Es sorpresa para todo el mundo que el propio gobierno haya propuesto con el apoyo de los empresarios y los sindicatos el aumento del salario mínimo a un millón de pesos para el 2022. Este aumento de dos dígitos (10,7%) no se veía desde el año 2001 en Colombia. Hay que aplaudir esa decisión extrema, como actos de solidaridad y de justicia social al mismo tiempo con la clase trabajadora.
El covid-19 lo logró, empujar al gobierno y empresarios, con la complacencia de las centrales obreras a aumentar el salario mínimo en estas proporciones. A nadie le cabe en la cabeza que haya sido una decisión de filantropía, es una decisión resultante de la devastadora pandemia que todavía estamos padeciendo. Los cálculos presupuestales son bastante altos tanto en lo público como en lo privado, pero todos esos incrementos, salario mínimo y subsidio del transporte, volverán nuevamente a las arcas de los empresarios. -Ahora se consume más y se gasta más como tendencias normales-
Y también se aplaude que el gobierno por fin haya legislado sobre la congelación de precios de algunos bienes y servicios de primera necesidad. Tiene lógica, si el aumento es el otro año porqué aumentan precios desde ahora. Esto sí es tener coherencia el aumento real del salario mínimo. En tiempos otrora, la cascada de aumento de precios era el pan de cada día en cualquier punto de comercio. Mejor dicho, “siempre han hecho su agosto en diciembre con los precios”. ¿Y quién va a controlar los precios en el mercado? ¿Habrá actividad para los zares de precios? -Es costumbre que estos cargos, son fuentes de corrupción históricamente-
La intención es buena, no hay dudas, pero, no es suficiente. Hay que realizar un despliegue descomunal para que los consumidores no se dejen engañar y los comerciantes no se puedan aprovechar de las necesidades de los compradores. El abuso de los precios, si es un indicador de subdesarrollo en Colombia. Y aquí en Cartagena es lo más normal del mundo, resumen, “todo el mundo hace lo que le da la gana y no pasa nada”, esta placa es común en los ciudadanos.
Y, por último, este incremento se debió dar hace rato en Colombia. Varios antecedentes, el crecimiento de la economía colombiana casi en un 4%, antes de la pandemia, por encima en la región y superior en algunos países desarrollados; las desigualdades sociales que arrastramos, los niveles de desempleo y los altos índices de pobreza extrema que no hemos podido superar. Estaban en deuda con la clase trabajadora y el covid-19 lo logró en un tiempo récord.