Desde hace unos días rueda un correo en el que, resentidamente, insultan a los periodistas Ernesto Taborda, de El Universal, y Ana María Cuesta, del Canal Cartagena, por la información publicada referente al “divorcio” entre el alcalde Campo Elías y su secretario del Interior, Nausícrate Pérez. De los dos periodistas no tengo reparos en afirmar que son excelentes profesionales.
Un documento mal escrito, hecho, al parecer, por quién sabe qué “periodista”, poniendo en duda la veracidad y profesionalismo de los dos colegas, acusándolos de recibir dineros de concejales y asesores para “sacar informaciones”; insultándolos, diciéndoles “boleteadores”.
Habría que preguntarle al que mal-escribió estos comentarios, desde cuándo el hecho de “boletear” —si nos referimos a la exposición pública del cumplimiento de labores— se desvinculó del oficio del periodismo, sobre todo, el de “boletear” a los malos funcionarios públicos, independientemente del caso en cuestión.
El único compromiso que debe tener un periodista es con la comunidad, no con funcionarios ni políticos que se ponen furiosos porque les sacan información, que al fin de cuentas, resulta irrelevante.
En Cartagena, estos personajes se creen intocables porque así se han acostumbrado. Que no salen de la ciudad porque seguro no sobrevivirían moralmente a otras condiciones. No me los imagino ejerciendo en ciudades como Bogotá, donde la crítica, la caricatura, la sátira, incluso el rumor a funcionarios y políticos es el pan de cada día.
Que no se acostumbren mucho a la prensa blanda, y que empiecen a asumir las responsabilidades propias de los cargos que hoy tienen y en los que no tienen que hacer otra cosa diferente a servir a los ciudadanos que los eligieron, y que son quienes les pagan el sueldo.
Que empiecen a cumplir con las funciones sin estar pendientes en mojar prensa que, finalmente, para eso no les están pagando.
¡Que no nos crean tan pendejos a los ciudadanos! Que no crean que mientras la ciudad se está cayendo les van a publicar cuentos de hadas con finales felices.
Nota: las opiniones difundidas en este blog son personales, y no comprometen, en ningún momento, al medio donde trabajo.