La telaraña se agujeró más


Amigo lector, es vox pópuli que la aplicación de las leyes en Colombia tiene sesgos inocultables. Atrapar los insectos más débiles es la conducta de la justicia desde tiempos inmemoriales hasta ahora. Ese conocimiento lo tienen fijamente los ciudadanos en su memoria. Y no existe poder que les haga cambiar de opinión. Lo significativo, es la singular participación de la tecnología en todo este entramado jurídico, con un nuevo ingrediente, la confesión de los DELINCUENTES como evidencias probatorias.

Si, así como lo oye y lo lee. En este entramado jurídico ha entrado a actuar otro gran personaje que tiene dislocado, enredado, calumniado, subyace, la veracidad de la justicia y es el DELINCUENTE. Hoy en día lo más peligrosos delincuentes son los testigos claves en muchas investigaciones judiciales. -Al final son asesinados o venerados-

Este personaje es el que se roba el show en las grandes sentencias. La telaraña se agujeró más producto del nivel de corrupción que arrastra el sistema judicial. -Los delincuentes salen y entran del telar como Pedro por su casa -Mejor dicho, como dice el adagio popular, “los pájaros tirándole a las escopetas”. Las acciones delincuenciales son receptivas en el sistema ´probatorio, cumpliendo un decisivo papel para dictar fallos.

¿Y por qué ha ocurrido esto? En vez de ser más temibles las penas, son objeto de burlas por los que las trasgreden. -Aquí se presenta un problema estructural y cultural en el país- Hemos mejorado muchísimo, pero todavía estamos muy lejos de administrar justicia. Hace mucho tiempo alguien dijo que las leyes en Colombia son un telar de araña para atrapar a los insectos más débiles. Y también alguien aseguro que la ley es para los de ruana. Las desigualdades sociales es lo estructural, su modus operandi es lo cultural. Ejemplos hay muchos. El que se roba una gallina para la cárcel y el que se roba 20 mil millones de pesos casa por cárcel. http://www.elcolombiano.com/colombia/10-condenas-duras-por-delitos-menores-IJ2281921

Aquí se roban los presupuestos públicos completos y no pasa nada. Aquí se robaron la participación accionaria de muchas empresas públicas y no pasó nada. Aquí se roban la educación, la salud y no pasa nada. Aquí se roban las regalías y no pasa nada. Aquí contratistas privados se roba billones de pesos en obras inconclusas y nada pasa, y lo peor, tantas masacres de gente inocente y no pasa nada; las evidencias están a la vista y la aplicación de las leyes son laxas, tenues que en vez de corregir, lo que hacen es aumentar el círculo, saliendo a relucir el famoso dicho de cajón, “la rosca no es mala, lo malo es no estar en ella”. Y esto se llama malicia indígena. Nada de eso es, al contrario es el desborone de los cimientos de la conciencia colombiana. Resultado, la polarización tan agresiva en que se encuentra la sociedad en estos momentos.- Nadie cree en nadie-

Colombia tiene un sistema presidencialista, el presidente es intocable, está por encima de todos los poderes. Se podría decir que es un rey. El sistema bicameral del congreso es nefasto para la democracia. Ya debería ser unicameral, es decir una sola cámara. Es el máximo centro de negocios nacional. Y el sistema judicial es un cúmulo de islas que actúan de acuerdo a sus intereses particulares. Todos estos tres poderes en su conjunto son los responsables de la administración pública del estado colombiano, pero sus actuaciones delictivas, corruptas, mezquinas, torcidas han contaminado el imaginario colectivo de un pueblo que repite lo malo. “Marica el último”. Si ellos lo hacen, por qué no nosotros también.

La telaraña se agujeró más, los ciudadanos son los menos responsables de este estado de cosas. Pero si son implacables a la hora de medir la gestión de los gobernantes. –No tienen términos medios, es bueno o es malo- El posconflicto puede ser la reivindicación para cotejar lo mal cotejado y la justicia tendrá que ser el eje articulador para que todo se dé como debe ser.


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