Cuando se acabó Victoria Internacional Estéreo, se acabó Cartagena


Lo que van a leer, son elementos de mi propia memoria. Y como ustedes saben, la memoria es caprichosa, acomoda las cosas según la experiencia vivida. De modo que mis recuerdos sobre aquella mítica emisora radial Victoria, acaecieron en el escenario barrial de la calle de Las Américas. Aquella que conecta la carretera del Bosque, a la altura de la embotelladora de la Kola Román, con la avenida Cristanto Luque, en la esquina de la tienda Puerto Rico.

 

A la mitad de la calle, el Cine América, que para los años setenta, estaba convertido en el taller de El Duque. Con el tiempo supe que en los años cincuenta, el inspector del cine era el papá del Doctor Emilianito, el médico del barrio. En los setenta sólo había banda de Amplitud Modulada en Cartagena y allí habitaba Victoria, una emisora de música “Solle”.

 

Siempre que escribo del tema, tengo que repetir qué significa la palabra “Solle”. Una palabra cada vez más olvidada, y cada vez más pasada de moda. Se refiere el término al grupo de audiencia joven que formó su gusto musical en la matriz de la programación de Victoria. La música, en general, era llamada “Americana”, pues, venía cantada en un idioma distinto al castellano, casi siempre en inglés. “Los solles” suponían un estilo de vida, de moda, de práctica del vestir, de ver el mundo a otra velocidad, de conectarse con la sensibilidad urbana moderna y sentir que, desde esta ciudad, se podía formar parte de todo eso.

 

Gracias a Victoria, nos podíamos sentir parte del mundo e imaginarlo de cierta manera. Digo imaginarlo porque, en los setenta, no era fácil tener televisor en casa, no obstante que la televisión llegó a Colombia en 1954. Era común ver los niños arrecostados en el canto de la puerta de la casa ajena, buscando un espacio entre los barrotes de una ventana, para ver un poco de televisión por caridad del vecino. En casa teníamos un televisor en blanco y negro, que papá trajo de Nueva York cuando era suboficial de la armada en los años sesenta. Allí, por primera vez, vi un videoclip musical: “Hydra” del grupo inglés Toto. (https://www.youtube.com/watch?v=TznzQ8XxNeQ) Era el año de 1979.  

 

Según el DANE Cartagena tenía 312. 557 habitantes para 1973 y para 1985 ya éramos 511.767 personas. Un rápido crecimiento poblacional y de importantes cambios urbanos. Un lapso de tiempo en que se reformó el aeropuerto de Crespo; se trasladó el mercado público al sector de Bazurto; apareció el hotel Hilton; apareció también la primera escalera eléctrica en la ciudad: en el almacén Magali París; se construyó el centro de convenciones; se inició, se desarrolló y desapareció el Festival Internacional de Música del Caribe; aparecieron muchos barrios nuevos construidos por el Instituto de Crédito Territorial; creció la oferta de universidades, privadas todas; y, la música de Victoria era parte fundamental de la banda sonora que acompañaba aquellos cambios en nuestra vida. Cambios que trajeron una ilusión colectiva de optimismo en el futuro. No obstante, la mancha tugurial del suroccidente de Cartagena, crecía de forma inatajable. Las pandillas ya eran famosas y sus duelos a puñal, a piedra y a banquillo en los bailes picoteros eran fuente de la nota roja setentera de periódicos como El Diario de la Costa y El Universal.

 

Eso sí, la ciudad siempre ha estado partida en dos. Eso nunca ha cambiado. Unos viven a expensas de otros.  

 

Ya estábamos en la frontera de los ochenta y es cuando aparece Christopher Cross con un extraordinario tema: “Sailing” (https://www.youtube.com/watch?v=VMkIuKXwmlU) entre otros temas, cuyos videos circularon en el programa “Mid night special” que daban por televisión los jueves a las once de la noche. Tenía que pelear con papá para que me dejara asomar por aquella ventana y  ver cómo era el mundo, por escasa media hora. El resto de la semana me tenía que imaginar cómo eran las cosas, según las notas musicales. Hasta que un día apareció el betamax y la televisión a colores. Vinieron otras ofertas de televisión: “Solid Gold” y “The soul train”.

 

A mi juicio, lo fundamental es cómo nos interpeló esa música y aquellas imágenes. Asumo que los negros y negras de Cartagena pudimos ver que podíamos formar parte de un futuro tan bueno, que para el año 2000, todo iba sería igual a una gran fiesta disco global. Tal interpelación era directa cuando uno veía videos como “Let´s Groove” de Earth, wind and fire. (https://www.youtube.com/watch?v=Lrle0x_DHBM). O, en todo caso, videos y canciones que eran referentes concretos de la moda y la elegancia de un negro urbano, moderno. Buen ejemplo de ello es “Celebration” de Kool and the gang. (https://www.youtube.com/watch?v=3GwjfUFyY6M) Allí podemos ver elementos del vestir, del bailar y del vacile efectivo. Así era, porque estas canciones también se programaron en los picós de los barrios cartageneros. Camisas y pantalones que aparecen en el video, mamá me los compraba en el almacén Papi. Los zapatos blancos en el mercado.

 

En los picós barriales sonaron los éxitos de Michael cuando formaba parte de los Jackson Five. Recuerdo en especial dos canciones: Blame it on the Boogie (https://www.youtube.com/watch?v=mkBS4zUjJZo) y Don´t stop to get enough (https://www.youtube.com/watch?v=yURRmWtbTbo).  En barrios como Santa María, por ejemplo, apareció el grupo “Kaos”, a partir de un comité cultural orientado por el entonces dirigente juvenil Bernardo Romero Parra. El grupo “Kaos” aparece en 1983 y era formado por puras negras y negros “Solles”. El grupo de bailarines posicionó sus destrezas artísticas en el escenario moderno, turístico e internacional de entonces: Bocagrande y El Laguito.  En 1984, el grupo “Kaos” actuó un show en el recién inaugurado centro de convenciones, para la coronación de la señorita Bolívar. Sufrieron muchas manifestaciones de exclusión y racismo, según me contó Tiberio Zúñiga, uno de los artistas estelares. No obstante, el show fue de un triunfo tal, que Billy Pontoni, un exitoso cantante de la época, al sentir la presión y la enorme energía expectante del público cedió el lugar central de la velada al grupo “Kaos”. El show reprodujo la puesta en escena del video clip “Thriller” de Michael Jackson.

 

Me contó Tiberio que para montar el número, se asomaban por el ventanal de la casa de un vecino, para ver el video de Michael. Cada uno de los miembros del grupo seguía la pista coreográfica de un bailarín del video y allí, en la calle, en los patios y en las salas montaron el show.

 

Para los años ochenta eran comunes las fiestas “Solle” de fin de semana en casi todos los barrios de la ciudad. Había escenarios privilegiados como las discotecas de Bocagrande. En “La caja de Pandora”, por ejemplo se hizo el primer concurso de música disco. En agosto de 1978 participaron seis parejas por el título “Travolta” en razón del personaje principal, Tony Manero, en  la película “Fiebre de sábado por la noche” que proyectaron en el Cine Cartagena y también en La Matuna. Las filas para comprar boleta eran inconmensurables, los revendedores hacían su agosto.

 

No hay que olvidar un importante antecedente en la vida radial de aquella sensibilidad “Solle”. Aníbal Gutiérrez: gran sabedor de aquellas músicas, que emitía desde la emisora  La voz de las Antillas. Otra voz clave de la época fue la de Ángel “Friky” Torrens y, también, la inolvidable, brillante y talentosa locutora Cristina Lombana. Eran voces juveniles de avanzada, que nos hacían sentir la tendencia, que los jóvenes podíamos cambiar la ciudad. Aunque, en realidad, lo que había también era un inmenso deseo de irse.

 

Para fin de año de 2009, publiqué en El Universal “Sony llega en Navidad”, recuerdos de la vida “Solle”, según como se vestía Sony: un muchacho que venía de Venezuela a pasar vacaciones: (http://www.eluniversal.com.co/suplementos/dominical/sony-llega-en-navidad). Cuando escribí aquella columna, pensé en enviar un mensaje acorde con los sentimientos de diciembre. La nostalgia me pareció un buen recurso para ponernos a pensar en las cosas buenas que tiene la vida. Pero, ya no. Mi entrañable amiga Irina Mercado me lo dijo con toda claridad un día que la entrevisté para un trabajo: “Cuando se acabó Victoria Internacional Estéreo, se acabó Cartagena”. Es una expresión dura, pero es verdad. Aquí pueden leer el trabajo que publiqué en la Revita Palobra de la Universidad de Cartagena: file:///C:/Users/RICARDO%20CHICA/Downloads/116-414-1-PB%20(1).pdf

Creo que un documental como “La promesa digital” nos puede dar pistas históricas, culturales y tecnológicas de cómo cambió el mundo y cómo nos afectó a nosotros, acá en esta periferia patética en que nos convertimos. Aquí pueden ver el documental: (https://www.youtube.com/watch?v=zeywLcJ3cPI). Y, darnos cuenta, de cómo el mundo nos pasó por encima. Tal como lo manifestó mi querida Irina.

 

 


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