Un cuentecito bien bacano sobre Tesca


 

I

 

Ah bien. ¿En  la casa qué se comía? Yo tenía una abuela que nos crió como a 20, 30 primos, allí en la casa del barrio Piedra de Bolívar. Mi abuela era experta en bollos, ella hacia bollos.  Para bola a esta historia: todos los días alguno de los nietos tenía la obligación de ayudar. Ya sea a moler o en la tarde a limpiar el maíz. Sacarle el ojito. En la mañanita molíamos, antes de salir pa’l colegio y también en vacaciones. Eso era un bollo molido. Y después creo que era licuao, licuao. No colado. Entonces el bollo salía limpiecito, blanco. Abuela los hacía en cierta época de cosecha, con la tuza verde. Por eso cogía el saborcito dulce del maíz.

 

Eso era un bollo mortal. Uno con ese bollo, desayunaba, almorzaba y cenaba. Solito. No necesitaba queso, marica. No necesitaba.  Eso era una maravilla: con esa vaina la abuela nos crió. Porque ella también quedo viuda. Los tíos malgastaron la plata y nos toco luchar allí con ella. Ella criándonos a todos, un poco de sobrinos y nietos.

 

II

 

En cierta época tuvimos la oportunidad de ir a vender bollo a Tesca. Entonces eso era un espectáculo ¿me entiendes? Tres o cuatro primos nos íbamos para Tesca. Cada uno con su bolsita de bollos y nos metíamos todas la mañanas, cuando las putas estaban durmiendo. Nosotros llegábamos con bollo y con mango biche y nos dejaban entrar. Entonces como ellas todas dormían allí, desnudas y la vaina… eso era un espectáculo. Otras se estaban bañando con las mangueras en el patio de los cabarets. Y tronco de patio bonito, Viejo Richard. Patios bonitos de todas esas mansiones que tenían allí estos empresarios de cabarets, en la zona de tolerancia de Tesca. Entonces nos fuimos los primos a vender bollo a Tesca. Nosotros éramos los reyes en la mañana allí. Eso era impresionante esa vaina (risas), allí también escuchábamos música, por supuesto allí había una influencia de música de moda bárbara.

 

 

  • ¿Qué música se cantaba en Tesca?

Fíjate en Tesca había salsa, mucha salsa. Y bueno, por ejemplo, allí quedaba Ray Bar, que era el mejor bar de salsa. Eso era salsa digamos 100% desde que arrancaba y tal. Entonces Ray Bar era para gente selecta, para gente conocedora de salsa. Mientras que, por ejemplo,  El Club Verde ya era como más crossover, había lo tropical y también tenían una orquesta. Allí cantaba Joe jovencito. También cantaba Juan Carlos, estaba pelaito, de diez años o doce años: lo llevaban y lo sacaban, como de contrabando. Joe también, joven dieciséis o diecisiete años ya cantaba allí. Hugo, también cantó en pila. Esos eran los de aquí. Nelson Mayorales de Barranquilla que era una orquesta muy buena. Pacho Galán venia también y el Club Verde elegante Papa. El Príncipe, El Príncipe era un cabaret que quedaba al lado, el dueño del Club Verde era el mismo dueño del Príncipe. 

III

 

  • Pero, ¿tu toda esa música, la escuchabas a esa hora de mañana?

No. Eso ya era por  la  noche. Como Tesca y Piedra de Bolívar eran barrios  vecinos nosotros nos parábamos afuera a oír. Ya no vendíamos nada. Simplemente nos parábamos donde venden los fritos en toda la Pedro de Heredia. A mirar  todo el ambiente. Y a oír. Y esa era la música firme, efectiva. Había una que otra vez que uno entraba a un cabaret. Por ejemplo, ahí vendían comida vendían que el asado, la ensalada y unas vainas bacanas. Uno se tomaba el pretexto de que iba a comprar comida. Uno se metía pero temprano nueve, diez de la noche. Todavía la onda no estaba fuerte, estaban todo ese poco de mujeres lindísimas. Allí uno entraba, daba un rodeo y tan lo dejaban. Uno entraba pero lo sacaban enseguida. Yo ya conocía la vida nocturna ahí.

 

Había un man que le decían El Chavelo, que cocinaba. El Chavelo que era un bailarín también el verraco. Era chef y era maricón. El Chavelo era un bacán, era un negro hijodeputa.  Bembón maluco, maluco,  pero tablúo. Y era gay pero una vaina famosa, porque era un man muy talentoso. Era amigo de todo el mundo. Era amigo de la calle, del vendedor, del artista, de las putas. El man era el referente para cualquier maldad, era amigo de los policías. Los policías primero llegaban a donde El Chavelo antes del dueño o antes del portero.  Un detalle importante: El Chavelo tenía una ventana para la calle. Porque él vendía las ensaladas también pa’ la calle. También vendía la carne asada. Él vendía para adentro y pa’ la calle, entonces nosotros nos hicimos amigos del Chavelo porque era la figura.

 

  • ¿Y dónde estaba El Chavelo?

En El Príncipe. Él venía escalando y después en El Príncipe que era lo más fino, ¡qué vaina elegante nojoda!

  • ¿Lo viste bailar…?

Si claro él bailaba, allí trabajando. Y cuando ponían un disco que lo tocaba a él chan ran chan uy, no, Papá, qué sabor. Y ahí y todo el mundo: “Guau”. Y en las medias noches… no sé si él bailaba, no sé si de pronto hacía un show con unas de las putas bailarinas que entrenaban, porque entrenaban viejas pa’ bailar. De pronto venían de Cali alguna vaina, Chavelo participaba en los bailes. Él era bailarín y el man alto, negro y esbelto… Bueno eso es lo que recuerdo. Gracias a los bollos elegantes de mi abuela llegué con mis primos a la salsa en Tesca. Al swing de los cabarets, al baile efectivo. Y eso nada más con un bollo, con dos. Ya te dije. Un bollo que no necesitaba queso. Así de bueno era.   

 


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