27 CONGRESO ANDESCO, Servicios Públicos TIC Y TV. REACTIVANDO A COLOMBIA

Basura, cultura y futuro: lo que Colombia debe aprender del mundo


Los días 25, 26 y 27 de junio participé en el 27º Congreso de ANDESCO, una valiosa vitrina de ideas y experiencias en torno a los servicios públicos, TIC y televisión. Entre tantos temas estratégicos, uno en particular tocó una fibra muy personal: el manejo de residuos sólidos, más conocidos como nuestras “basuras”. Lo menciono con esa palabra directa porque, más allá de las normativas o tecnicismos, la basura es hoy uno de los rostros más visibles del abandono ambiental y urbano que sufrimos en ciudades como Bogotá, pero con especial dolor lo digo, en Cartagena de Indias, la ciudad que me acogió con todo su amor y esplendor. 

De todos los paneles asistidos, hubo uno que me marcó: el de los embajadores de países como Finlandia, Australia, Hungría, Francia y Bélgica. Escuchar cómo sus naciones enfrentaron crisis ambientales similares a las nuestras, pero lograron construir modelos sostenibles y culturalmente arraigados, fue un verdadero llamado de atención.

Me impresionó Finlandia, con su estrategia nacional de economía circular, donde menos del 1% de los residuos llega a vertederos. Pero también me tocó el corazón el caso de Australia, país que conozco bien, donde viví la experiencia de un modelo que funciona, gracias a un compromiso ciudadano palpable.

Todos los embajadores coincidieron en algo fundamental: los modelos exitosos parten de tres pilares: alianzas público-privadas reales, seguridad jurídica y confianza social, y ante todo, una cultura ciudadana transformada.

Conmovió la voz de la embajadora de Hungría al narrar cómo le impacta ver calles colombianas llenas de basura, algo que su país también vivió, pero que logró cambiar gracias a un giro cultural profundo, comenzado desde la infancia.

Colombia: entre la urgencia y la posibilidad

Hoy, Colombia se debate entre retos estructurales y oportunidades latentes. Tenemos:

  • Bajos niveles de reciclaje.
  • Infraestructura deficiente.
  • Falta de coordinación institucional.
  • Contratos mal gestionados.
  • Y una ciudadanía aún desinformada o indiferente.

Pero también contamos con herramientas: leyes vigentes, cooperación internacional, talento humano, tecnología disponible y una conciencia ambiental que empieza a despertar. Lo que falta es decisión política sostenida, planificación seria y un movimiento social que abrace la limpieza, la reutilización y la dignidad urbana.

Llamado a la acción desde lo local

Este tema no puede seguir siendo periférico. Merece estar en la agenda pública, en la escuela, en el debate electoral, en los medios y en la cotidianidad del hogar. Por eso invito, desde esta humilde plataforma:

A los gobiernos locales y nacionales: Planifiquen articuladamente  con visión, modernicen el sistema, incluyan a los recicladores, y cumplan las metas de gestión integral.

A los empresarios y prestadores: Inviertan en tecnología limpia, participen activamente en la educación ambiental y cierren el ciclo de sus productos.

A los educadores y medios: Hagamos pedagogía ambiental real, no de moda.

Y a nosotros, los ciudadanos: No más normalizar la basura. Separar, reducir, reutilizar, y exigir políticas claras.

Porque la basura no es solo lo que tiramos…

_también refleja lo que ignoramos_. Y cuando ignoramos el entorno, perdemos humanidad.

Lo he visto con mis ojos en otras latitudes. Lo escuché con claridad en el Congreso.

Y lo digo con convicción —y con una dosis de sarcasmo necesaria—:

en Colombia, todo esfuerzo se va a la basura si no hay compromiso ni cultura ciudadana.

Pero construir esa cultura ciudadana no es un acto espontáneo, ni puede recaer solo en la buena voluntad de la gente. Requiere una estrategia sostenida, donde el Estado cumpla tres roles fundamentales:

Gestor, garantizando condiciones para que la ciudadanía pueda ejercer buenas prácticas ambientales: infraestructura, horarios, rutas claras, espacios dignos.

Promotor, educando desde la primera infancia hasta la adultez, usando medios masivos, redes y el sistema educativo para cambiar hábitos y mentalidades.

Sancionador, porque donde no hay consecuencias, la cultura se descompone. El que contamina debe responder; el que incumple, corregir.

Y del otro lado, la ciudadanía también debe asumir su responsabilidad. No más indiferencia, no más esperar que “otros lo hagan”. Separar en la fuente, exigir transparencia, vigilar a las empresas de aseo, promover el reciclaje en nuestras casas, barrios y escuelas.

Es hora de recoger nuestras acciones,.... no solo nuestros residuos.

El cambio empieza contigo. Y empieza ya.

 


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