¿Nos quedaremos sin pastos marinos en Cartagena?


La Resolución 2724 de 2017, expedida por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, establece los criterios y procedimientos para la elaboración de estudios técnicos, económicos, sociales y ambientales con los cuales las corporaciones autónomas regionales deben presentar la propuesta de zonificación y el régimen de usos para los pastos marinos. En el contexto del área marina de Cartagena de Indias, esta norma adquiere una gran relevancia porque los pastos marinos son ecosistemas clave que sustentan la biodiversidad costera, los peces juveniles y la resiliencia frente al cambio climático. La adecuada ejecución de esta resolución no sólo fortalece el ordenamiento ambiental, sino también la calidad de vida de las comunidades que dependen del mar.

Para el caso específico de La Heroica y su entorno marinocostero, la implementación de esta resolución significa que se deben desarrollar estudios rigurosos sobre la distribución y estado de los praderas de pastos marinos, así como definir zonas de uso compatible, protección y restauración. Esto implica que actividades como la pesca, el turismo, el dragado o el desarrollo costero deben someterse a un marco regulatorio claro que garantice que no causen un deterioro irreversible. En un territorio tan sensible como el Caribe colombiano, donde la presión urbana y turística es demasiado alta, además de una evidente falta de procesos de educación ambiental que sean continuos en el tiempo, contar con una zonificación de los pastos marinos es un instrumento preventivo fundamental.

Además, la ejecución de la resolución favorece la articulación entre los distintos instrumentos de gestión ambiental —como los planes de manejo de áreas marinas, los convenios con comunidades pesqueras y los procesos de monitoreo— con miras a un manejo más integrado y sostenible del litoral. En un interesante foro de biología marina de la Universidad del Sinú Cartagena realizada esta semana, expertos coincidieron en que la norma exige que la zonificación de estos ecosistemas se realice con participación y consulta pública, lo que abre la puerta a que las comunidades locales de Cartagena se conviertan en actores activos del proceso, no meros observadores, y así se cumple con los principios del Acuerdo de Escazú: tal involucramiento refuerza la gobernanza ambiental, potencia el conocimiento local, y alinea los intereses sociales y ambientales hacia un objetivo común.

Finalmente, la importancia de ejecutar esta resolución radica en que su cumplimiento permite conservar funciones ecosistémicas esenciales —como el secuestro de carbono, la protección costera frente a tormentas, y la provisión de hábitats para numerosas especies marinas— al tiempo que se promueve un uso sostenible del mar. En Cartagena de Indias, donde las dinámicas costeras están expuestas a cambios acelerados, la zonificación de pastos marinos bajo este marco legal puede significar la diferencia entre una costa degradada y una región marina saludable y productiva. Por ello, resulta imperativo que las entidades regionales, el sector privado y la sociedad civil se sumen con compromiso a la implementación de esta herramienta normativa.

Adenda 1: Van ocho años de esta resolución. Será bueno saber, si Cardique, cumplió con esta tarea, sobre todo porque se puede contribuir a la actualización -de cierta forma- del Atlas de Praderas Marinas de Colombia, editado por el Invemar ¡en el año 2002!, y que sea accesible a la ciudadanía en general. Que se incluyan los pastos ubicados en cercanías a la ciénaga de Coquito, en la bahía de Cartagena, sobre todo porque parte o toda su cobertura está dentro del polígono propuesto por Cardique para la declaratoria de los Corales de Varadero como área protegida. Ojalá sea posible definirlo como un VOC (valor objeto de conservación).

Adenda 2: Mis felicitaciones a la Institución Educativa San Lucas, ubicada en el barrio El Milagro, porque su Proyecto Ambiental Escolar “Cartagena Anfibia” sigue cosechando éxitos. En las escuelas públicas del Distrito, este proyecto es un claro ejemplo de formación en educación ambiental escolar desde el reconocimiento y estudio de todos los ecosistemas de la ciudad, incluyendo los marinocosteros: el Premio GEMAS, obtenido el pasado 30 de octubre, es uno más de sus logros. ¡Buen viento y buena mar, estudiantes y profesores del San Lucas!

Premio Gemas 2025

                                                                                     La práctica hace al maestro.