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En el imaginario colectivo de la humanidad, seguramente, en el espacio dedicado a los sinónimos, y más abajito, en el listado correspondiente a la definición de ciudades únicas, se encuentra el de Cartagena de Indias. Ciudad caribeña que significa baile, que suena a fiesta, a música, a alegría multicolor. La música y el baile son a Cartagena de Indias, así como el carnaval es a barranquilla, y el Sambódromo a Rio. Sin embargo, la investigación necesaria para este reportaje confirmó una verdad, que a pesar de ser obvia, requería del método para ser verificada, y es que, el baile, la danza, la música, y todos los ingredientes necesarios para lograr el espléndido sabor del folklore cartagenero, proviene, como sucede en muchas partes del mundo (Rio de Janeiro, Barranquilla, Republica dominicana, Veracruz, Venecia, e inclusive el carnaval de Nothing Hill en la fría Inglaterra) de los sectores más deprimidos de las sociedades que conforman dichas ciudades.
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¿Es la pobreza requisito esencial para que el baile fluya? ¿Es la escasez de recursos, uno de esos ingredientes mencionados anteriormente, para que se origine la perfecta fusión entre fiesta, música, y color? Seguramente no, pero la realidad, o mejor aún, la constante realidad que se nos presenta detrás de bambalinas es otra. Son hombres y mujeres de todas las edades y pertenecientes en su gran mayoría a las clases menos favorecidas las que integran las comparsas, las academias de baile, y gran parte de las filas del folklore urbano local, y me atrevo a decir que nacional.
Y esta historia, no es ajena a Bjembe Danzas, un grupo de baile cartagenero, de los más reconocidos de esta ciudad, que toma su nombre del tributo que se le hace a la tambora africana, con las que practicaban alabanzas y cantos a dioses, acompañados con tambores y ritmos africanos.
Omar Gomez, de 33 años, cartagenero hasta los huesos, líder juvenil y social, y manager del mencionado grupo, me recibe en su humilde vivienda y me corrobora, mientras iniciamos la entrevista, que no estoy muy lejos de la realidad. “El 90% de las personas que se dedican al baile como profesión u hobbie en la ciudad son pobres, y tienen miles de dificultades para ensayar, y para ir a las presentaciones” afirma Omar quien con una cortesía propia de la gente que vive ajena a los estereotipos me muestra videos de sus más aclamadas presentaciones. “Por lo menos en mi grupo todos venimos de hogares con situaciones económicas muy difíciles” Afirma.
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Bjembe Danzas. Es una muestra fehaciente del folklore cartagenero. Nació hace 10 años, de la mano de Omar, y desde entonces, viviendo más veces con las viches que con las maduras, se han hecho un nombre a nivel local, regional, y nacional. “Hace 10 años me salió un trabajito como instructor de danzas en la Escuela de Bellas Artes, no fue mucho lo que duré en la institución, pero al salir me di cuenta que me llamaba mucho la atención dirigir grupos de baile, entonces decidí, impulsado por los familiares y amigos, hacer una convocatoria para buscar jóvenes dispuestos a bailar, y cuál fue mi sorpresa cuando llegó más gente de la que esperaba. La convocatoria fue todo un éxito, y así iniciamos esta aventura llamada Bjembe” Dice Omar mientras me muestra fotografías de sus primeros años como director de este grupo.
Bjembe sufre día a día como muchos grupos de la ciudad, los dolores por querer trabajar por la cultura en Cartagena. Para poder financiar sus actividades, tienen que desarrollar todo tipo de estrategias que no solo ponen a prueba el corazón, sino también, los propios ingresos familiares. “En el grupo tenemos un comité que se encarga de organizar festivales gastronómicos, cerveceros, bingos, rifas, paseos, y toda clase de eventos para recoger fondos que luego serán invertidos en vestuarios, pasajes, y todo el sin fin de gastos del que somos responsables” comenta Omar con la carcajada encima como quien se ríe de su propia suerte para no llorar. “incluso, cuando lo que recogemos no alcanza, tenemos que ir a prestar plata al “gota a gota” para poder cumplir con los compromisos” agrega.
Entonces, me quedaba clarísimo, después de la primera parte de la entrevista, y de terminar la primera de las tres tazas de café que a la postre beberíamos, que detrás del baile, la fiesta, los bonitos disfraces, la exótica parafernalia y las coreografías, existe una historia de sacrificios, actos altruistas, compañerismo, y solidaridad “Nosotros en el grupo tenemos personas que viven muy lejos de los sitios de práctica, que entre otras cosas no tenemos uno fijo, y para esos integrantes hemos conformado una alcancía, y cuando la persona realmente no tiene para desplazarse, pues de ahí sacamos, aunque lamentablemente los fondos no alcanzan para ayudar a tantos”.
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Bjembe es el reflejo del folklore costeño, Bjembe es vida, es armonía, es talento. Es considerado un grupo categoría A. Lo conforman 45 personas, en su mayoría jóvenes de escasos recursos, como ya se ha evidenciado. Han ganado en 6 ocasiones distintas el primer puesto a mejor comparsa de la región. Bjembe ha participado con 2 parejas en festivales de Venezuela. Han llevado el talento cartagenero a Bogotá, Medellín y en varias ocasiones al carnaval de Barranquilla, de donde se han traído innumerables galardones. Bjembe, junto con otros grupos es la cara positiva de la ciudad, la cara amable, la que se muestra a propios y turistas, cuando se bajan de los suntuosos cruceros o toman una copa de vino en cualquiera de nuestras plazas. Y sin embargo, Bjembe no cuenta con el apoyo de entidades públicas como el IPCC por ejemplo, o de la empresa privada. “Durante un tiempo (2 años más o menos) recibíamos un apoyo del IPCC, pero luego, cambiaron la administración y como no estábamos “aliados” con el político de turno, pues nos dejaron de apoyar”
Pero no todo es gris dentro de Bjembe. La magia del baile, la elegancia y perfecta sincronización de sus coreografías han servido como aliciente para que cientos de jóvenes que han pasado por sus tablas; cambien radicalmente sus vidas, abandonen para siempre los vicios de una vida sin reglas, y se entreguen a la pasión de los movimientos y a la disciplina que las largas jornadas de ensayos llenos de caídas exigen.
Ese es el caso de Juan*, un joven que llegó por simple curiosidad a una de las 3 convocatorias que realiza Omar al año. “Él llegó, nos quedaba viendo, como con pena se acercó a donde mí y me preguntó si podía entrar al grupo. Yo nunca le digo que no a nadie, aquí todos entran y aunque no tengan aptitudes para el baile, mientras posean disciplina y ganas de salir adelante son bienvenidos”. Sin embargo, el caso de Juan* llamó poderosamente la atención de Omar y de todo Bjembe. Y la razón, saltaba a la vista por si sola. “De Juan* sabíamos que estaba en las drogas, que pertenecía a una conocida pandilla, y que tenía problemas que iban más allá de nuestro entender”. Y no se equivocaban. Pero las ganas de Omar, y el amor que siente por cada uno de los jóvenes que caminan las calles de su barrio, lo hicieron meterse en “otra vaca loca” y decidió (a su manera) a punta de danza, movimientos de hombros y caderas, rescatar a Juan* del demonio de las drogas y del abismo de las pandillas.
Omar, Bjembe, y todos los compañeros, pusieron su granito de arena. Se gestionaron becas, se buscaron recursos, porque como reza la frase, el que quiere lograr los objetivos busca alternativas, el que no, busca y encuentra excusas.
Y así fue, Juan* hoy en día, es, gracias a Bjembe, gracias al folklore, gracias al baile, y porque no, gracias a la fe de un tipo chévere y buena gente como Omar Gomez, un hombre decente, proactivo, amigo de todos y un hermoso ser humano.
Cartagena entonces, es como la mayoría de nosotros sabemos, la cuna del ritmo y del sabor en el caribe. Sigue siendo una ciudad que alberga todo tipo de géneros, desde el pesado rock, hasta el delicioso Merengue. Desde la sabrosa champeta hasta el atrevido Reggaetón. Cartagena es la puerta de cualquier tipo de ritmo. ¿Somos tolerantes o no con todos los gustos musicales? Eso ameritaría otro artículo. Por lo pronto queda claro que Bjembe es en Cartagena la cuna y la salvación de muchos jóvenes, así como los son otros grupos de igual importancia y recorrido. Cartagena es Bjembe, Bjembe es Cartagena, la situación de este grupo es una radiografía de la situación actual de la ciudad.
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La cumbia, el mapalé, el bullerengue, la puya, y la salsa son, entre otras muchas funciones, catalizadores de una sociedad que no desea explotar en medio de la crisis, sino por el contrario sobrevivir a ella, reírse de los problemas y bailar al son que le toquen. Y por supuesto Bjembe y todos sus muchachos, lo seguirán haciendo.
Me faltó preguntarle a Omar, ¿Por qué lo hacía? ¿Por qué seguir con Bjembe? ¿Por qué no seguir con su vida, conseguir otro trabajo? ¿Por qué no viajar, irse lejos, hacer plata? No se lo pregunté, pues su respuesta era obvia. Él tiene una ilusión, algo que a muchos de nosotros nos falta. Y es que, mientras otros sueñan con gastarse la mitad de su vida detrás de un escritorio para gastarse la otra mitad recuperando lo que perdió por estar trabajando. Él y sus muchachos, sueñan con recorrer el Sambódromo de Rio, y mostrarle al mundo la cara alegre de Cartagena, bailando todos juntos, en un carnaval de ensueño.
C.J. Torres
Publicado por primera vez en G.P.S.
Imagenes cortesía del perfil de Facebook de Bjembe Danzas.