¿Quién los entiende?


Ayer el alcalde Campo Elías Terá Dix cumplía 168 días por fuera de la administración por las constantes incapacidades médicas a razón de su enfermedad, sin embargo, hasta el momento no se conoce una nueva incapacidad —que debía ser entregada ayer mismo—, lo que suspende el conteo de los 180 días con los que se declararía la vacancia absoluta; y posiblemente la incapacidad nunca llegue porque la Fundación Santa Fe de Bogotá, donde le fue tratado el cáncer a Terán Dix, certificó que este podía “reincorporarse a la vida laboral”. En pocas palabras, a Terán solo lo tiene por fuera de su silla la suspensión de la Contraloría.

Mientras eso sucede, el secretario general de la Alcaldía, Jorge Lequerica, sale de pelea con la concejal Saray Aguas, en una disputa verbal en donde no se sabe quién le faltó el respeto a quién: si Lequerica por alzarle la voz a Aguas o esta última por decirle que estaba de “figura decorativa”. Lequerica durmió, se levantó y llegó al Concejo ayer a darle la mano a Aguas. ¡Todo un príncipe!

Al toque, la conclusión de un debate ciudadano, analizado, como bien lo dijo Óscar Collazos en su última columna, por personas que “tienen, tenían o siguen teniendo intereses en la administración de Campo Elías y en la del quinto alcalde encargado”, fue que la renuncia de Terán Dix solucionaría la crisis distrital. Incluso algunos líderes entregaron una carta pidiendo la renuncia de Campo Elías, y que pretenden hacerle llegar a través de Nausícrate Pérez Dautt. Lo que no se sabe si conocen los firmantes es que la última vez a Pérez Dautt le negaron la entrada para hablar con el alcalde.

Y el más interesado en la renuncia de Terán pareciera ser el encargado Otero que no tuvo siquiera la delicadeza de aclarar que era el encargado en el documento del Plan Anticorrupción, cuyo Mapa de Riesgos de Corrupción Institucional o le faltan páginas o es un chiste al identificar, apenas, seis casos de riesgo de corrupción en la Administración.

Seguido a esto, Otero ha pedido apoyo al Concejo para realizar su gestión administrativa, paradójicamente luego de que no recibiera al concejal David Múnera, del Polo Democrático, en su despacho. Y como dato curioso de la gestión de Otero de destaca el nombramiento como asesora de Elvia Baena Malo quien, como lo dice La Silla Vacía, es “sobrina del magistrado de la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, Gustavo Malo Fernández, de origen cartagenero”, y quien, además, “es de la cuerda del exmagistrado de esa Corte y actual magistrado del Consejo Superior de la Judicatura, Francisco Ricaurte”.

La Silla calificó este nombramiento como un “cariñito para los investigadores de Zuccardi” y llamó la atención sobre que en esa sala de la Corte sea donde se investiga a la senadora, amiga del alcalde encargado.

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