Desabastecimiento de medicamentos, los pacientes los más perjudicados


Colombia enfrenta una nueva crisis en salud: el inminente desabastecimiento de más de 1200 medicamentos frecuentemente utilizados para tratar diversas patologías como hipertensión arterial, diabetes, enfermedades reumatológicas, VIH, anticonceptivo, enfermedades oncológicas entre muchas otras. 

Por sorprendente que parezca, dicha problemática no es nueva ni mucho menos desconocida; desde el 2 de septiembre de 2022 la Defensoría del Pueblo advirtió la creciente reducción en la disponibilidad de medicamentos y la importancia de plantear soluciones al respecto. 

Resulta aún más preocupante que la procuraduría general de nación se refiera a esto como una crisis anunciada, cuyos responsables son el Ministerio de Salud  e Invima por no tomar las medidas necesarias para resolver la problemática.

Según la delegada para Asuntos del Trabajo y la Seguridad Social, de la Procuraduría General de la Nación, Diana Margarita Ojeda Visbal, ésta grave situación ha sido advertida desde fines de 2022, por la Procuraduría y por agremiaciones como la Asociación Colombiana de Empresas de Medicina integral (Acemi), la Asociación Colombiana de Droguistas Detallistas, (Asocoldro) y la Asociación de Enfermedades Huérfanas. 

La página de la defensoría del pueblo registra que: “Seguimos recibiendo quejas, de manera permanente, por demoras en los trámites conducentes a obtener registros de medicamentos, resulta paradigmático que, en medio de semejante situación, existan trámites con más de 6 años sin resolverse en el INVIMA”

Lo más delicado de todo es que  los pacientes se llevan la peor parte de esta situación; la falta de medicamentos afecta directamente el derecho a la salud y pone en riesgo la vida de ciudadanos que dependen de tratamientos para el manejo de patologías crónicas y agudas. Es tan simple como comprender que existen condiciones de salud que no dan espera aunque no se encuentren en una sala de emergencias. La continuidad de los medicamentos afecta directamente el resultado del tratamiento de un paciente y la  disponibilidad de una droga puede significar la diferencia entre la vida y la muerte. 

Ante una problemática tan compleja, surgen una serie de preguntas: ¿cómo llegamos a ésto? ¿Cómo no se dieron cuenta de lo que estaba pasando, aunque los entes de control dieron su voz de alarma?, ¿Será este el inicio de “Crisis explícita y clara” que según la Ministra de Salud Carolina Corcho se requiere para que haya el cambio del sistema de salud que ella impulsa? y lo más importante ¿Que harán para resolver este problema?

Vale la pena resaltar que estamos hablando de vidas humanas, que no es momento de dejar contenedores de medicamentos atascados ni de enredarse en  trámites paquidérmicos al interior del INVIMA que pueden terminar costando la vida de ciudadanos. Exigimos soluciones. Se requiere agilidad de los procesos de las entidades involucradas, disposición de los operadores logísticos  y adaptación a la situación por quienes ejercemos la profesión médica en la búsqueda de alternativas que permitan garantizar la continuidad del cuidado de la salud de los pacientes. 

Ante esta crisis ningún esfuerzo es poco y al final del día, los pacientes son lo más importante, pero también son los más vulnerables. 

 


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