En términos generales tiendo a rechazar las modas y las tendencias que se imponen masivamente para uso y disfrute de la masa acrítica que las adopta como dogmas de fe. No es por terquedad o incapacidad para adaptarme, que también, sino más bien por resultarme impersonales y creadas para gustar a todos. Nada que este pensado y diseñado para gustar a todos puede ser bueno o asumido como mecanismo para resaltar la individualidad o la pertenencia a determinado grupo social o tribu urbana. Nadie puede destacar si solo es una copia de aquel con quien comparte gustos.
La interesante y loable iniciativa de apoyo a la terrible Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) a través del archirrepetido Ice Bucket Challenge ha permitido al mundo conocer el drama de quienes padecen esta penosa enfermedad y tomar consciencia de la existencia de asociaciones en varios países que se encargan de paliar este mal y sus consecuencias hasta ahora inevitables.
Infinidad de artistas y personalidades de talla mundial se han vinculado al reto publicando su video al mundo a la par de su donación a la fundación de su preferencia. En pocas palabras, la campaña ha sido todo un éxito.
Colombia es un país sui generis donde los haya -además de haber más fanáticos del F.C. Barcelona y Real Madrid que en toda España, o de volverse todos expertos del deporte de moda, o que a los expresidentes los sigan llamando presidentes- tiene la particularidad de que todas las modas pegan. Nuestros famosos (¿?) siempre ávidos de figurar en cualquier cosa que les permita notoriedad más allá de nuestra tele, salieron masivamente a participar del reto mencionado con cualquier recipiente que tuviesen a la mano. Videos con ollas a presión, vasos de plástico, tanques de almacenar aceite, latas vacías de leche KLIM, bateas y hasta un par de palanganas facilitadas por una palenquera a cambio de salir en el video, poblaron el portal Youtube en el capítulo Colombiano.
Todas las revistas y noticieros locales registraron a tal o cual famosillo en el patio de su casa vestido solo con una pantaloneta comprada en San Andresito para la ocasión mientras el calanchín aspirante a mejor-amigo-de-famoso vertía complaciente el preciado líquido que hasta hace dos semanas todos exigían para los niños de la Guajira que nadie recuerda ya.
Hasta ahí, nada distinto de lo acontecido a nivel mundial. Salvo por un detalle insignificante si se quiere, máxime teniendo en cuenta que la moda indicaba que lo importante del reto era salir semidesnudo echándose el agua de todos; mientras en EEUU la ALSA (por sus siglas en ingles), que es la única organización que lucha contra la ELA en ese país, reporta donaciones por $88 millones de dólares, en Colombia la Doctora Rocío Reyes, vicepresidenta de la Asociación de Esclerosis Lateral Amiotrófica de nuestro país, reportó donaciones por $50.000 (cincuenta mil) pesos.
Dicen que la moda no incomoda, pero para nuestros famosos (¿?) el simple y por lo visto poco habitual gesto de meterse la mano al bolsillo para colaborar con una causa noble, va en contravía de su afán por figurar y posar de actuales y modernos.