Abajo los pantalones


- No te han pasado los años, Andrés!!
- Perdón... ¿tu eres?
- Jajajajaja claro, qué pena, te debí asustar. Maria Camila, te acuerdas? De tercer semestre de la U en Bogotá?
- Claro!! Has cambiado! Lo años te han caido bien....

Conversaron horas. Bebieron mucho trago. Bailaron. Se rieron. Recordaron.

- Claro, si tu me encantabas! Pero ni la hora me diste
- Es que eras re evidente una completa boleta con esa tiradera de perros que ni te digo.
- Es que era muy chiquita!!!!!!!
- jajajajaja inexperta diría yo.
- También.

Ella debía irse a dormir temprano porque debía madrugar a trabajar.

- Sí, es que aunque parece que ando de parranda, mañana debo madrugar a armar las notas para el periódico.
- Qué lástima, hubiera sido una delicia ver el amancer contigo.

Por efecto del trago, y del calor de la rumba, sin pensarlo dos veces se lanzó en sus brazos, le dio un beso de esos que nunca se olvidan y se lo llevó al cuarto del hotelucho en el que se quedaba. A la mañana siguiente se despertó muy temprano. Intentó no despertarlo, y le dejó una nota que rezaba "Fue una noche maravillosa, que imaginé por 10 años, pero hoy tengo que irme. Mi número es 3148978XXX. Espero que me busques. Sigo mi rumbo por cuestiones de trabajo, pero no quisiera nada más que quedarme contigo. Besos MaCamila".

No volvió a saber de él, pero tampoco hizo nada por ubicarlo. Era de las que creía que si tenía que pasar, sucedería sin forzar nada.

Pasaron un par de años y casualmente, cruzando la plaza del centro de la ciudad la vio a lo lejos. Intentó hacer lo posible por evitarla, pero ella no lo permitió.

- Andrés!!! Hola!!. Casi que gritó de esquina a esquina.
- Hola! Cómo vas? Dijo sin más remedio.

De nuevo se enredaron en una charla interminable, de esas que navegan de un tema al otro. Comenzaron con un café. Luego una cena, tragos y baile. A pesar de la resisntencia impuesta por un pedazo de su cuerpo y de su mente, que no querían verse de nuevo con ella, su encanto derribó las barreras y pasaron una noche increíble.

Cuando los tragos hicieron más efecto que el deseado, María Camila perdió la vergüenza y lanzó la pregunta que nadie quiere que le hagan:

- ¿Por qué no me llamaste nunca? ¿Así de terrible fue?

Un largo silencio invadió la mesa.

- Bueno, está bien, no me respondas. Asumiré que simplemente no soy de tipo.
- Relájate, no es eso.
- Entonces? Y de verdad. No espero que me eches un rosario de excusas. Solo quiero saber la verdad. Siempre me has gustado mucho y me clavaste esa espinita del por qué. Ahora, no es que creas que no tengo vida, o que me la paso deshojando margaritas al lado del teléfono esperando a que llames. Yo me hago una vida, soy feliz y me gusta. Pero simplemente quiero saber. ¿Es mala la curiosidad?

Andrés seguía el monólogo borracho de María Camila, y soltó una sonrisa encantadora. La encontraba tierna y algo confusa. Pero le encantaba ese cuadro.

- ¿Quieres saber la verdad?
- Ay no!! Eres casado!! Casi que gritó en el bar.
- No! Nada de eso. Calma!!
- Entonces?
- Simple. Me gustan más los hombres que las mujeres. Entonces asumo que aquí sí sale perfectamente el 'No Soy tu, soy yo' Y soltó una gran carcajada!!!
- No!!! No!! Osea que pateas con ambas?
- Si así quieres decirlo!
- Y entonces por qué te metiste conmigo?
- Eres muy sexy, y con el trago, me queda fácil bajarme los pantalones. Osea, puedo llegar a tener sexo con cualquiera, pero una relación de más allá de una noche, con mis sentidos al 100% solo podría con un hombre.

Ella no sabía si reirse, llorar, vomitar o salir corriendo. Y optó por la primera opción. Al final, era un tipo divertido, buen polvo y excelente bailarín. Así que luego de que él contara la realidad de su vida, entrar en detalles sobre el asunto de la bisexualidad, el sexo entre 2, 3 y 4...

Hicieron un pacto implícito: no habría compromisos, solo que cada vez que él quisiera con una mujer, ella sería la elegida.


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