Desde hace varios años en los países de más alto desarrollo humano (conocidos anteriormente como países del primer mundo) la televisión dejó de ser la caja tonta que nosotros aun padecemos. La revolución liderada por el canal HBO a finales de los 90’s con series como Oz o Los Soprano, permitieron que la competencia pasara de telenovelas con alto grado de melodrama Colombomexicovenezolano tipo Dallas, a series con un guion solido que respetara el intelecto de los espectadores que semana a semana esperaban ansiosos el desenlace de algún cliffhanger planteado como gancho en la emisión anterior. Si bien HBO fue el estandarte de ofrecer seriados con personajes profundos, definidos, coherentes, marginados de la sociedad en cualquiera de sus extremos y capaces de mostrar el Mr Jekill que ocupa nuestro lado más oscuro; ya en el lejano 1990 la cadena ABC se atrevía con un genial y surrealista retrato de la América profunda con la inigualable Twin Peaks del magistral David Lynch y un Mark Frost en estado de gracia al menos en la primera temporada antes de sucumbir a los mandatos del rating y al negocio de la publicidad televisiva.
Poco a poco los canales más reconocidos de la multicultural parrilla televisiva estadounidense empezaron a contratar Showrunners de talento para reflotar no solo sus naufragios de cara a una audiencia más preparada e interesada en nuevas propuestas sino también el prestigio perdido con procedimentales más planos que el encefalograma de un seguidor de la ultraderecha. De ahí germinaron nombres como David Chase (Los Soprano), Ryan Murphy (Nip/Tuck, Glee, American Horror Story, The New Normal), Greg Berlanti (Dawson’s Creek, Everwood, Sexy Money, Arrow, The Flash), la lacrimogena Shonda Rhimes (Grey’s Anatomy, Scandal, How to get away with murder, Privace practice) o Matthew Weiner (Becker, Mad Men)
Fue así como aparecieron la andanada de series policiacas con la resolución de casos más inverosímiles, tipo C.S.I. en cualquiera de sus infinitas versiones con personajes distintos pero similar estructura. De este periodo surge la soberbia obra de David Simón catalogada por los expertos y por un servidor como la Gioconda, el Messi, el Power Ranger de las series creadas por toda la humanidad en su historia. The Wire propinaba un golpe seco en la cara a los complejos e increíbles sistemas informáticos con los que las series de detectives forenses copaban la pantalla chica de entonces, ellos por el contrario apostaban al material humano mas mundano, a la parte sucia de la realidad, esa de la que nadie quiere hablar pero que poco a poco se ha ido masificando por la proliferación de videos en las que vemos a policías disparando por la espalda a negros desarmados o a policías recibiendo sobornos por dejar pasar infracciones de todos los niveles y calibres. The Wire mostraba sin censura lo que pasaba en la esquina de los barrios marginales de casi todas las ciudades del orbe. Aquí no existían buenos o malos sino todo lo contrario pero en sentido inverso del mismo modo en que la mujer complementa al hombre según lo preceptuado por la Señorita Antioquia.
Estamos en la segunda época dorada de la televisión, empresas como NETFLIX, Amazon o tan dispares como Alibaba, empezaron desde hace un par de años a producir sus propias y exitosísimas series como la interesante y multipremiada House of Cards o Beta, mostrando el dia a dia de los Geeks reales en silicon valley (no como la insípida Big bang theory) con la ventaja extra de poder ver todos los capítulos haciendo bingewatching. Antes, encontrar a una vieja gloria del cine en un proyecto televisivo era presenciar capitulo a capitulo el aplazamiento de su muerte profesional; en la actualidad, salvo que sea metástasis, ver a nuestros actores preferidos en un seriado o miniserie resulta una garantía de calidad en la mayoría de los casos que nos incita al menos a darle una segunda oportunidad a un piloto que nos hace entender en solo una sola hora a la semana que el mejor cine de los últimos veinte años se está haciendo en televisión.
Esto es solo un somerísimo repaso de lo que ha acontecido en el ámbito televisivo de los últimos años, en próximas columnas desarrollaremos en detalle las series Must see por excelencia que han llegado a su fin y las actuales que rompen esquemas por su particular y retorcida visión de la humanidad.