo XX, es una cinta inolvidable que muestra la ternura del astado con el niño que lo cría, aún después de haberse convertido en toro de lidia que una tarde sale indultado de la plaza y libre de una muerte inminente, porque en las corridas, el toro debe morir
de manera inexorable! Que estupidez e indolencia de algunos humanos nacidos para asesinar animales en nombre del arte y la cultura.
Inolvidable también es “Campanero” el animal de casta bravía que se enamoró de la luna en el marco poético de la bella canción de “El Toro y la Luna” interpretada por diversas agrupaciones y solistas en los años 70, de manera aproximada.