@NIÑODIOS II ®


Una vez más y por intervención divina, tuve la oportunidad de vivir una novena navideña en el conjunto que me vio crecer en Lemaitre: “el San Juan”, más bien por intervención mecánica porque el carro en el que me movilizaba se detuvo con algunas fallas, justo en la parte posterior del evento y no hubo poder humano que le informara que no hacía parte de la escenografía de aquel rito religioso. Y estando allí en medio del calor, el sudor y una experiencia religiosamente automotriz de nivel: ¡Dios mío que prenda esta vaina!, entre “tirurirus” y “tutainas”, recordé algunas dinámicas político económicas que rodean la interacción social religiosa de las generaciones tempranas del caribe.

Apreciado lector durante este escrito me gustaría que tenga en cuenta las tres fases (motivación o recordatorio, rutina o respuesta y recompensa) que normalmente se implementan en la construcción de hábitos en los individuos.

La novena navideña que realiza su cita a partir del 16 de diciembre en Cartagena de Indias se convoca bajo una dinámica similar al ejercicio electoral, en donde si usted asiste y realiza el rito, recibirá de primera mano un incentivo alimenticio, que dependiendo de la fortaleza de la casa política o el no lugar donde se realiza la novena será recompensada con la periodicidad necesaria para mantener la fidelización de los participantes y al final, si la audiencia ejecutó las acciones esperadas recibirá una recompensa mayor, no sin antes pasar por una estricta auditoría de asistencia, que confirma a través de papelillos, listas o tarjetas con sellos la participación del público objetivo en todas las sesiones realizadas.

Alguna vez escuché una leyenda urbana que decía que un niño ya fidelizado en un rito navideño, invitó a su compañerito a participar del ejercicio pero antes de ingresar al mismo lo puso en sobre aviso de lo que ocurría, “mira Felipe, la señora bonita es la que canta y dice cosas bonitas del @NIÑODIOS II ® , ella al final nos entrega ricos buñuelos y el 24 de diciembre nos entrega regalitos, ella es muy linda, pero el señor que ves al fondo, el orejón, es el esposo y él es quien pone el dinero para todo, a él le dicen el marciano pero no le vayas a decir así porque ¡no te dan regalo! Pilas, ¿no?”.

La intención participativa de la audiencia y las ganas de acceder a los incentivos se demuestra en la preparación de las herramientas musicales o instrumentos artesanales con las cuales se realizarán los cánticos, de esta manera, las maracas de mis chicos vernáculos se componen de latas con piedras, las panderetas son alambres de chispitas mariposas que atraviesan tapas metálicas de gaseosas machucadas y en su defecto quienes no tienen las posibilidades de intervenir con materiales sofisticados sus instrumentos, buscan palos de madera para amenizar con claves las intervenciones musicales.

La novena generalmente inicia con la lectura del anfitrión, seguida de la participación activa de pequeños individuos vernáculos que inician su senda hacia la fama temerosos de errar en la lectura que realizan, nunca nadie sabe qué dice la novena, porque a muy pocos se les entiende y siempre todos quienes intervienen están más al pendiente de cómo leen y no del contenido literario de lo que leen. Superada la prueba de la lectura estos individuos pasan de nuevo a la manada y disfrutan al unísono de los villancicos, los cuales dependiendo de la sagacidad de los intérpretes sufren modificaciones del tipo “tu taina tutu tu ma… tu taina la vieja Luzma” o “Mayra” o cualquier nombre de la mamá de alguno de los compañeros cantautores, no haré alusión a los cambios que se implementan al “burro sabanero y sus tuqui tuquies” o a los “castores de Belén que vienen con Rambo 3” esto se repite año tras año y supongo pertenece a las dinámicas culturales folclóricas bajo las cuales hemos sido criados.

Llega el esperado día del nacimiento y aparece la alarma de motivación, el papá dice hoy es 24 y el que se quedó se quedó, con esta frase aparecen varios significantes en la mente de un individuo de corta edad, y son mandatorios condicionales del tipo, levántese, báñese y arréglese, porque de lo contrario, no accederá a ropa nueva y juguetes.

Por alguna extraña razón y no sé cuántos se identifiquen con este relato; en mi caso, había que buscar al @NIÑODIOS II ® , a mi viejo le entregaban un cheque, pero siempre carecía de una firma, la firma de quien para mí era el @NIÑODIOS II ® ya que con ella se abría la posibilidad acceder al efectivo y para obtenerla usted debía buscar a un funcionario que suministraba dicha firma, la cual requería para su suministro de algunas dádivas por parte de mi padre, y no eran espirituales, eran del tipo CVY o para mejor comprensión ¿qué vas a mandar?. Mi papá al mejor estilo de “la vida es bella” convertía esta tediosa labor en un juego de astucia y estrategia, pasábamos por diferentes lugares recopilando pistas hasta que lográbamos encontrar al misterioso hombre de la pluma entintada. Pero ustedes dirán Posso, eso era en su caso, le garantizo que si usted pregunta a sus padres cómo obtenían el dinero para sus compras de fin de año, las respuestas estarán cargadas de peripecias similares con variaciones de pronombres, sustantivos y sujetos, pero no de verbos.

Yo siempre tuve de primera mano el ingreso a los talleres del @NIÑODIOS II ® en Cartagena de Indias, se llamaba “San Andresito”. Mi padre nos llevaba allí, a una bodega inmensa en el mercado de “Bazurto” que se abría de par en par a mi ingreso cuando mi papá me decía: “escoja lo que quiera hijo” y era un momento sublime y magnánimo, porque tenía a la mano cualquier cantidad de material didáctico manufacturado por los duendes de china, y en lo que quedaba de la tarde y parte de la noche mi padre departía con duendes que administraban el lugar y yo jugaba y escogía los juguetes más grandes e impactantes que encontraba a mi paso. Con la caída del sol y bajo una desesperación ansiosa de mi parte porque sentía que me quedaba sin nada, los talleres iban cerrando una a una sus puertas de persiana metálica y solo quedaba un pequeño taller que era el local de un compadre de mi viejo y era ahí en donde bajo una reducida oferta me compraban lo que yo “quería”.

Por eso para el resto del universo es posible que el comportamiento sea estipulado por la recompensa, mi papá comprándome siempre lo que yo “quería” y mostrándome cómo se conseguía, me enseñó, que no importa lo que desees, tampoco importa con cuánta fe lo pidas, lo que importa realmente es que lo busques y lo consigas eso sí, siempre de manera legal y ética. Me enseñó que existe un proceso y que el mismo será funcional en la medida de los logros obtenidos por mérito propio.

Creo en las tradiciones porque a partir de ellas se constituyen aspectos culturales relevantes pero considero que se deben replantear las dinámicas implementadas en las bases bajo las cuales construimos los hábitos de nuestra sociedad.


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