Mis Encuentros de Música del Caribe con Gabriel García Márquez


Mis encuentros de Música del Caribe con Gabriel García Márquez.

(Segunda Parte).

 

Hoy cuando evoco mis encuentros de música del Caribe con el premio Nobel de  Literatur, confieso  que nunca  fue fácil seguir los pasos de amante de la música de Gabriel García Márquez, a pesar de sus declaraciones de ser un “melómano empedernido”, pues muchas de sus preferencias se  evidenciaron  en reuniones privadas con su más selecto grupo de amigos y amigas, quienes hoy, ante lo inevitable se deciden a hacer sus confesiones y homenajes.

Al anterior se le  unió otro grupo “amante de mojar el papel con tinta”,   el cual especula  sobre estas situaciones  rayando  siempre en la tangente sin tener recursos para escribir del tema de la referencia  con  propiedad y con argumentos ciertos y certeros, tal como aparece en algunas revistas impresas y en múltiples páginas web.

Ahora, después  de consultar con varias decenas de  sitios virtuales, me atrevo  a revelar algunos encuentros  melómanos con el escritor, cuya afición por la música popular  del Caribe - y de otras latitudes-siempre fue acompasada por su pasión con la literatura cuyos logros  elevaron a la inmortalidad  sus obras y su nombre.

Fueron el bolero, el son cubano, la salsa y los vallenatos los ritmos preferidos  del escritor sin omitir sus inclinaciones por la música de los Beatles de Inglaterra, la cual revolucionó los gustos de la juventud en los años 60 y 70 ;  de ellos dijo  el escritor: “contaminaron al mundo con su música sencilla y amable”.

A estos gustos hay que agregar  la afición a la  música clásica, tema que dejo a la opinión de los expertos, no sin reconocer  la gran valía de este género y sus creadores.

El bolero, “el ritmo embajador del romanticismo en América Latina”,  tal como lo expresó  el novelista  en una de sus tantas entrevistas, es uno de los ritmos que cautivó el alma de García Márquez en primera instancia  si lo evocamos en los años 1955 -1959  cuando cantaba boleros en París, para sobrevivir ante la  demora de los pagos del diario El Espectador y el posterior cierre de este cuando el régimen del dictador Gustavo Rojas Pinilla  decretó la última edición del periódico de orientación liberal.

Uno de lo estudios más completos sobre las preferencias musicales del colombiano las presenta Rafael Lam en la página Cubasi ( 2012) un periodista que compartió experiencias con nuestro premio Nobel, cuando ejercía su oficio de reportero del diario de la referencia.

Uno de los aportes textuales de Lam es el siguiente:

“Muchas personas no saben que GGM  cantó profesionalmente algunos boleros en un night club , llamado L’Scala donde se reunían exiliados latinoamericanos, entre ellos Nicolás Guillén”.

En L’Scala  se reunían los latinos para ganar algunos francos y así poder mantenerse cantando boleros y rancheras, e incluso GGM logró grabar un disco de acetato con Carlos Fuentes, otro de los grandes escritores de  Méjico, América y el mundo.

GGM siempre gustó de los boleros cubanos entre estos los de Agustín Lara y   los de la Sonora Matancera,  y de ésta  en especial los de Bienvenido Granda, a quien  admiró  tanto al punto de dejarse crecer el bigote para parecerse a él. “Era la época de mis malos tiempos  en Méjico cuando yo escribía Cien años de Soledad. La referencia para mí siempre fue la de Bienvenido”, confesó el Nobel a Lam.

Muchos años más tarde después de ganar el  premio máximo de la literatura mundial, la pasión del escritor por el bolero se mantenía, al punto que de manera fallida intentó  componer boleros con Armando Manzanero de Méjico y Silvio Rodríguez de Cuba, a la par de las excelentes relaciones que siempre mantuvo con “El Jefe”,  y con la música de su compadre, el mismo  Daniel Santos Betancourt , el más grande cantor de boleros de todas las épocas del mundo entero, quien le pidió ayuda para escribir sus memorias, llenas de amores , canciones y miles de  lecciones para los enamorados, los despechados y los  sedientos de amor.

Silvio Rodríguez,  uno de los creadores de la “Nueva Trova Cubana” compuso la canción: San Petersburgo, la cual  creó con argumentos que le dio su amigo escritor y que  se convierte en homenaje póstumo al hijo de Aracataca, canción que apareció en el álbum del Cubano,  “Segunda Cita” obra  publicada en el año 2010.

Una estrofa de San Petersburgo dice:

San Petersburgo,

Juega al absurdo,

Con falsa claridad,

Y a quien no duerme,

Se le disuelve,

La frágil realidad.

Aunque son muy escasas las referencias sobre los boleros favoritos de GGM he podido rastrear tres de ellos , siendo el primero  “Usted” de  la autoría de José Antonio Zorrilla, alias Monis o Moris.

Con una letra encantadora, la primera versión es de “Los Tres Diamantes” uno de los mejores tríos de Méjico y Latinoamérica que inició actividades en el año 1949 en su país natal  y de quienes  el caribeño tal vez, gustó por primera vez esta  hermosa composición:

Ud. Es la culpable de todas mis angustias,

Y todos mis quebrantos.

Ud. Llenó mi vida de  dulces inquietudes

y amargos desencantos.

Su amor es como un grito

que llevo aquí en mi  sangre,

aquí en mi corazón

 y soy aunque no quiera,

 esclavo  de sus ojos, juguete de su amor.

No juegue con mis penas, ni con mis sentimientos…

El periodista cubano Raúl Rivero en el periódico  El Mundo  de España (abril 18 del 2014) testimonia que en el verano de 1979, en una noche bohemia, en un cabaret de Santo Domingo escuchó a el novelista cantar “Usted” siendo aplaudido por sus amigos de la mesa ,y abucheado y aplaudido por el público que le escuchaba.

 De igual manera, están los testimonios de Tania Libertad, una de las más famosas cantantes de América Latina, nacida en Perú y radicada en Méjico, recordada entre nosotros por su potpurrí de boleros con el Trío Los Panchos; con ella el escritor y su familia cultivó una excelente amistad y  en estos días se ha comprometido también  a hacer un homenaje musical a su amigo del alma

Gracias a los testimonios de Tania hoy podemos afirmar con certeza que  los otros dos boleros preferidos de GGM fueron: Nube Viajera (interpretada por Tania) e Himno al Amor de Paloma San Basilio, cuyas primeras estrofas de manera respectiva son:

Ay amor!

Aquí estoy preso de tu recuerdo

en mi soledad …

Que mi luz se vuelva oscuridad,

que mi paz se muera de ansiedad,

nada importa si me quieres ,

que más da! (Himno al Amor).

Finalmente, los boleros de Toña la Negra, actriz y cantante mejicana, ninguna de cuyas películas y canciones pude ver y escuchar sin dormirme de manera irrespetuosa en la década de los años 50, cuando apenas era un niño que crecía como amante del cine, fueron también del gusto de Gabo,  a la par de las hermosas creaciones de Rafael Hernández, el gran compositor  y poeta de Puerto Rico, el autor de la inolvidable pieza musical: “En mi Viejo San Juan” …cúantos años forjé en mis años de infancia…

Mi segundo encuentro musical con GGM. Se dio en torno a la llamada Salsa, “la música mayor “del Caribe entero; Gabo siempre se ufanó de ser amante de los ritmos de nuestra tierra y mar y por ello proclamaba:

Mis músicas preferidas, por supuesto son las de origen popular. Tengo una colección de música del Caribe, es la que más me gusta , sin excepción. Desde las canciones de Rafael Hernández, hasta el Trio Matamoros,  los Polos de la Isla Margarita de Venezuela, las Plenas de Puerto Rico y los Tamboritos de Panamá.

Es en el son Cubano donde está la columna vertebral de la salsa y sin discusión alguna, desde 1925, fue el Trio Matamoros, uno de los primeros que internacionalizó el son con calidad extraordinaria.

Hoy entiendo mejor  las razones que tuvo GGM para gustar del Trio Matamoros y algunas de ellas están   referenciadas  a  el  sabor de las interpretaciones de los cubanos, su “sabor” a pueblo y la más pura expresión de identidad  con la tierra que le vio nacer, crecer y hacerse grandes; siento que son las mismas razones  que tuvo mi papá Rafael , siete años mayor que el escritor, para hacer de los cubanos su trío favorito  también, dejarse cautivar por él y dejarnos esta herencia tan valiosa a sus hijos.

Finalmente  conceptúo  y especulo,de manera  muy subjetiva que, tal vez, las tres canciones de Matamoros que más gustaron a Gabo fueron :

El que “Siembra su maíz”… que se coma su pilón,

“Son de La Loma” …y cantan en llano, y

“La Mujer de Antonio”… camina así…

Más volviendo al tema de la salsa de Hoy, hay que tener presente que el Premio Nobel afirmaba que: “Acepto la salsa con la conciencia que no es una nueva música , sino la continuidad exiliada y sofisticada para bien de la música tradicional  de Cuba. Yo tengo muchos discos de salsa y Rubén Blades me ha hecho el honor de poner música a varios de mis cuentos.

Nada me hubiera gustado más en este  mundo que  haber podido escribir la historia hermosa y terrible de Pedro Navajas, comentó GGM   a Edgar Borges en 1982, tal como se aprecia hoy en la página Web de éste.

Así, a manera de epílogo de estos dos encuentros musicales debo escribir que Daniel Santos y Rubén Blades hicieron sendos hermosos homenajes, en vida, al “Maestro Gabriel”, tal como lo llamé de manera personal,la única vez que lo saludé con un fuerte apretón de manos.

Daniel Santos cantó “El hijo del Telegrafista” en 1983  y Rubén Blades en 1987 con su banda Los Seis del Solar publicó el álbum : “Agua de Luna” el cual contiene canciones  basadas en los cuentos Ojos de Perro Azul, Blacamán el Vendedor de Milagros, e Isabel Viendo Llorar en Macondo.

Leamos algunas estrofas de las canciones referenciadas:

“EL Hijo del Telegrafista” del Jefe:

Mira donde llegó, el hijo del telegrafista,

pero mira donde llegó el hijo  Aracataca…

Cien años de Soledad, escrito entre La Hojarasca,

una cándida Eréndira y un otoño del patriarca,

escribió su funeral en  los ojos de perro azul, pero lo que vale más

para mi  es la amistad de Álvaro Cepeda Zamudio…

Otro amigo de su alma era el gallo de Panamá,

que le arrebató a los gringos su hato colonial,

con toda la historia escrita de violentos dictadores,

tilizará el Nobel en recinto de paz.

América Latina aférrate con él que  el ángel San Gabriel,

 tiene una espada limpia.

Ojos de Perro Azul de Rubén Blades:

Ojos de perro azul, mirando cínicamente a la humanidad,

juzgando elípticamente a la sociedad.

Ojos de perro azul ,buscando demente la realidad,

esperando de repente ver la verdad, brillando ominosamente

en la oscuridad.

Continuará…Próxima entrega: Los Vallenatos del Nobel.