Los carros primero que las personas


¡No hay derecho!, dirán algunos. Pero es la pura verdad.

El caso más reciente, la señora Berta fue asesinada por una buseta mientras trataba de cruzar desde Ronda Real a Santa Lucía. Quizás cuestionen porque en vez de decir atropellada, afirme asesinada. Es que es realmente un asesinato.

Primero son los niños, niñas, mujeres, ancianos y personas en estado de vulnerabilidad, dicen las normas. Esas normas y decretos son socializadas por las empresas de transporte a sus conductores en los procesos de capacitación que realizan esporádicamente, al ser violadas estas normas infringen la ley.

Es un acto de sevicia por no acatar las normas. No existe ley en Colombia que exima a nadie por desconocerla. Así entonces, me atrevo a asegurar que fue un asesinato como muchos han sucedido y seguirán sucediendo al momento de cruzar una vía o calle en una ciudad considerada Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad. Título que podría perder por tantas incoherencias y desigualdades que hay en su trajinar como ciudad del mundo.

Se sabe que existen pocas vías. Que la movilidad sigue siendo un espejismo. Pero el parque automotor ha aumentado de una manera desproporcionada. “Todos los días expiden placas nuevas para taxis”, dicho por los mismos taxistas. ¡Ve y yo que pensaba que el parque automotor estaba cerrado hace varios años! Las multas y comparendos son negociables, mejor dicho, el ente que controla el tránsito de la ciudad jamás aplica las normas. El negocio del transporte público lo tiene descontrolado.

¿Por qué andamos tan raudos en las pocas vías que tenemos? Ojalá a alguien se le ocurriera hacer un control de velocidad. El tránsito distrital son los autorizados, no sé si también los agentes de policía. Les aseguro que se llenarían de más recursos por los comparendos y al mismo tiempo evitaríamos muertes por el exceso de velocidad. Y más aún, descongestionamos un poco la red pública hospitalaria con tanta urgencia por accidentes. Y si se le agrega manejar en estado de embriaguez, la situación es aberrante y deshumanizante.

¿Por qué lo digo? Muy sencillo. Aquí en nuestra ciudad estamos muy lejos de tener un adecuado servicio de transporte público. Sólo voy a poner un ejemplo. Para subirse una persona de la tercera edad en un bus urbano es y sigue siendo una odisea. Y si la persona está pasada de kilos o tiene una discapacidad es peor y más riesgosa. Siempre piden ayuda para subir. “Empújame mijo”, es la frase de cajón que mencionan las señoras.

Triste realidad. Los buses no tienen instalado el sistema de doblar el cabezote del bus para que estas personas puedan subir sin ningún contratiempo. Una rampla, nada. Es una obligación, pero qué autoridad los hace cumplir. Eso sí sería un buen servicio. A la altura de una ciudad como Cartagena. Lo que se sabe son las tantas personas que han quedado debajo de las llantas de los buses al momento de subir o bajar de él.

Con decir y asegurar, que aquí en Cartagena hay muchas personas, en condiciones de discapacidad o de la tercera edad que no salen a la calle o al centro por miedo a montarse en un bus. Eso dista mucho del servicio de transporte en otras latitudes.

Hay que seguir mejorando el Equipamiento Urbano de la ciudad. Todavía estamos muy lejos de alcanzar estándares básicos de calidad. Nuestra ciudad es pequeña, está rodeada de agua y de pobres por dónde uno se meta.
El turismo no es lo único para mostrar. Los pobres, la clase media y los ricos compramos todos en el mercado. Todos parecemos turistas en una ciudad llena de tantas necesidades y de mucha pobreza. No ocultemos la realidad. Los precios de los bienes y servicios no pueden ser iguales para todos.

En Europa, España por ejemplo, existe el Banco de Alimentos, ayuda a los más necesitados por la crisis que padecen. Cheque Bebé por 2.500 euros a la persona que tuviera hijos. No sé si el gobierno actual lo eliminó. Son ayudas que muchos críticos afirman que el estado benefactor se acabó, pero creo que sigue existiendo con otros rostros.

En Colombia funciona hace rato el SISBEN y Familias en Acción. También los programas Ingreso Social, Jóvenes en Acción y aquí los CERES. Y vivimos criticando estas acciones del gobierno.

Y a propósito, la CEPAL sostiene que la pobreza hay que medirla por el lado del ingreso y asciende a 167 millones de pobres en América Latina año 2012, mientras que la OEA sostiene que se debe tener en cuenta esa variable pero además la educación, la salud y el acceso a los servicios básicos. Esta metodología da como resultado 300 millones de pobres. Hasta en estas entidades del orden supra regional tienen marcadas diferencias estadísticas. Colombia está llegando a los 20 millones, el 34% de la población y Cartagena tiene aproximadamente 450 mil pobres.

Nadie quisiera leer en la prensa ni oír en los medios hablados otra muerte como la señora Berta. Eso no debe repetirse jamás.

Tanto los conductores como los ciudadanos debemos tomar conciencia del significado de la “vida humana”. Garantizar el cruce de una calle o avenida sin tanta angustia es una manera de aplicar los conceptos del desarrollo humano. Son simples y nos permiten vivir mejor y ser más consecuente con nuestra propia raza humana que sigue y seguirá siendo efímera aquí en la tierra.

Dejemos tanta cursilería y faltonería que la vida es lo más preciado. Sin embargo, algunos andan por las vías o calles con licencia para matar. Entonces, ¿es atropellar o asesinar?


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