Integración atrasada de 1986


Era un motivo aplazado, atrasado y esquivo poder reencontrar a este grupo tan especial y beligerante que pasó por las aulas del alma mater. No se cabía de la felicidad cuando por iniciativa de la mujer más escurridiza del salón, la menos conversadora, la poca solidaria, la más apartada del círculo de compañeros, pero la mejor estudiante, Mónica, nos convocaba a la integración que nunca se había hecho en tanto tiempo.

La incertidumbre volvió a relucir. Eran tantas las veces que se nos convocaba y siempre había una excusa para no asistir.  La insistencia de Mónica y con el apoyo de Ruperto, Donaldo y Alfredo, llegaría el momento para este deseado encuentro de compañeros y compañeras. La modernidad de las comunicaciones y la tranquilidad de los años de vida permitieron el encuentro.

Hubo necesidad de realizar tres encuentros preparatorios para acordar fecha de integración, habernos reencontrados, aunque no fui a ninguna, era una gran presagio que esta vez sí era posible la integración. El día 22 de Junio fue la fecha acordada, todos quedamos  avisados y pendientes del  whatsApp, los correos electrónicos y los celulares. ¡No había excusa esta vez!

Se aproximaba el día, y las comunicaciones estaban en su nivel más alto. Era una cumbre de egresados, las llamadas eran frecuentes recordando el evento. Nada se escapaba a los organizadores.  Sólo había que ir y reencontrarnos.  No había que incurrir en ningún gasto o costo, todo estaba dado para que por fin se diera este atrasado encuentro.

Y se dio. Nos reencontramos. Por fin estamos otra vez juntos. Que alegría, vernos, abrazarnos, tocarnos, mirarnos y sobre todo repararnos el uno al otro, de los cambios que los años han hecho en nuestras vidas. Todo el mundo brincaba de felicidad, se notaba en la sonrisa y las caras de felicidad. Y sin ser tan presumidos, los cambios en todos nosotros no son muchos,  todos y todas estamos casi igual a cuando fuimos estudiantes. Una que otra cana, el Bello lleva la batuta, son sus orígenes, canosos. Claro que lo más probable es que Fernando afirme que muchos se tiñen el pelo, en mi caso jamás.

 

Foto: “El Brody” Donde  su foto  la enviamos al quirófano para haber si tiene arreglo.

La pregunta era, ¿quiénes faltan? Dijo Miguel, falta el Maleta, que está en Madrid, Cundinamarca y manda en whatsap que está en Europa. Y remata German, el nido está también en Europa. Y continúa Miguel, Hernando no viene porque la muñe no le dio el permiso y Santodomingo está desaparecido. Los corronchos informan que no viene Francisco, ni Roberto ni Pacho del Risco. Magdalena afirma que no viene Xenia, no se pudo contactar. Ismael, el moreno elegante no viene, afirmó Alfredo. Mónica informa que no vienen Ruth ni la Nelsy, tuvo miedo. Donaldo dice que falta David, el guía de turismo, hay que esperarlo, mientras seguíamos recordando y riendo en la Van que nos iba a transportar.

Esperamos bastante, David no pudo llegar. Alguien gritó ¿y Sergio no aparece tampoco? Preguntó Miguel, ¿cuál de los dos, el cabezón o mentira fresca? Bettín, afirmó Ruperto -Estuvimos en su casa ahora y nos dijeron que se fue para Turbaco hace dos día y no ha regresado, debe estar jugando dominó-  Y el Dávila ni Julio se pudieron contactar, mejor dicho no vinieron.

Arrancamos para el lugar de la integración. Todo era alegría y emoción sentirnos juntos nuevamente, parecíamos un grupo de estudiantes todavía. Sentimos que íbamos para un lugar desconocido, pero al mismo tiempo imaginamos que pasaríamos bien, como en el colegio.

Llegamos los 16 que fuimos. Mujeres, Mónica, Magdalena, Nereida y Elsa, que entre otras cosas, fue la única que su esposo la acompañó hasta la puerta de la van. Algunos se atrevan a afirmar, que Anillo hasta se atrasó en los semestres para estar cerca de ella. ¡Qué amores! Hombres, Ruperto, Alfredo, Donaldo, German, Miguel, Lino, Francisco, Batinio, Fernando, Arango, Morante y yo. La finca es una hermosura de instancia para la integración.

Fernando inició con una oración por el acontecimiento. Y recordó los compañeros que ya han fallecido. Sin planear nada se invita a que cada uno exprese en pocos minutos su historia de vida. La más larga fue la de Magdalena, ella hoy está en los caminos de DIOS, y quiso socializar un testimonio de su vida y sus hijos.  Todos estamos en esos caminos, unos más que otros. A Magdalena ahora le dicen la rusa.

Cerrado este acto ceremonioso, se inicia la reunión y la mamadera de gallo entre todos. Sí porque todos teníamos un apodo en época de estudiante. A mí me decían la tenia, por lo largo y flaco. A Miguel el babillo, German la pirra por lo brincón. A Amaranto, le decían el nido y bola de cutre. A Américo, le decían maleta y pollo ronco. A Sergio, el cabezón. Al otro Sergio, mentirita fresca. A Donaldo, el brody. A Julio, que no fue, caminao  de pato. A Lino, machetero. A Arango, Francisco, Gándara y el difunto robapavo, le decían los corronchos. A Fontalvo, nariz de navaja. A Fernando, el mico. A Morante el muchecón, y hoy parece más muchecón. A Ruperto  el nariz de payaso. A Alfredo el inspector de                 Malagana y sus alrededores, que entre otras cosas estaba de cumpleaños y a Batinio el doble cabezón.

De los  profesores que más recordamos, están el de matemática, Juancho, El lobo Valdelamar y el de las escorrentías. Macías está fuera de serie. En el platanal fue nuestro primer contacto con la academia. Ese día se nos olvidó un poco lo que traíamos del bachillerato. Quedamos tan enredados que fue una causa para que el Alcázar se fuera para la Facultad de Medicina y el moreno de Sopalviento, expresara en clase con  el maestro Colorado, “yo maté a un hombre”.

 

Foto: “El Brody” Donde su imagen no vale más que mil palabras.

 

Foto: “El Brody” Donde su foto es garantía de cirugía.


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