La registraduría, única que baila


Desde hace mucho tiempo, viene dando muestras de su debilidad a la hora de decidir quiénes son los presidentes, alcaldes, gobernadores, concejales, diputados, los padres de la patria y ahora hasta los ediles de ciertas capitales en cualquiera elección popular.

En la fiesta democrática, ja, ja, la única invitada es la registraduría, mejor dicho, es la dueña de la fiesta, la que se le permite bailar, baila con todos los parejos, al mejor postor. La zarandean, la timbran y la serruchan. El que dé muestra de bailarín con ese se va hasta el final, así tenga que cambiar o tachar los E14, E24 y los E que sea. El proceso comienza desde antes de las elecciones y alcanzan los resultados el día que terminan los escrutinios. Ese recorrido tiene un valor económico, y se surte de las componendas más corruptas que cualquier votante se pueda imaginar.

En la tarde el día de las elecciones o al día siguiente, sale el registrador a decir su frase de cajón, “las elecciones han sido todo un éxito, que viva la democracia” Mentiras, mentiras, mentiras. La historia electoral ha sido mal contada, hasta en eso nos vienen engañando en Colombia, el pueblo elige y la registraduría decide otro. Y les refresco la memoria, para poner un solo caso presidencial. Cuando se acabó la horrible noche con el Frente Nacional, Colombia vivía la Patria Boba, se turnaban el poder los liberales y conservadores, surgió Rojas Pinilla a competir con el candidato Misael Pastrana Borrero. A las 6: p.m. de ese día, los resultados de la registraduria daban como ganador al general. Todas las emisoras radiales y prensa escrita así lo anunciaban, pero pásmense usted amigo lector, el presidente de entonces Carlos Lleras Restrepo, ordenó no más boletines oficiales, cerrar la registraduría   y cerrar todas las emisiones radiales y escritas; al día siguiente el nuevo presidente de Colombia era Misael Pastrana Borrero. Fue un robo descarado. La ANAPO se convirtió en el M-19 y se volvió en oposición armada.

Ya lo había dicho Jorge Eliecer Gaitán, “las elecciones se ganan o se pierden en la registraduría”. Es solo mirar las últimas elecciones regionales, donde se puede comprobar, corroborar lo que anunció Gaitán por allá en los años 40. Sigue siendo cierta su afirmación, que se ha ahondado la corrupción en esta entidad, como si nada hubiera pasado. Los registradores van y vienen, son los más pulcros de la sociedad colombiana, pero el cáncer de las triquiñuelas, la manipulación electoral, el amiguismo partidista, las lubricaciones, llegaron para quedarse a vivir en la entidad guardián de la democracia colombiana.

Y llegando a las pasadas elecciones del 25 de Octubre, las cosas no han cambiado. Después de un mes de realizadas, con los más sofisticados medios tecnológicos a su  alcance, la entidad sigue dando bandazos como hace más de 50 años, igual, igual, los resultados no son los más convincentes. Las dudas pululan como en aquellos tiempos. En todas las regiones hay reclamaciones que ponen en tela de juicio el accionar de los funcionarios de la registraduria.

Y terminando en Cartagena, durante los escrutinios distritales y departamentales tienen que resolver miles de quejas y reclamos de todo tipo. No son claros los resultados de las elecciones, quitan, ponen, vuelven a quitar, vuelven a poner, votos y candidatos elegidos. Como nunca, la fiscalía ha intervenido, ha decomisado urnas triclaves, computadores, y eso es prueba que algo hule mal. Algunos denunciado a funcionarios con votos en la mano después de elecciones, urnas abiertas o sin la mínima seguridad, no hay concordancia en las actas, tachones, enmendaduras en muchas actas, esto es la locura. Sin embargo, el registrador ya dio su parte de victoria el día de las elecciones, ojalá el doctor Carlos Uriel Sánchez se diera una rodadita por Cartagena para que se lleve más de una sorpresa, que me atrevería a afirmar que tomaría la decisión de repetir las elecciones en Cartagena y hasta en Bolívar.


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