El municipio de San Jacinto está nuevamente de fiesta: uno de sus hijos acaba de ser nominado al premio Grammy Latino en la categoría de vallenato/cumbia.
Se trata del acordeonista Rodrigo Rodríguez Lora, quien, al lado del cantante sucreño Juan Piña, lanzó al mercado el disco compacto “Juan Piña le canta a San Jacinto”, un compendio de canciones del estilo sabanero y pertenecientes a compositores de la sub región de los Montes de María.
Para algunos neófitos en cuanto a la música de acordeón con estilo sabanero, a lo mejor el nombre de Rodrigo Rodríguez no resulte tan familiar, pero para los conocedores del folclor de la Región Caribe colombiana está claro que se trata de uno de los acordeonistas y compositores más prolíficos que ha parido la música terrígena de este lado de América Latina.
En más de 30 años de vida artística, Rodríguez Lora ya casi se acerca a las 50 producciones discográficas, realizadas en compañía de connotados cantantes como su paisano, el compositor Adolfo Pacheco; el cantante sucreño Miguel Cabrera, con quien diseñara un excelente cuadro musical durante el auge del llamado “vallenato romántico” en la década de los años 80; y con el cartagenero Manuel “Mañe” Bustillo, coronando selecciones de canciones folclóricas del Caribe colombiano.
Pero, al igual que ha sucedido con otros artistas colombianos, Rodrigo Rodríguez es mucho más conocido en el exterior que en Colombia, pues en México (en donde se le conoce como Roy Rodríguez) goza de una sólida preferencia por cuya razón no dudan en catalogarlo como otro de los reyes de la cumbia, después del desaparecido Andrés Landero Guerra.
“Juan Piña le canta a San Jacinto” viene a ser uno de sus más recientes proyectos, concebido en la ciudad de Barranquilla, más exactamente en casa del también músico Osvaldo Olivera, quien en alguna ocasión había hecho parte de la orquesta La Revelación, que fue, durante mucho tiempo, el marco musical de Juan Piña.
En esa parranda, obviamente, también estaba como invitado Piña, quien acababa de llegar de los Estados Unidos, en donde había residido por varios años y lejos de las actividades musicales que tanta gloria le dieron en Colombia.
En medio de la celebración, le comunicó a Osvaldo Olivera su buena impresión por el estilo de Rodrigo Rodríguez en el acordeón, por lo cual se animó nuevamente a imaginar otra grabación en estilo vallenato tradicional, a pesar de que llevaba 15 años sin cantar en ese género. Pero la propuesta sufrió una variación, pues Rodríguez le sugirió que el disco compacto se hiciera con acordeón en estilo sabanero.
La primera canción que Piña tenía en mente era el merengue clásico de Adolfo Pacheco, El viejo Miguel, a lo que Rodríguez aportó el resto del repertorio: “Mercedes”, “El cordobés”, “La hamaca grande”, “La muerte de Eduardo Lora”, “La pava congona”, “La cuna de Landero”, “La maestranza”, “Sueño con María” y “Milagro de amor”, este último de la autoría del acordeonista.
Los gastos de la producción corrieron por cuenta de ambos artistas, y fue así como en febrero de 2011 comenzaron grabando en los estudios de la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia (Sayco), en Barranquilla; y concluyeron con las mezclas en el estudio Audio Sistemas, de Javier Weber, en la capital del Atlántico.
La grabación, que también contó con la participación del cantante venezolano Argenis Carrullo; y la cantante colombiana Norma Villa, salió al mercado fonográfico el 12 de agosto de 2012, bajo el sello “Damar Producciones”, de propiedad de Rodrigo Rodríguez.
El lanzamiento tuvo lugar en Cartagena, en el Teatro Adolfo Mejía y en la Plaza de la Paz, con una primera edición de mil copias, que se agotó rápidamente, gracias a la promoción que se adelantó en las redes sociales de internet, debido a lo cual muchos amantes del folclor, que residen dentro y fuera de Colombia, llamaban a Rodríguez en aras de adquirir el disco compacto. Ya se está cocinando una próxima edición de mil ejemplares.
“Juan Piña le canta a San Jacinto” está nominado el premio Grammy Latino en la categoría de cumbia/vallenato, por su carácter netamente folclórico, aunque debe ratificarse que está cimentado sobre lo más rancio de la música sabanera, la expresión melódica y literaria que siempre se ha cultivado en los departamentos de Bolívar, Sucre y Córdoba, tarea que no le quedó grande a Juan Piña, bajista consumado, que domina armonías y cinquillos con que dominar la vocalización de diferentes aires tropicales.
“La nominación aparece en la página oficial de los Grammy Latino, en donde Colombia obtuvo otras 17 nominaciones entre los que están Juanes, Shakira, Chocquibtown y Maía; y en la misma categoría de Rodrigo Rodríguez compiten Jorge Celedón, Diomedes Díaz, Omar Geles y Silvestre Dangond. Los ganadores serán anunciados en la ceremonia oficial que se realizará en ‘Mandalay Bay Events Center’ en Las Vegas el 15 de noviembre de 2012”, ha informado, por estos días, la prensa especializada.
Quienes conocen de cerca a Rodrigo Rodríguez no sólo destacan su don de gentes, su generosidad y mesura en cuanto a relaciones sociales, sino también su comprobado amor por la tierra que lo vio nacer. Por eso, en ninguna de sus producciones discográficas ha olvidado incluir canciones clásicas o nuevas de los compositores de la sabana.
Actualmente, además de ser uno de los técnicos de acordeones más prestigiosos de la Región Caribe, viene concibiendo proyectos como “Acorbanda”, una serie de discos compactos en donde rinde homenaje a la música sabanera, en formato de agrupación corralera; es decir, una combinación de banda palayera con acordeón.
Pero también concibió la producción “Entre el Valle y mi Sabana”, en donde se hizo acompañar del extraordinario cantante cartagenero Mañe Bustillo, para grabar temas clásicos de los cancioneros vallenato y sabanero, pero con sonido de parranda y con mucho sabor a pueblo, producción que ya se apresta a materializar un segundo volumen.
Un semillero de acordeonistas y cantantes infantiles y juveniles espera su turno en los Montes de María, donde el maestro Rodríguez tiene una escuela patrocinada por el Sena, la cual ha mostrado sus frutos en los diversos festivales de música sabanera que se realizan anualmente en la región, y de los cuales Rodrigo Rodríguez fue ganador, en varias ocasiones, durante sus inicios como acordeonista y compositor.
De lograr alzarse con el premio Grammy Latino, Rodríguez sería el segundo artista sanjacintero en recibirlo, tomando en cuenta que el mismo galardón llegó por primera vez a esa tierra de manos del legendario conjunto “Los gaiteros de San Jacinto”, quienes lograron destacarse mediante su producción “Un fuego de sangre pura”, en donde continuaron con la misma sapiencia y sonoridad que fundaran Toño Fernández y los hermanos Lara.
Si el premio no aterriza de nuevo en San Jacinto, la sola nominación sería suficiente para que las autoridades distrital y departamental hicieran un justo reconocimiento a Rodríguez, tal vez el más grande defensor con que cuenta el folclor de los Montes de María en la actualidad.