A la cantidad de restricciones para los ciudadanos en ocasión de la VI Cumbre de las Américas, el ingreso de centenares de policías, motos, ferraris y caballos, se le suma la instalación de una sede de Juan Valdez Café en la emblemática Plaza de la Paz, al pie de la Torre del Reloj, que ha causado el rechazo general en las calles y en las redes sociales, y que por su inusual forma la han comparado con naves alienígenas.
Como dirían los más indignados, sacaron a los tinteros, y a los tintos de $300, para poner un negocio que vende el tinto a $2200. El precio no es discusión, el cartagenero no va a Juan Valdez a comprar tinto. Lo que tiene ardida a la ciudadanía es que se haya utilizado ese espacio para el beneficio de una empresa privada, así como las que usan las playas y otras plazas del Centro. Sin embargo, el negocio tiene el permiso de la Alcaldía para funcionar y estará en ese lugar hasta el próximo sábado 14 de abril.
El director de Espacio Público, Adelfo Doria, rara vez me contesta el celular, por no decir que nunca, y hasta el momento el único que ha dado declaraciones es el secretario del Interior distrital, Nausícrate Pérez, al parecer, el único autorizado para hablar sobre el tema.
El funcionario ha dicho a El Universal que el puesto de Juan Valdez en la Plaza de la Paz “obedece a una solicitud de la cancillería para promover la marca del café de Colombia, fue ordenado por el gobierno como sitio estratégico. La ciudad se acomoda al evento de talla internacional”. Pregunto: ¿y si lo ordenado por el Gobierno raya con las normas para preservar el Espacio Público? ¿Las leyes también se deben acomodar al evento de talla internacional?
Para el funcionario, no hay restricciones para los vendedores ambulantes ni en la playa ni en el Centro, en eso hizo énfasis y tiene razón, porque lo que hay es una prohibición y los tinteros no pueden vender sus tintos en el Centro durante la Cumbre. Como si el café de los tinteros no fuera de Colombia.
La gente está molesta, y no es para menos. Cartagena pasó hace rato de ser la ciudad heroica de negros donde se gestó la independencia del país a un “hotel de lujo” de ocasión que nos la prestan a los negros cartageneros para sobrevivir.
Nota: comparto lo que dice la editorial de El Universal de este lunes (9 de abril). Que la energía de la protesta y la crítica no se desvanezca y que también sirva para empezar a construir ciudad.
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