El gran derrotado fue el gobierno y en especial la figura del presidente. Santos se midió en pulso con Uribe electoramente y perdió por estrecho margen, sólo fueron 50.000 votos de diferencia. En realidad es un empate técnico. Veamos, desde mi óptica, un análisis crudo del plebiscito y algunas razones de porqué se perdió en las urnas.
En primer lugar la confianza del gobierno, se siguieron por las encuestas y creyeron que sería un triunfo rotundo, que hasta los que impulsaban el NO siempre pensaron que el SI ganaba. Y Santos estuvo seguro que derrotaría a Uribe, en el fondo su fin, era acabar políticamente con el legado de aceptación que sigue manteniendo en el pueblo colombiano. El tiro le salió por la culata.
En segundo lugar, el presidente Santos no tuvo ese acompañamiento en una decisión tan trascendental de su gabinete. También se confiaron. Todo el equipo de asesores de imagen siguió el discurso equivocado de atacar a Uribe y al Centro Democrático. Craso error. La expresión de cajón de todos los ministros y hasta del mismo presidente: “esto mismo hizo el gobierno de Uribe, pero ahora es malo”. Y otra, “si no votan por el SI volvemos a la guerra” Frase muy irresponsable.
En tercer lugar, la clase política es la más responsable de la debacle. Nadie entiende cómo un grupo minoritario como el CD, derrotó a la gran Unidad Nacional. No sé si hubo mermelada, recursos, quiebres económicos, componendas burocráticas, etc., etc., todo eso se dilapidó. Me imagino que Roy Barreras fue uno de los más abanderados por el SI, pero que va, nada aguantó el NO. La clase política es terrateniente, latifundista, en el fondo también anhelaban el NO, fueron tapiñeros su mayoría.
En cuarto lugar, el Acuerdo de 297 páginas no lo masticaba nadie. Y el pueblo raso mucho menos. Existía una gran incertidumbre, dudas de qué era lo que se había acordado. La gente solo se enteraba de los ataques por las redes sociales que hacía la oposición. Faltó mucha pedagogía, se debió involucrar a los intelectuales, la academia; aquí los políticos restaban en vez de sumar.
Y en quinto y último lugar el huracán Matthew. Este fenómeno natural tiene tres variables. La primera, se volvió costumbre en la Costa Caribe, que la gente no sale cuando llueve y domingo es cuando menos. En segundo lugar, los religiosos vieron al huracán como algo divino, y se animaron a votar por el NO. Y en tercer lugar, afirman muchos que no fue la lluvia, sino que el mercado de la compra de votos no apareció. Si aparecen los $50.000 pesitos hubieran triplicado los 50.000 votos de diferencia, sólo en la costa.
Ya no se puede llorar sobre la leche derramada. El plebiscito no fue aprobado por los motivos que hayan sido. Sin embargo, la comunidad internacional, el gobierno, los países garantes, los negociadores, el pueblo y hasta los que impulsaban el NO, jamás pensaron que el SI perdiera. El escenario es nuevo para todos, y en términos de reconciliación, ha sido hasta mejor que el NO haya ganado. Las opiniones se amplían y recoge más aún el llamado de todos los colombianos. El presidente Santos gana, con el SI o con el NO.
Post scriptum: Mientras terminaba la nota, el Nobel de Paz es colombiano, es nadie menos que el presidente, Juan Manuel Santos Calderón, merecido reconocimiento. Ya son dos, Gabriel José de la Concordia García Márquez lo fue de literatura en 1982. Colombia de plácemes.