Vergüenzas Ambientales de Cartagena de Indias en Carne Propia (1).
“Cinco Vergüenzas Ambientales de Cartagena de Indias en Carne Propia: El hambre, el cambio climático, pérdida de la biodiversidad, contaminación y corrupción”.
Uno de los sentimientos más generalizados de la humanidad contemporánea es sentir la llamada “vergüenza ajena”, frente a situaciones equívocas de otras personas, o como decimos en el Caribe: Cuando alguien mete la pata.
Pero en contraposición a esta situación, existe el sentimiento de la vergüenza en carne propia, este que a diario vivenciamos miles de miles de cartageneros, cuando sentimos en nuestra corporeidad, en nuestra alma, nuestra mente y nuestra propia conciencia la postración ambiental de Cartagena, producto de un sistema económico depredador, donde el dinero es lo fundamental y el ser humano y los demás de la naturaleza, pasan al plano de la invisibilidad, del olvido , la discriminación, y la exclusión.
A lo anterior se une la políticas del Estado alcahuete de los depredadores dueños del capital, los ignorantes gobernantes y funcionarios, allegados, la gran mayoría, a los cargos públicos por razones ajenas al mérito, el estudio, la eficiencia y la responsabilidad, en su gran mayoría, también, apadrinados por el político de turno, que se regodea con la burocracia que le corresponde por su calidad de financista, o por la cauda electoral de ignorantes y/o necesitados que lo respaldan , con el voto espùreo.
Más no podemos excluir de responsabilidades a grandes conglomerados humanos que en nombre de la pobreza, aunque presos de la falta de educación ambiental y de los saberes elementales para tener una vida ambiental digna, causan graves daños al ecosistema, aun exponiendo su frágil existencia
El HAMBRE es hoy por hoy, una de las grandes vergüenzas ambientales que atentan contra la dignidad de seres humanos y contra la propia existencia de niños, niñas y jóvenes de Cartagena, de manera especial, y de los adultos en general, por supuesto,
Por esta razón revuelve el ánimo y da tristeza ser testigo presencial del hambre y la desnutrición de millares de niños, niñas y jóvenes cartageneros hacinados en el Cerro de La Popa y de Albornoz, en la zona suroriental y en los corregimientos del litoral, e insulares, sin que el Estado asuma la correspondiente responsabilidad y los potentados continúen regodeándose en su opulencia, ajenos al dolor y la tragedia social de trabajadores y marginados.
Por ello, hoy resulta criminal, proponer una ley que grabe con un 18% el 80% de la canasta familiar básica. Legalizar este aumento es reducir la cantidad de harinas que a diario consume el pueblo de Colombia, pues las proteínas son artículos de lujo, salvo los huevos, que millones de compatriotas consumen de manera ocasional, aunque nos cueste reconocerlo, que es así, de esta manera.
Así, proceder de esta forma, es condenar a morir de desnutrición y hambre a gruesas capas de nuestros conciudadanos, de manera especial, a los de la primera infancia, la niñez y la adolescencia.
De manera desafortunada, condenar a miles de colombianos a morir de desnutrición y hambre no figura en nuestro código penal, pero en la vida real es un delito de lesa humanidad, es un crimen, que pretenden cometer los líderes de esta iniciativa y sus cínicos y perversos defensores y defensoras.
El CAMBIO CLIMÀTICO es la segunda vergüenza ambiental que en carne propia vivimos los cartageneros, cuando las mareas suben en el centro histórico, Barrio Chino, Bocala y el Pie de La Popa, entre otros barrios, y revuelve la cloaca excrementosa del alcantarillado con las inmundicias y los gérmenes patógenos que este conserva en sus putrefactos conductos.
Es la vergüenza que sentimos cuando la temperatura se eleva a límites prohibidos para la salud, cuando los aguaceros, las inundaciones y los vendavales se tornan más fuertes amenazando a pobres y ricos, sin distinción alguna, cuando observamos que los monumentos de la bahía se hunden ante el aumento del nivel mar, y que existe la posibilidad de la inundación permanente de este, al centro histórico, en un futuro no lejano.
Vergüenza infinita, cuando pensamos que en las oficinas de la secretaria de Planeación Distrital está engavetado el Plan 4C, que ayudamos a construir algunos ambientalistas de la ciudad, con el apoyo también de la cooperación internacional y que hoy, por desidia por falta aparente de recursos, está en el lamentable estado mencionado: engavetado, hasta cuando la voluntad política decida abordarlo reaccionar ante la realidad espantosa que amenaza a todos.
La PÈRDIDA DE LA BIODIVERSIDAD es otra vergüenza que nos afrenta, cuando aprendemos que Cartagena es un de las ciudades colombianas, más `afectadas por la desforestación, que las aves silvestres desaparecen con rapidez inusitada, sin que el EPA, CARDIQUE,, el despacho central de la alcaldía, las alcaldías menores o cualquier otra entidad oficial, mueva un dedo para recuperarlas o preservar las sobrevivientes e impedir su estúpido cautiverio y la venta pública ante los ojos de la propia autoridad ambiental y policiva.
Vergüenza que en las orillas de la Ciénaga de Las Quintas y del Caño Bazurto, haya más gallinazos, los más avezados carroñeros de nuestro medio, que aves marinas, signo inequívoco de la putrefacción ambiental reinante; vergüenza que los pelicanos mueran bajo las ruedas de los carros, y que los “pico largos”, garzas, patos y gaviotas lleguen desde el exterior a morir con la contaminación de uno de los cuerpos de agua más deteriorados del país y el Caribe.
La CONTAMINACIÒN, representa otra de las mayores vergüenzas que vivimos los cartageneros: cielo, aire, mar, aguas dulces, tierra hecha suelo y subsuelo; habitantes de las comunidades de la bahía y la zona litoral de Cartagena, afectados por el mercurio , el plomo y el cadmio(metales pesados), el ser corpóreo de cartageneras y cartageneros, todo está contaminado.
Todo esto por las sencillas razones que los entes de control, no controlan a los depredadores, con rigor, porque los cartageneros nos acostumbramos vivir, en nuestra gran mayoría, entre las inmundicias, porque la Educación Ambiental es la gran cenicienta del Estado, porque las mayorías populares no aprovechan los pocos focos de educación puestos a su servicio por el gobierno y los ambientalistas, porque: contaminar produce mayores dividendos al capital que las tecnologías limpias y la sostenibilidad ambiental y social.
Prueba fehaciente de lo anterior es la falta de saneamiento ambiental en la zona suroriental, en la sur occidental y corregimental, e incluso hoy, en la zona de las VIP, donde cada vez que cae un fuerte aguacero, las comunidades se revuelven entre sus propias inmundicias de las alcantarillas y las que arroja la bahía, otro de los cuerpos de agua más afectado por la contaminación en esta hermosa región del Caribe.
Otra muestra de las aseveraciones anteriores la constituye el lamentable estado del paseo de la Media Luna, convertido hoy en BASURERO A CIELO ABIERTO POR LA EMPRESA PRESTADORA DEL SERVICIO DE ASEO, a una distancia de menos de 500 metros del despacho del Alcalde Mayor, a menos de 300 metros del DADIS y a menos de tres kilómetros del EPA, y a plena vista de un conglomerado humano, de más de 500.000 habitantes, que nada opina al respecto.
Tan malévola como la contaminación de los recursos naturales, es La CORRUPCIÒN POLÌTICA Y MORAL que corroe las entrañas de la administración pública: hoy funcionarios de varias entidades públicas del distrito, están señalados de presuntos casos de corrupción al igual que una de las entidades líder de la refinación de petróleo, sin obviar algunas de las entidades privadas, igualmente señaladas por idéntica situación.
En nuestros días, desafortunadamente, el ambiente de la ciudad fantástica de Colombia, no es el mejor; el alto grado de deterioro es preocupante en extremo y sentimos y vivimos la vergüenza en carne propia.
Frente a ello es válida la movilización popular a través de la denuncia ante las entidades de control, aunque muy poco lo hagan, (no hay que perder la esperanza), utilizar los mecanismos de participación popular que establece la Constitución y las leyes; ser agente activo- positivo de la transformación ambiental de las comunidades locales y de la ciudad; utilizar las redes sociales y los medios de comunicación social para hacer y promover la Educación Ambiental, y hacer las exigencias necesarias a las entidades responsables del ambiente, la educación y la sostenibilidad ambiental y social.
En síntesis nuestra propuesta es: convertirnos en ciudadanos del Planeta Tierra, quienes piensan globalmente, actúan localmente, y son ciberactivista ambientales a escala mundial. CONTINUARÁ…
Con los afectos de siempre, renovados este 2018.
Ubaldo José Elles Quintana.
uellesq@hotmail.com