Tercería obligada


Al final todos vamos a morir. Y como estamos hablando de política, de elecciones, de candidatos y de que hay uno que parece que no lo alcanza nadie, al final todos nos vamos a unir.

Como dijo uno de los impulsadores del voto en blanco, Juan Diego Perdomo, solo con generar de manera visible esta propuesta los candidatos que no van punteando las encuestas piden a gritos lo que les pidieron muchos ciudadanos desde mucho antes: unión.

Yo no quiero a Campo Elías como alcalde de Cartagena, pero no hay que quitarle méritos al locutor popular porque ha puesto a la clase política tradicional de esta ciudad, pobre y sucia, a parir de la manera más sabrosa. Parece que le importaran poco sus adversarios políticos.

Campo Elías se vuela de los debates —y yo en su lugar también lo haría—, habla y la embarra, dice “decepción estudiantil”, le sacan videos donde se quita los zapatos y se alivia del ataque de “jasa-jasa” en medio de un foro, sin embargo va adelante, va ganando, va punteando con una suerte que Mockus habría envidiado en su momento. Es que los pobres no van a los debates ni entran a YouTube.

Y yo que pensé que a Carlos Díaz le iba a servir de algo, por fin, haber sido alcalde de Cartagena; que a Miguel Raad le iba a servir pertenecer a una familia política tradicional o que a María del Socorro le iba a ser útil, también por fin, haber estado tanto tiempo en el Concejo, aprendiendo. Pero no. Para sus desgracias y la de muchos de nosotros, Terán abrió campo y, a su estilo, “se metió como los buenos”.

Quedan dos opciones para que Campo Elías no sea alcalde, y dentro de esas no está María del Socorro. O votamos en blanco o votamos por una tercería obligada por las circunstancias de este juego político. Yo le dije a Juan Diego que iba a votar en blanco y también le dije a un destacado líder juvenil, que me llamó muy interesado, que aún se podía hacer alguna otra cosa, lo que sea.

No estoy tan seguro de votar en blanco y tampoco estoy seguro de que algo diferente a estas dos opciones —voto en blanco y tercería— pueda tomar la fuerza necesaria para ser determinante el 30 de octubre. Las dos opciones alternativas que han nacido deberían dejar sus egos a un lado y hacer lo que más nos conviene como ciudad.

Voto en blanco y tercería: ¡únanse, junten sus ideas! Yo sé que no van a ser la solución a esta ciudad que se la está llevando el diablo poco a poco —y no es por el calor—, pero así le quitarían la indecisión a mí, y sé que a un poco, de saber por quién votar.

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