Los gases de nuestros candidatos


La educación ha sido el caballo de batalla tanto de unos como de otros. Sin embargo, no ha habido un interés en recurrir a propuestas serias para erradicar la brecha de injusticias que existe en nuestro país, a través de una educación de calidad y equidad para todos los colombianos. Ha habido, eso sí,  un interés por usufructuarla y comercializarla, quitándole su vestimenta de derecho constitucional, convirtiéndola en una “cosa” productora de  lucro.

Según analistas, de las propuestas sobre educación, lanzadas por los candidatos, en   las grandes ciudades,  “la cuestión de la mejora de la calidad, seguido de la instauración de la jornada única escolar, la lucha contra la deserción, y fomentar la permanencia, y  la oferta con currículos pertinentes y centrados en la formación en TIC’s”, han sido ejes gaseosos y populistas para decir que hay un marcado interés en una formación escolar de alta calidad para la población colombiana. Pero, no ha habido una consulta a quienes  saben sobre el tema, los maestros y directivos del magisterio; asimismo, a padres de familia y estudiantes. Todo ha sido a las carreras para decir que es un frente importante para el desarrollo de la gente y de la sociedad

En sí, los estudios serios, referidos a la educación pública duermen plácidamente en los anaqueles de las facultades de educación y de los grupos de investigación sobre pedagogía. Cuestión que desdice del verdadero sentido de la investigación social y del compromiso de las instituciones estatales que deberían valerse de esos informes para consolidad una educación necesaria y significativa para el país.

En mi concepto, en Colombia se investiga y se guarda la información, porque nunca o muy poco se le presta atención a las investigaciones que hacen los maestros, la academia y los grupos interesados en la materia. Los intereses son otros, tener una camada de borregos sumida en el abandono y la desidia.

Me pregunto ¿Sabrán los candidatos lo que dicen en sus propuestas cuando plantean alternativas para una educación de calidad? ¿Qué comprenderán e interpretarán del término calidad?¿Quiénes son esos gurúes que le hablan a  sus oídos sobre los problemas estructurales  de la educación y  de qué manera lograrán concretar esas ideas de educación, cuando existe un marco normativo que encauza el sistema educativo del país? ¿Cómo introducirían esos cambios? ¿Esos planteamientos no serán gases lanzados a los oídos de los ciudadanos incautos para aumentar su caudal de votos?

En fin, son tantos los interrogantes que surgen cuando se habla de educación, pues como  aseguró el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD ) en su último informe sobre Colombia, “sin educación no hay desarrollo humano ni económico” y en el país una política seria y concertada con los maestros muy pocas veces se ha materializado y si se ha dado, en la mayoría de veces, los cambios en la reglas del juego los hace el gobierno, birlando los intereses no sólo del magisterio, sino de toda la ciudadanía en general. 

Docente de Lengua Castellana y Literatura del Distrito de Cartagena en la Institución Educativa Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y de Comunicación oral y escrita de la Fundación Universitaria Tecnológico Comfenalco-Cartagena.

 


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