El béisbol con sabor a barrio

Radio Fronteras y las vecindades al aire


De las experiencias comunicacionales que se están dando en las zonas subnormales de Cartagena, especialmente en los barrios de las faldas de La Popa, es justo destacar la apertura y la permanencia de Radio Fronteras.

Se trata de una emisora comunitaria que, pese al empeño de las personas que la conducen y del sentido de pertenencia que demuestran los habitantes de esas zonas, aún no ha logrado recibir la bendición de que el Ministerio de Comunicaciones le permita salir al aire.

Por el momento, Radio Fronteras se desempeña como una emisora netamente deportiva, ya que todos los domingos transmite los partidos de béisbol que se realizan en el estadio del barrio Santa Rita, en donde reúnen todas las comunidades que rodean esa sección de la ciudad.

Esas jornadas deportivas no sólo son una excelente excusa para que los operadores de Radio Fronteras expandan sus habilidades en el manejo de los micrófonos, sino también para que las comunidades tengan el acercamiento que se necesita para iniciar una verdadera armonía e interacción entre vecinos alrededor del deporte.

Alfonso López Villa, Harold Herrera, Miguel Reyes y Demetrio Sepúlveda, los locutores de Radio Fronteras cuentan que la idea de abrir la emisora surgió en 1992 cuando un economista del barrio Santa Rita, llamado Luis Casanova, les sugirió que se organizaran en torno a una emisora comunitaria que cubriera los campeonatos de béisbol que se desarrollaban durante todo el año en los sectores circunvecinos.

Tiempo antes, el grupo hacia parte del gremio de labores cívicas y culturales de la Parroquia Santa Rita, encabezado por los sacerdotes Alfredo Vargas Corneo y Efraín Aldana, pero después se dedicaron a arbitrar los partidos de béisbol, como también a hacer las anotaciones de cada encuentro con el historial de los jugadores.

De esa forma nació la “Asociación e Árbitros y Anotadores de Santa Rita (Asoasar)”, que actualmente conserva la misma sigla, pero con el significado de “Asociación de Recreación, Cultura y Deportes de Santa Rita”.

Antes de la emisora, ninguno de los involucrados tenía experiencia en radio o en periodismo, aunque Alfonso López Villa dice que desde muy niño soñaba con ser narrador deportivo; era el que más escuchaba los partidos de béisbol narrados y comentados por Carmelo Hernández Palencia, Napoleón Perea Castro y Melanio Porto Ariza. Con frecuencia practicaba narraciones beisboleras que él mismo inventaba con los micrófonos de su imaginación.

De tal forma que cuando vino la propuesta del economista Luis Casanova sólo hubo que buscar la ayuda de la Parroquia Santa Rosa, que aportó una pequeña amplificación, mientras que el concejal Rafael Meza Pérez donó el primer micrófono, a la vez que la comunidad colaboró con la compra de los altavoces, mediante una rifa que organizó el mismo grupo.

El paso siguiente fue rescatar el que ahora es el estadio de Santa Rita. Antes de que surgiera la empresa radial y deportiva, el espacio era un solar enmontado, motel para amantes, cueva de atracadores y consumidores de estupefacientes, a quienes la comunidad desterró después de haber arrasado con la maleza y las basuras, para luego instalar las mallas y construir los dugouts que por fin le dieron cara de estadio al solar.

Al fondo del recinto se levanta una loma trasquilada que hace parte de las estribaciones del cerro La Popa y en donde los fanáticos del béisbol se apuestan con sombrillas, o bajo los escasos árboles, para no perderse un solo instante de las justas. Pero, al principio, el mismo accidente geográfico no permitía que las voces de los locutores llegaran hasta los vecinos del barrio Pedro Salazar, cuyas casas se levantan en la cresta de la elevación.

“Era como una frontera entre ellos y nosotros”, afirma Alfonso López Villa y al tiempo recuerda que fue a su hermano Jairo a quien se le ocurrió utilizar la adversidad para bautizar la emisora: “Radio Fronteras”, que desde ese momento nacería para convertirse en el epicentro de la integración entre los vecinos de las faldas de La Popa.

Los domingos, dos horas antes de que empiece el primer partido, Alfonso López Villa, Harold Herrera, Miguel Reyes y Demetrio Sepúlveda transmiten noticias generales y servicios sociales referentes a la vida diaria de las comunidades vecinas, tal como han aprendido en los frecuentes talleres de radio a los cuales asisten y en la Fundación Esperanza, una asociación de emisoras comunitarias de Santa Marta, a la cual los integró el padre Efraín Aldana.

Así mismo, desde el comienzo de la emisora han contado con el aprecio de periodistas y locutores deportivos de Cartagena, quienes los invitan a sus espacios radiales y por los cuales alguna vez abrieron su propio magazín en la emisora Radio Príncipe, todo como una especie de práctica previa para cuando ocurra el milagro de que Radio Fronteras pueda tener su puesto en el espacio radial comunitario colombiano.

Los conductores de la emisora insisten en que su labor, aunque sea únicamente dominical, ha servido para que los barrios de esa zona se integren alrededor del deporte, pero también para que se generen ideas en cuanto al trabajo cívico, “ya que muchas personas juntas y contentas piensan mejor que una sola aislada y con problemas”, dicen.

Pero también afirman que ese espacio ha servido para que la población infantil visualice otra opción de vida entre el periodismo, la locución o la radio operación, “y lo noto cuando voy por la calle y los muchachos me saludan con frases como ‘mano completa’, que uso para decir que van dos bolas y dos strikes; y ‘Dios ayúdame más de lo que me has ayudado’ o ‘Lo que yo repito es porque lo he visto’”, dos frases que esboza Demetrio Sepúlveda cuando está haciendo sus comentarios.

“Los peloteros —afirma Demetrio—, mediante la emisora, también han aprendido a tener sentido de pertenencia respecto al campeonato, porque en cuanto anunciamos sus averages para que el público se entere, eso los obliga a mejorarse, si no van muy bien; y si es lo contrario, los anima a mantenerse en buena forma”.

Un año después de fundada la emisora, Asoasar lanzó a la calle al revista Sotfboll, cuya primera edición estuvo dedicada al beibolista cartagenero José Miguel Corpas, de quien el padre Efraín Aldana destacó en la misma publicación que fue uno de los peloteros que se formaron en el estadio de Santa Rita, cuando apenas era un campo rústico en el que se desarrollaban torneos de bate de tapita, bolita de caucho, softball y béisbol.

“Son niños —contó Aldana en esa oportunidad—, jóvenes, gente de más edad, para darle desfogue a la efervescencia tropical, el entusiasmo deportivo propio de nuestra cultura que compite en la alegría, que vocifera, dialoga con ardor, comparte sus comentarios en medio del calor de las gradas improvisadas, pero todo con un respeto humano, exigiendo justicia, defendiendo los derechos del equipo de sus preferencias, pero respetando a la vez los de los otros. Eso es construir paz. Eso se llama ir abriendo un futuro más digno”.


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