El alcalde tiene hundido el acelerador


Precisamente el día de su posesión, fustigó que iba a convertir este corto periodo atípico en cuatro años. Todo el mundo comprendió que trabajaría incansablemente. Y los concejales lo debieron entender así. Pero, la realidad resultó ser otra. No existe coalición de gobierno y los que lo apoyaron han comenzado a mostrarle otras facetas. Situación normal en el maremágnum de la política.

Un alcalde sin coalición y en un tiempo corto de administración, es casi un suicidio. Con dos obras que logre terminar, Transcaribe y Bazurto se daría por bien servido su paso por el palacio de la aduana. Los concejales, conocedores de su oficio, mantienen la cabuya templada, sin dar paso en falso, esperando que los tengan en cuenta a la hora de tomar decisiones como mandan las normas constitucionales y legales.

Si Santos no tuviera una coalición o unidad nacional en el congreso, ante tanto paros y bloqueos y para rematar la encuesta que le direccionaron en estos momentos, estuviera crucificado recibiendo ataque por todos los flancos y de todas las vertientes políticas. Claro que, jamás hubo pronunciamiento de los partidos ni a favor ni en contra de los paros y bloqueos. Más bien mostraron su apetito burocrático como nos tienen acostumbrados. Sólo el Polo se pronunció muy tenuemente.

Dicen los entendidos en mecánica política, gobernante que no logre armar su propia coalición tendrá dificultades en el logro de su programa de gobierno y por supuesto en la concreción de su plan de desarrollo. Establezca su territorio, usted gerencia la ciudad y los concejales coadministran, sin soltar el pie del acelerador. De todas maneras, eso no lo exime del control político.

Ahora bien, las circunstancias de su gobierno ameritan trabajar arduamente. Aunque, no se podría afirmar igual de los mandos medios, reciben órdenes en cubierta. Lo cierto, es que debería haber sentido de pertenencia con lo público, independiente del gobernante. Y sobre todo, que tengan claro que desde lo público se pueden llevar a cabo grandes cambios cuando la voluntad política se compagina con sus quehaceres naturales.

No pueden dar saltos al vacío con los proyectos de acuerdo que presenten al concejo, ni en sesiones extras ni ordinarias. Hay que argumentar y consolidar bien sus propósitos de gobierno. Y menos aún, entrar en confrontación con los que deciden su suerte. Socializar muy bien lo que se vaya a presentar siempre da buenos resultados. Y no esperar nada a cambio, en política los intereses personales, en muchas ocasiones, prima sobre los generales. El entorno de la ciudad es una evidencia palpable de tanto despilfarro de dinero en obras sin terminar.

Jamás quite el pie del acelerador. No importa que le toque pagar multas por volarse los semáforos o subirse a un andén. Sin atropellar a nadie, siga trabajando y cumpliendo con lo que prometió en un tiempo récord como lo hacen los triunfadores en situaciones apremiantes. Y recuerde, el país está cambiando y la ciudad también.


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