No quería escribir más este final del 2024, pero las circunstancias del país me han obligado a opinar sobre el fracaso político y burocrático que ha tenido la reforma tributaria por 8,8 billones presentada por el gobierno de Gustavo Petro para cerrar huecos fiscales acumulados de los gobiernos anteriores e inversiones sociales.
Durante el siglo XX se llevaron a cabo 24 reformas tributarias en Colombia, de las cuales 10 sucedieron en la primera mitad del siglo, cuando se presentaron en promedio 1,6 reformas tributarias por década, mientras en la segunda mitad el promedio fue de 3,2. La década de los noventa (1991-2000) registró 8 reformas tributarias, el mayor número en todas las décadas del siglo.( https://colaboracion.dnp.gov.co/CDT/Estudios%20Econmicos/Las%20reformas…) Estudio realizado por el DNP en cabeza del doctor Juan Carlos Echeverry Garzón.
Otro fragmento del estudio: ““Durante el primer quinquenio de los sesenta el recaudo se contrajo de manera dramática y el endeudamiento público aumentó de manera significativa. Así, se cubrió la pérdida de capacidad de financiamiento propio por parte del Estado, con un aumento de la deuda pública interna y externa” (Manrique, 1979)” Y una conclusión del estudio, “La estructura impositiva colombiana posee serias deficiencias que se han perpetuado en el tiempo. A pesar de que la frecuencia de las reformas tributarias ha aumentado de manera sustancial en las últimas décadas, estas deficiencias no se han eliminado, revelando una preferencia por cambios marginales, antes que por reformas estructurales. Estos cambios han sido inducidos por la urgencia de aumentar los recaudos y, en muchos casos, han ido en contra de la calidad misma de la estructura tributaria.
Hoy, en lo que va corrido del siglo XXI se han aprobado 12 reformas tributarias. Para hacer un promedio, desde Andrés Pastrana, Alvaro Uribe (2), Juan Manuel Santos (2) y hasta Iván Duque cada uno de esos gobiernos presentaron y aprobaron 3 reformas tributarias en sus gobiernos. Ha sido lo más común en Colombia para enfrentar los grandes desafíos acumulados del sistema tributario. Comenzando por la deuda externa, los subsidios para las poblaciones vulnerables y los grandes proyectos sociales que mantienen la armonía ciudadana. Claro, pero como esos inmensos recursos del gasto público del gobierno, cambió de operadores, las reformas tributarias de este gobierno actual no van, no sirven, no son buenas, no pasan sino hay buena mermelada, la misma mermelada que han solicitado los honorables padres de la patria toda la vida para aprobar cualquier nueva legislación en Colombia.
Y con lo que pasó en la UNGRD, Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, es la prueba de los padres de la patria, que además de solicitar contratos, burocracia, mermelada, solicitan dineros en efectivo para poder aprobar las reformas que presenta el actual gobierno del Cambio.
A nivel regional, distritos, municipios, departamentos y hasta en resguardos indígenas, toda aprobación de cualquier acción de los entes territoriales, tienen que desplegarse en prebendas de todo tipo a los cabildantes. Los gobernantes se aseguran de sus coaliciones como estrategia económica para minimizar tanta mermelada que deben repartir con los concejales, diputados, caciques indígenas., etc. En Cartagena y Bolívar hay varios billones para invertir y distribuir con la mayor transparencia política de sus historias más recientes, “quítate tú pa ponenme yo”.
La no aprobación de la Ley de Financiamiento o reforma Tributaria por las comisiones económicas del congreso tienen varias lecturas. En primer lugar, ya estamos en campañas políticas. Hay que asfixiar al gobierno de Petro para que no sea competencia en las próximas elecciones, tanto nacionales como regionales, y saben a ciencia cierta que la asfixia se notará en los más pobres, eso no importa. Otra lectura, es que los operadores de las grandes inversiones del gobierno no están asegurados para los mismos, hay cambio de mando, por lo tanto, los privados que inyectan dineros a los políticos, azuzan para que estos nuevos recursos no salgan, si ellos no van a tener ningún juego de contratación. Y aquí surge una pregunta ¿Quiénes producen y venden los bienes y servicios del mercado? El sector privado. Todo lo que el estado irriga en sus proyectos de desarrollo o programas sociales van a manos privadas. Es una forma de garantizar la Demanda Interna del país, y no conforme con las altas ganancias de las empresas, sino arañar, a través de la corrupción dineros públicos. Y la última lectura, es la forma carroñera en que han manejado los recursos del erario. Cuando se aprueba una reforma tributaria o cualquiera nueva legislación, estos mismos carroñeros, se preguntan, ¿Ajá y cómo voy ahí? Si no ven carroña, no caminan, no dan un solo paso. ¡Que se hunda, que se archive!
FELIZ NAVIDAD Y UN PRÓSPERO AÑO 2025 A TODOS MI AMIGOS Y SEGUIDORES