Los colombianos hemos estado inmersos en un sistema político, electoral y de partidos que muy pocos entienden y un grupo más reducido aún, sabe cómo funciona.
En una democracia participativa como la nuestra, por méritos constitucionales, se ve en tela de juicio cuando sus cuerpos de representación colegiada tales como, el Congreso (Senado y Cámara de Representantes), las Asambleas Departamentales, los Concejos Municipales o Distritales y las Juntas Administradoras Locales, JAL, no tienen claridad en cuanto al alcance real de su representación y representatividad en términos geográficos y poblacionales. Por esta razón, se puede ver que con el sistema actual, hay departamentos que no tienen representación en el Senado y tienen una muy escaza representación en la Cámara de Representantes. Cómo puede haber equilibrio de representación en un país donde hay departamentos que entre senadores y representantes a la cámara tienen más de veinte congresistas y otros departamentos que no tienen ningún senador o escasamente tienen dos Representantes a la Cámara? Qué equilibrio de poderes puede haber entre departamentos como Antioquia, Valle del Cauca y Cundinamarca comparados con San Andrés Islas, Vichada y Chocó? Este problema de representación no es nuevo en el mundo y existen soluciones democráticas y viables para ello, si se encuentra la voluntad política —que será lo más difícil de conseguir—.
Desde hace algún tiempo vengo analizando la propuesta de proyecto de ley impulsada por del ex senador John Sudarsky, que propone hacer un cambio en el sistema electoral colombiano, para pasar de ser un sistema proporcional, a ser un sistema mixto entre uno mayoritario y uno proporcional.
Aquí es donde la cosa se pone interesante, porque muchos de ustedes se preguntarán qué es eso de sistema mayoritario y sistema proporcional? Pues bien, países como Estados Unidos de América e Inglaterra usan el sistema mayoritario que consiste en tener un representante por cada distrito electoral de manera uninominal; por ejemplo, el representante a la cámara del distrito número once del Estado de Nueva York, representa única y exclusivamente los intereses de este distrito específico; por lo general los distritos electorales son pequeños geográficamente y con un número poblacional determinado, de esta forma el congresista sabe exactamente donde están sus constituyentes y estos pueden pedir cuentas a su congresista cuando así lo consideren. El sistema mayoritario tiene la falla que tiende a fomentar el bipartidismo y a excluir a grupos de minorías políticas.
De otra parte el sistema proporcional, como el que usamos en Colombia, usa mecanismos como la regla D’Hont, donde cada lista propuesta por un partido debe pasar un umbral determinado, se establece una cifra repartidora y de esta forma se distribuyen el número de escaños obtenidos, dependiendo del número de votos que haya sacado cada lista propuesta por los partidos. Este sistema tiende a fraccionar políticamente a los votantes sobre todo si hay circunscripciones muy grandes en términos geográficos, pero garantiza la inclusión de minorías políticas.
Ahora bien, la propuesta del ex senador Sudarsky se encamina a mezclar los dos sistemas para tomar los beneficios de ambos. Por un lado, Sudarsky sugiere tener distritos uninominales que corresponden a 820 mil habitantes por cada Senado y 410 mil habitantes por cada Representante a la Cámara, propone que el 60% del congreso sea electo por sistema mayoritario uninominal y el 40% restante por sistema proporcional, donde por cada circunscripción, cada partido presentará listas cerradas y dependiendo del número de votos obtenidos por partido, podrán obtener representación real y efectiva.
Aunque soy proclive a esta propuesta, considero que no soluciona del todo el problema de representación en el Senado de la República, pues este mecanismo no garantiza la representación en aquellos departamentos que tienen poca población y gran extensión geográfica. En otras palabras, departamentos como el Quindío terminarían teniendo mayor representación en el senado que el Vaupés, que es lo mismo que sucede hoy en día con el sistema que tenemos.
Teniendo en cuenta lo anterior, propondría como solución que adicionalmente a la propuesta del sistema mixto, se implemente un sistema de representación simétrica para el Senado y un sistema asimétrico para la Cámara de Representantes; es decir, que a cada departamento le corresponda un número igual de senadores, por ejemplo, podrían ser dos a tres curules por departamento y cada departamento se divide en dos a tres distritos electorales de tal forma que se deja claro dónde y quiénes son los constituyentes que representa cada senador. En el caso de la Cámara, la representación sería asimetría como propone Sudarsky, consiste en crear distritos uninominales cada 410 mil habitantes en cada departamento para que haya una representación proporcional al número de habitantes. De esta forma, en la cámara alta todos los departamentos tendrán una representación igualitaria y en la cámara baja se tendrán una representación proporcional al número poblacional de cada departamento.
Ahora bien, se hace necesario la realización de censos poblacionales periódicos —cada diez años como máximo— para poder reajustar la proporcionalidad representativa de cada departamento de acuerdo a la movilidad y crecimiento poblacional. Cabe anotar que el censo que rige el esquema vigente colombiano es el de 1986, el cual fue tomado por los constituyentes de 1991 para distribuir el número de curules que ostenta cada departamento actualmente; pero cuánto no ha crecido o se ha movilizado la población colombiana dede estonces?
Los beneficios de implementar un sistema mixto con simetría en Senado y asimetría en la Cámara son los siguientes:
- Representación igualitaria de los departamentos ante el Senado
- Representación proporcional de los departamentos ante la Cámara de Representantes
- Distritos electorales más pequeños facilitando el acceso y contacto con los ciudadanos
- Disminuye el costo de las campañas
- Los ciudadanos saben quién los representa y los congresistas saben a quienes representan
- Los ciudadanos pueden pedir cuentas a los congresistas rendirlas
- Habría más control ciudadano lo que podría prevenir actos de corrupción
- Aumentaría los niveles de participación y votación
- Disminuiría el número de votos anulados
- Mayor desarrollo para las regiones y departamentos
Este mismo planteamiento hecho desde el Congreso, se puede hacer en cada departamento para elegir sus diputados; también en las municipalidades o distritos, para la elección de sus concejos y juntas administradoras locales. Esto será tema de una columna futura.
Como lo mencioné al principio, una iniciativa como esta no será del agrado de los congresistas de aquellos departamentos que han venido siendo hegemónicos y mayoritarios por el número de curules que ostentan; pero es lo más conveniente para el desarrollo del país y su democracia.
A la final el poder reside en cada uno de los ciudadanos, son estos lo que deben tener la iniciativa de cambiar todo aquello que no funciona o no promueve el beneficio general de la Nación.