Como es costumbre, según lo dispuesto por la ley 28 de 1925, decretada por el entonces presidente Pedro Nel Ospina, en Colombia el segundo domingo del mes de Mayo se conmemora el día de la madre. Desde entonces, la sociedad de consumo nos ha acostumbrado a asociar la celebración de esta fecha a la compra de regalos, las serenatas, los almuerzos familiares y toda una suerte de manifestaciones de gratitud, que si bien son muy loables; nos deben colocar en el escenario de lo que significan los retos y los desafíos de la maternidad en este momento histórico y la comprensión del ejercicio de tan delicada misión más allá de las filiaciones biológicas.
En el marco de las representaciones sociales de los roles género, las tareas asociadas a la custodia, el cuidado y la formación han sido mayoritariamente asumidas por las mujeres, de ahí que en el mercado laboral quienes se desempeñan en áreas como la enfermería, la atención a la primera infancia, el trabajo social y los empleos que se asocian a las tareas domésticas son en un porcentaje significativamente alto mujeres. Por tanto, desde esta perspectiva, la maternidad va más allá del vinculo que se crea a través de un cordón umbilical, porque en virtud de una misión que se asocia no solo al parto, sino sobre a la custodia y a la protección y al acompañamiento, no podemos negar que hay muchas madres que no solo conciben en su vientre, sino sobre todo en su corazón.
La confianza, la cercanía y esa misteriosa mística de conexión que transciende incluso la lógica de los pensamientos, no se nos otorga mediante una transfusión intravenosa, sino que es el resultado de un cultivo permanente de relaciones que son las que finalmente determinan una filiación que transciende las fronteras de un fenotipo común o de un apellido y que nos permiten entender que una madre plenamente consciente de su don y su tarea es plenamente madre cuando concibe no solamente en el útero, sino sobre todo, cuando concibe en su corazón.
Ciertas consideraciones sociales y jurídicas suelen asociar la palabra madre con algunos adjetivos que tienden a ser comprendidos desde la lógica de la categorización por niveles. Por ejemplo, solemos escuchar expresiones como madre soltera, madre sustituta, madre adoptiva u otro tipo de calificativos que bien pudieran ser desvirtuados desde la lógica de la concepción del corazón. La maternidad no misión que deba ser valorada ética y moralmente en mayor o en menor medida en función de un estado civil, sino en función de los frutos de esa vida abundante y permanente que nos comunica el amor de madre que tiene su origen en Dios, y que además, en su labor cotidiana, sabe asumir la labor de quien estado al cuidado del rebaño, sabe dar la vida por sus ovejas en las tareas cotidianas de todos los días (Jn 10,11).
Conmemorar el día de la madre, debe significar para todos los que desempeñan el papel de esposos, de padres, de hijos y hermanos una oportunidad para reconocer de manera efectiva el valor de una misión tan significativa, no solo desde la óptica de los detalles impuestos por el consumismo, sino sobre todo desde una participación activa y consciente en la custodia del hogar, en el cuidado y la crianza de los hijos y en el reconocimiento de la mujer no como un ser débil, sino como un ser que a pesar de su fragilidad biológica, asume con valentía el reto de ser eficaz, eficiente y capaz en todos los desafíos que implica asumir el reto de la maternidad en este siglo XXI.
Feliz dia de las madres a todas esas mujeres que han recibido el don y la tarea de concebir no solo en el vientre, sino sobre todo en el corazón.