Cannabis legal: No resuelve el problema y nos trae otros peores.


Esta semana llega a su último debate el proyecto ley que busca legalizar en consumo recreativo de cannabis en Colombia. En la visión de la agenda progresista del país, la legalización del consumo de drogas blandas como el cannabis ofrece la solución al microtráfico, quitándole el negocio a los narcotraficantes, afirmando además que esto permitirá espacios de consumo seguros a los actuales usuarios quienes en la actualidad manifiestan sentirse criminalizados, aunque el consumo en Colombia sea legal desde hace varios años.

Los ponentes de dicha iniciativa afirman que la lucha contra las drogas ha fracasado. Al respecto consultamos al señor Brigadier General (R) Juan Carlos Buitrago de la Policía Nacional, quien afirma: “Sin duda alguna no hemos podido ganar  la guerra contra las drogas. Pero esta no puede ser la excusa para su legalización. El problema  ha radicado en la falta de continuidad de las políticas que han sido exitosas como las fumigaciones y la erradicación forzosa. Al término de la Política de Seguridad Democrática estuvimos adportas de acabar con los cultivos ilícitos llegando a un mínimo histórico de 48 mil hectáreas. A esto se suma la ausencia de cooperación de países vecinos que han sido conniventes y condescendientes con los narcos.”

Si en algo estamos de acuerdo es que la criminalización del consumidor no es la respuesta adecuada, pero tampoco lo es hacerla pasar como la cosa más normal e inofensiva. En el estudio: “Cannabis Use Disorder and Subsequent Risk of Psychotic and Nonpsychotic Unipolar Depression and Bipolar Disorder” publicado en la revista JAMA, se estudió una cohorte de 6.651.765 personas en Dinamarca, encontrando que el trastorno por consumo de cannabis se asoció con un mayor riesgo de depresión unipolar y trastorno bipolar tanto psicótico como no psicótico de forma independiente.

En Colombia, la Asociación Colombiana de neumología,  publicó un comunicado en el que expresa “su preocupación por el incremento de iniciativas que promueven la inhalación de sustancias adictivas como el cannabis, teniendo en cuenta que desde nuestro enfoque profesional es bien sabido que afecta la calidad de la salud de la población colombiana y del mundo”

Resulta irresponsable intentar minimizar los riesgos de una sustancia potencialmente adictiva solo para justificar una preferencia personal, como lo hacen algunos  representantes a la cámara que defienden dicha ponencia desde sus experiencias personales de consumo, considerándolas razón suficiente para negar que el daño que se puede generar a las personas no solo es real, sino científicamente probado.

Esta iniciativa legislativa no solamente es inútil, ya que no resuelve los problemas de fondo, sino que además abre la puerta a la llegada de otros peores: ¿Contamos las herramientas de salud pública que nos permitan impactar en reducir el consumo de sustancias adictivas ahora que su disponibilidad será aún mayor? Respuesta: No. ¿Realmente creen que los narcotraficantes se dejarán quitar su negocio tan campantemente solo porque habrá una opción legal? Pues ante una mayor oferta de producto,  la economía básica indica que el precio se reduce lo cual hace más fácil su adquisición.

Colombia y en especial Cartagena ya luchan con un estigma relacionado con el turismo sexual, la prostitución y el narco turismo de consumo de drogas. ¿Nos ayudará el consumo legal de cannabis a superar este tipo de problemas y a mejorar nuestra imagen ante el mundo?

Resulta muy ingenuo ignorar los escenarios sociales que tenemos en Colombia en los que abundan la pobreza, la falta de oportunidades, la violencia y demás variables que hacen a una persona vulnerable a desarrollar patrones de consumo abusivos, así las cosas esta iniciativa no solo no nos ayuda en nada, sino que lo empeora todo.

Sentido común por favor.


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