OJO: NO TODOS


Hoy jueves y mañana viernes se celebra en La Habana, Cuba la VII Cumbre de la Asociación de Estados del Caribe (AEC). El único medio de comunicación colombiano que se refirió al hecho fue la “W Radio”. Ningún medio periodístico de la costa norte colombiana ha tocado el tema, por lo menos, hasta hoy jueves 2 de junio.

Y eso que el Secretario General de la AEC es el cartagenero Alfonso Múnera Cavadía, del barrio Torices. Y eso que la mencionada Asociación nació en 1994 aquí en Cartagena, como una iniciativa política que propende por la cooperación entre los países miembros y por la integración de las economías, basados en el respeto por la autonomía de los pueblos, con todo lo que eso implica para que la justicia social sea real.

Yo no sé en qué clase de caribeños nos convertimos, los de esta ciudad y los de esta región colombiana.

Por ejemplo, si miramos por abajo, encontramos que los sectores populares de Cartagena –hacia mediados de los noventa- renunciaron a la conexión musical con África y el Gran Caribe. Es como si, lo que conocemos como Champeta Africana, se hubiera muerto.

Si miramos por arriba, encontramos que las élites sostienen una relación conservadora con el Caribe, por ejemplo, es tan restringido el acceso al conocimiento y al desarrollo de los puertos en Cartagena que la vida de muelle se perdió. En otras palabras hay puertos, pero sin ciudad, sin gente, sin barrios.

Somos caribeños pero sin memoria Caribe. En ese sentido creo que una manera de pensar este asunto tiene que ver con la idea de circulación. Se trata de una palabra que nos puede ayudar a pensar cómo se formó este fenómeno territorial, hecho de agua y no tanto de tierra, que conocemos como Caribe, Gran Caribe o Antillas mayores y menores. Lo cierto es que tal formación extiende fronteras desde Nueva York a Buenos Aires, desde el Golfo de México hasta el Mediterráneo y las costas Africanas. De manera que la palabra circulación es clave.

¿Qué circula y qué ha circulado en el Caribe desde que llegaron los europeos a la isla de La Española? Gente, dinero, mercancías e ideas manifestadas en todas las categorías del pensamiento humano. En otras palabras, si uno quiere saber cómo se terminó de consolidar el capitalismo en el mundo, tiene que advertir lo que nos pasó aquí y lo que nos viene pasando, pues, la nuestra es la historia de la explotación, el abuso, la jerarquización y la desigualdad.

La llegada a Cartagena de los africanos esclavizados, puede ser un ejemplo interesante sobre la gente que circuló por el Caribe y su experiencia con las formaciones sociales, culturales y económicas.
La circulación de la compra y venta de gente en Cartagena se puede dividir en tres grandes períodos. El primero va de 1533 a 1580. El segundo período de 1580 a 1640 y el tercero de 1680 a 1810.
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Durante el primer período llegaron africanos de la región que hoy se denomina Senegal , Gambia y Alta Guinea. Así, de la primera región son los Mandingas (quienes habitaban en las ciudades de Gao y Tumbuctú); los Yolofos; los Fulos o Fulopos cuya lengua, era la más hablada en Cartagena en esa época.

A este grupo pertenecía Benkos Biohó, fundador del Palenque San Basilio. En el grupo de la Alta Guinea vinieron negros de las naciones Bran, Zapes, Balanta, Biafara (que en Colombia se escribe con “V”) y los Casangas. Denominaciones que hoy perviven como apellidos del Pacífico colombiano.

Los efectos de la circulación de gente en el Caribe se ven en los libros escolares de ciencias sociales. No hay memoria de los esclavizados, más bien, predomina un mito sobre nuestra raíz africana: que nuestros antepasados fueron traídos en virtud de su fuerza física, ante la mortandad generalizada de la población indígena.

Se trata de una de las mentiras y manipulaciones más infames al devenir de nuestra memoria y nuestra diáspora. Se trata de un argumento que nos implica como seres inferiores sin alma, como cosas, como animales; como sujetos que no conocían la civilización sino cuando fueron traídos al continente Americano. Se instaló el mito de la superioridad de los que se consideran blancos, una idea que lleva siglos y que Donald Trump, por ejemplo, se lo está echando en cara a toda la humanidad.

¿Cuál era el criterio para comprar un esclavo en el Caribe? Tales criterios se consignaron en el “catálogo de oficios”: un instrumento de circulación para comerciar con cuerpos humanos, según su nación de origen; de manera que los amos buscaban sabidurías, destrezas técnicas y tecnológicas aplicadas a la minería, construcción, pesca, agricultura, ganadería y orfebrería principalmente. Las minas del Chocó, por ejemplo, se abrieron con el conocimiento ingenieril de los Yorubas y Congos.

La circulación de esclavos y de dinero en el llamado Triángulo de Oro (América, Europa y África, lo que aceleró el intercambio por todo el mundo) favoreció la reconfiguración de un sistema socio – racial, el cual, está plenamente vigente en Cartagena según las prácticas de discriminación cotidiana.

La discriminación, durante el primer período de la trata negrera, se hacía por procedencia de las naciones africanas. Es decir, era una discriminación por cultura y no tanto por raza o color de piel. La racialización aparece a mediados del siglo XVIII con la consolidación de un sistema de castas de acuerdo con la pureza de sangre.
Nuestros antepasados, en los primeros años de la trata esclavista fueron discriminados por su religión y sus prácticas culturales, una parte importante de ellos eran musulmanes.

La práctica del islam implicaba un conocimiento, una forma de ser y actuar, una visión del mundo diferente a la católica y occidental. La islamización de los pueblos del norte de África provenía del fuerte intercambio comercial, cultural y diplomático entre africanos y pueblos árabes, es decir, de lo que circulaba en aquella parte del mundo.

Por eso los esclavizados recibieron el nombre genérico de etíopes, palabra griega que significa “cara quemada” y tenía un sentido despectivo. La exclusión era por ser moros, porque montaban casas ilegales (tenían varias mujeres), porque hablaban lenguas distintas, por practicar saberes ancestrales y prohibidos, por guerreros y cimarrones. Sin olvidar además, que la Dinastía XXV del antiguo imperio Egipto fue gobernado por faraones negros nubios de la tribu de Kush: dominaron el alto Nilo por más de mil años.

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Entre 1580 y 1640 se tecnifica el comercio esclavista y se consolida el mencionado Triángulo de Oro. Llegan Congos, Vilis, Ngolas (Angolas), Anzicos y los Ambundú. En este período se abre la minería en Antioquia, de manera pues, que aparece la diáspora afroandina y afroantioqueña, tantas veces negada.

Para entonces la yuca llega al África y acontece una revolución alimentaria. Entre 1680 y 1810 llegan esclavos nacidos tanto en la cuenca de Guinea, como en la cuenca del Caribe insular. Llega gente de la actual Nigeria, Benín, Togo, Costa de Marfil y Camerún. Llega gente de los distintos reinos Yoruba: Arará o Allada, Carabalíes, Popoes, Mina, Lumíes (los lucumíes ya no existen en África pero su lengua se usa para ritos Yoruba en Cuba y Brasil).

Los reinos del Congo, estaban en guerra civil; a su vez, había guerra entre los distintos Yorubas y el imperio de Dahomey. Allí aparece el dinero, las armas de pólvora y el licor. El caído era esclavizado y vendido por esclavistas africanos como los Xulas o Popoes; europeos como los portugueses, franceses, holandeses, ingleses y por último, por comerciantes americanos. Se deportaron más de doce millones de personas, sin mencionar los que entraron de contrabando, incluso después de la abolición de la esclavitud.

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Para 1810, en la Nueva Granada, sólo el dos por ciento de la población era esclava. De manera que los libres de todos los colores, que eran mayoría, estaban dando la pelea por la igualdad, más que por la libertad. Y así, hasta el día de hoy. La idea y la práctica de la igualdad social en Cartagena son un fracaso penoso. Aquí los poderosos no se conmueven con nada, no respetan. No quieren a nadie. Para tener mayor información al respecto, se puede consultar: el Atlas de la cultura afrocolombiana, aquí: http://www.colombiaaprende.edu.co/html/etnias/1604/channel.html Su autora es la la historiadora antioqueña Luz Adriana Maya Restrepo, quien dedica su vida a conocer y a difundir nuestras raíces.

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Hoy en La Habana acaece la última cumbre de Alfonso Múnera Cavadía como Secretario General de la Asociación de Estados del Caribe. Con su libro El Fracaso de la Nación, Múnera demostró la participación crucial en la Independencia de los sectores populares que conformaban los libres de todos los colores.

Yo creo que, si hay un elemento que caracteriza el hilo conductor de la memoria y la identidad de los caribeños, tiene que ver con las luchas que la gente da por la igualdad. Y es una lucha que comienza despejando una duda, que creo nos mantiene confundidos todo el tiempo. En especial a las nuevas generaciones, pues, una cosa es el capitalismo y otra cosa es la democracia. O, si quieren: una cosa es la libertad de mercado y otra cosa es la libertad de la gente en condiciones de igualdad.

Se trata de una confusión producto de una sofisticada gestión de la información, la educación y los medios, donde nos dicen cómo ser caribeños o costeños. Se promueve el olvido social de nuestro devenir a través de estereotipos y exotismos, en otras palabras, nos convierten en gente que celebra la historia ajena y se extirpa la conciencia de nuestro pasado.

¿Por qué nuestros gobernantes están de espaldas al Caribe, especialmente, los que están en Bogotá? O, mejor: ¿Qué noción tienen ellos del Caribe y qué noción tenemos nosotros? Sin duda estamos hablando de visiones y experiencias muy distintas. Una cosa es la historia social, cultural y empresarial de un caribeño como Daniel Lemaitre y otra cosa –muy distinta- es la práctica del apartheid que aplicaron a los habitantes de Chambacú.

Estamos hablando de dos ciudades y de dos Caribes bien diferentes. Una cosa es montar un negocio inmobiliario de grandes marcas en la Zona Norte y otra cosa es rebuscarse con los turistas en la playa. Digamos que son iniciativas comerciales, pero, sin ninguna garantía de igualdad en las condiciones. O, si quieren, la experiencia de ser caribeño se puede valorar a la luz del mito de la superioridad que se formó con la trata esclava, en donde unos viven a expensas de otros.
Mejor dicho, en el capitalismo cualquiera puede ser rico, pero no todos. Ojo: no todos. Llevamos 483 años así.


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