Es un cuento viejo en los manuales de la administración pública, improvisar, es no aceptar lo que está hecho. Hablando en plata blanca, es considerar que lo que encuentra una nueva administración, todo, pero todo está por hacer o está mal hecho. Es un error gravísimo actuar así, casi siempre termina siendo peor el remedio que la enfermedad. Se escuchan voces, que este ha sido el modus operandi de la administración Dau y sobre todo de sus funcionarios con poder de mando. -Los mandos medios son peores, todos se creen alcalde-
Lo que representa William Dau como alcalde de Cartagena, “Salvemos Juntos a Cartagena”, “tu papá te quiere”, “el tractor”. Cero corrupciones, nada de componendas, nada de nepotismo político, mejor dicho, nada de nada, es la imagen que ha vendido a la opinión pública local y nacional. Y así está sustentado el apoyo mayoritario que recibe del pueblo. Existe un cambio de gobernar, la ciudad entera lo ansiaba, pero hasta para gobernar, mandar hay que saber. Sin embargo, esto no da para que algunos advenedizos funcionarios pretendan derrumbar lo que ya está construido, significa atrasar su dinámica política, administrativa, económica, social, cultural y hasta fiscal.
Cuando se actúa de esa manera estamos frente a improvisaciones. - El solo hecho de traer funcionarios foráneos, es improvisar- Y no es un secreto para nadie, el mismo alcalde reconoció que no tiene mucha experiencia en la cosa pública. Entonces, improvisar es no aceptar lo que está hecho. Bien o mal, pero está hecho. Reorganizar, reinventar, hacerlo de otra manera es lo que le corresponde a un funcionario moderno y aterrizado con las realidades de hoy. No se puede apagar incendios con fuego, también es norma conocida en el argot político y administrativo. Cartagena tiene muchos frentes que no vienen funcionando bien.
Para citar algunos ejemplos: La ampliación del contrato con Aguas de Cartagena, debe revisarse. EDURBE, inoperante, nido de corrupción, una empresa esencial para el desarrollo de la ciudad y Bolívar. Transcaribe, nació muerto y tiene al distrito en una vaca loca, gracias a los dotes gerenciales de Dionisio Vélez. El PAE, una vergüenza nacional, robarse los alimentos de muchos niños pobres. El alumbrado público, contrato leonino que debe terminar. Los CAP, urgente terminarlos. La malla vial deteriorada, manos a la obra con participación comunitaria. Los centros de vida cerrados por orden nacional. Las concesiones onerosas para el distrito, los peajes un caso. Los arriendos que paga son cuantiosos, hay que pensar en un centro administrativo, Bazurto puede ser la solución. Y un sinnúmero de contratos en todas sus dependencias, deshacer y replantear. Hay más cosas, y un concejo a la expectativa para ver por dónde pueden envainar al alcalde, y están en todo su derecho.
Replantear, replantear es una salida más que lógica. Es un principio en los manuales de planeación, si en realidad se quiere avanzar. Si no, estaremos frente a un gobierno local que pasará a la historia que derrotó a todas las élites políticas juntas y punto. ¿Eso es lo que quiere esta administración? No lo creo. Las dos luchas fundamentales pobreza y corrupción deben ser una constante en todas las actuaciones del alcalde y su equipo de gobierno. Es bueno tener presente que, él es la primera autoridad, pero no dueño del distrito, sus colaboradores en el gobierno no son sus empleados, sino funcionarios del distrito. El tiempo pasa y cuatro años se van rápido, y me niego a imaginar que tan pronto termine el periodo, William Dau vuelva a su vida normal en Estados Unidos.