La miopía es un defecto de la refracción en la que se nos dificulta ver de lejos. Los miopes usamos lentes que nos ayudan a ver mejor y a evitarnos dolores de cabeza. No tengo pruebas y tampoco dudas que el presidente Petro es miope, pero severo miope, con agudeza visual de 20/200 con máxima corrección, que es la definición legal de ceguera; porque solo siendo ciego se puede guardar un silencio tan tibio e hipócrita como el que guarda nuestro gobierno frente a la situación de derechos humanos en Venezuela.
El presidente que no se saca a Hitler de la boca, ¿será que ya se enteró que la comunidad internacional denuncia que el madurismo emplea el método nazi 'Sippenhaft' para acosar e infundir terror? La palabra germana 'Sippenhaft' traduce “responsabilidad familiar”, un concepto derivado de un principio legal germánico, y consistió en un método de represión usado por los nazis en la Segunda Guerra Mundial para justificar el castigo a parientes de personas acusadas de delitos contra el Führer. La “corrupción de la sangre” justificaba, según ellos, el castigo familiar colectivo. Y aquí estamos más de 60 años después, viendo cómo se aplica semejante abuso en el país de al lado en vivo y en directo.
Casos como el de la defensora de derechos humanos Rocío San Miguel, sometida a desaparición forzada por el régimen de Maduro dan asco. Fue detenida, acusada de traición a la patria, conspiración y otros delitos, mientras se encontraba en compañía de su hija en el aeropuerto de Maiquetía. También detuvieron a su ex pareja, a su padre y a dos de sus hermanos; quienes según periódico El Comercio de Perú, fueron posteriormente liberados, con la restricción de no abandonar el país, no dar declaraciones y presentarse de manera periódica ante un tribunal. Catorce organizaciones internacionales por la defensa de los derechos humanos, entre ellas Amnistía Internacional y Humans Right Watch, condenan los abusos del régimen de Maduro, en su afán por evitar el escrutinio internacional y las elecciones libres en Venezuela.
No conformes con esto, el 15 de febrero el régimen anunció la expulsión del personal de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) en Venezuela, quienes expresaron su preocupación por la desaparición de Rocío San Miguel. ¿Qué más hace falta para que nuestro gobierno reconozca que el actual régimen de Venezuela es una dictadura? Una dictadura con todas las letras. Les dan 72 horas a los funcionarios de dichas oficinas para abandonar el país. Como puede llamarse democracia a un régimen que usa un edificio que sería un centro comercial, como centro de reclusión y tortura “El Helicode”, sede del SEBIN. Se suponía que sería una estructura icónica, hoy es un símbolo de opresión y violaciones sistemáticas de los derechos humanos. Los videos, testimonios e informes dan escalofríos.
El gobierno estadounidense le pidió al presidente Petro que sirviera de mediador en esta delicada coyuntura. En este sentido, hace pocas horas desde su cuenta de X, el presidente Petro señala que las sanciones económicas de EEUU sobre Venezuela son las culpables de la tragedia migratoria del vecino país, hasta Duque y Trump son señalados como culpables; no Chavez, no Maduro, no el descalabro de la economía, no el control de precios, no la expropiación, no la hiperinflación, no la coaptación de las instituciones, no las violaciones sistemáticas de los derechos humanos, no la precarización de los servicios básicos; tampoco imprimir billetes como si fuera un juego de Monopolio, nada de eso tuvo que ver en fabricar semejante desastre desde la cosmovisión presidencial colombiana. Cualquier otro miope del planeta puede ver que estas variables destruyen un país, pero eso el presidente Petro no lo ve. No ve que el régimen dictatorial de Maduro es el directo responsable de lo que hoy padecen los venezolanos.
Por eso creo que le vendría bien una visita a un buen oftalmólogo; tal vez con unos buenos lentes pueda ver lo que el mundo entero ya ve; aunque al final del día no hay peor ciego que el que no quiere ver o tal vez si lo haya, y sea aquel que ya vió pero prefiere mirar para otro lado.