Alcanzar y sostener el poder tiene sus sinsabores. No todo el mundo está preparado para mandar, y aunque parezcan mentiras, tiene alguna influencia del entorno familiar. Según expertos del tema, “el poder activa el pensamiento, el habla y la acción. El que ostenta el poder habla más de la cuenta y amplifica la personalidad”. Claro, por supuesto, hay excepciones a la regla y muchas. El presidente Gustavo Petro es una excepción a la regla, porque el poder lo quiere utilizar para el bien común de los ciudadanos, como debe ser, y no para bien personal.
Y en términos constitucionales y legales, en Colombia, los que tienen autoridad y mando, siempre estarán expuestos a las denuncias, críticas y oposición de sus contradictores políticos y el poder supremo de las redes sociales. Así que, no es defensa o escudo de los gobernantes, invocar la persecución política o ciudadana por no ser de los afectos del gobierno.
Los sinsabores del poder, desde el primer día aparecen, y hasta el último día. Posteriormente, ya serán casos reales de investigación y con evidencias. Mientras, la difamación, la manipulación, la desinformación, las noticias falsas, los show mediáticos serán el pan de cada día en las noticias. Y, llama aún más la atención que instituciones como la fiscalía y procuraduría, al parecer, se hayan en una carrera contra el tiempo de deslegitimar todo lo que hace o dice el gobierno de turno, sin haber comprobado las pruebas que sustentan las noticas de los medios.
Hay que estar preparado para esos ataques mediáticos, algunos amplificados para causar enorme daño al gobierno, y otros que son tan evidentes, que las autoridades deben responder y aclarar su veracidad. Y aquí, los ciudadanos esperamos anuncios claros de los centros de poder para tranquilidad de todos y generar confianza en los gobernados.
¿El poder para qué?, ya lo afirmó el maestro Echandía. Esta pregunta tiene sus connotaciones sociales, políticas y económicas. Sociales, porque una bolsa de leche le cuesta al que gana el salario mínimo lo mismo al que se gana más de 30 millones mensuales. Una desigualdad evidente. Políticas, porque los que ostentan el poder pueden transformar, deshacer y enredar lo que quieran. Evidente nepotismo. Y, en lo económico sí que es contundente el poder, obtener grandes utilidades, grandes ganancias con la complacencia de las autoridades sin importarles que estrangulen la sociedad completa. Otras evidentes desigualdades. Así funciona el poder, y lo que debe tener ese poder es poder de aguante y resistencia física para sortear los ataques de todo tipo que seguirán saliendo.
P.D. Alegría inmensa que la Mariamulta quiera anidar nuevamente en el Palacio de la Aduana. Oxigena el debate electoral, y seguramente contará con el respaldo ciudadano cartagenero.