Paro agrario, estructural y complejo


A Santos le ha tocado negociar algo estructural y complejo. Entrando en los vericuetos de la administración pública, el gobierno es uno sólo, en él recaen todas las responsabilidades institucionales, y es así como las ha asumido con prudencia, mucho tino y sobre todo con el respeto de las personas manifestantes de sus reclamaciones sociales acumuladas de años. Todo el mundo sabe que el sector agrario es el origen de todos los males contemporáneos.

La doble moral de muchos dirigentes y gobernantes no los deja ver más allá de sus narices. Saben mejor que nadie que las desigualdades, inequidades e injusticias con el sector agropecuario son inmensas. Tiene todos los indicadores de desarrollo por debajo de los niveles normales. Su abandono y subvaloración como dinamizador de la economía ha sido un gran error histórico que hoy reclaman con creces. Las pérdidas sobrepasan cualquier cálculo económico.

Colombia se desarrolló creando atractivos centros de desarrollo. Hoy tiene más de 15 ciudades capitales importantes que se volvieron cinturones de miseria y en donde confluyen toda serie de males y desmanes sociales. ¿Quién diseñó o planificó este desarrollo del país? Nadie ahora es responsable. Es una gran verdad que el paro agrario es culpa de gobiernos pasados, como lo afirma el presidente Santos. Si somos sinceros, esa afirmación no tiene ninguna refutación.

Política, social y económicamente el país ha avanzado. El estado cada día se acerca más a las necesidades de sus habitantes. Esa es su esencia. Pero, pretender que el desarrollo son los grandes centros urbanos equipados con servicios para todos los gustos, olvidando la vocación agrícola que siempre hemos tenido, es fracturar lo rural para ostentar la modernidad en todo su esplendor.

Desde Carlos Lleras, cuando el país se comenzó a descuadernar, pasando a Misael Pastrana, que la historia asegura con timidez que le robó la elección a Rojas Pinillas, luego López Michelsen que creyó que fortaleciendo el sector financiero dinamizaba la economía, llegando a Turbay Ayala que se empecinó en la integración nacional, llegó Betancur que le tocó afrontar problemas que la historia le reclama, aterrizamos en Virgilio Barco, hizo transformaciones que ni el mismo entendía, vino Gaviria con su Apertura Económica, sin la más mínima preparación de las regiones, luego Samper con su corte social pero enlodado por el narcotráfico, viene Pastrana para concesionar a la guerrilla y dejarnos el 4Xmil, asume Uribe como el mesías de la guerra, se hace reelegir torciéndole el pescuezo a la constitución y dejando viendo un chispero a propios y a extraños y por último asume Santos recayendo todos los males de estos últimos años en su gobierno.

Y en su coherencia con la coyuntura del país, se empecina en llegar a unos “Acuerdos de Paz con la guerrilla”, siguiendo los contactos de su antecesor. Logra formalizar una agenda, pero al mismo tiempo legisla para sacar unas leyes o políticas que fueran en esa misma dirección y diera más consolidación a los diálogos de la Habana. Entre ellas la Ley de Victimas y Restitución de Tierras, el Marco para la paz, la ley Justicia, Verdad y Reparación, leyes en la minería y otras no menos importantes.

Los paros se han caracterizados por estar infiltrados de todo tipo de personas. Algunos provocadores de desmanes. ¿Quién lo puede evitar? -Ni los Estados Unidos con toda su fama de ser tan precavido, sigiloso y contundente han podido controlar desmanes contra sus embajadas y ciudadanos- Que se puede esperar de un tercermundista como Colombia. Estas situaciones nadie la puede evitar. Y lo peor, mentes geniales la utilizan como banderas políticas para atacar al gobierno de turno.

Afortunadamente, hoy los paros se han venido levantando o conjurando. Los acuerdos y compromisos del gobierno con los campesinos deben ser reivindicatorios de tanto atropello con este sector. ¿Quién o quiénes les han quitado sus tierras? ¿Quién o quiénes los han desplazado de sus propiedades? ¿Cuál o cuáles gobiernos los han protegidos de tanto abandono? ¿Existe en Colombia una verdadera política agraria que los favorezca?

Son preguntas con respuestas. Los gobiernos en primer lugar, le sigue la guerrilla, los grandes terratenientes, los paramilitares y los caciques políticos disfrazados de campesinos. La tierra se volvió un gran negocio. Grandes extensiones con las mejores tierras cultivables pasó a otras manos, menos a los campesinos. La tierra es oro, así se entendió con el sistema aperturista, neoliberal y de los tratados de libre comercio.

Santos lo sabe mejor que nadie. Ha sido profesor de economía en las más prestigiosas universidades del país y de la región. Ha sido periodista e investigador de los grandes problemas que padece la nación. Aquí las cosas no se resuelven a la brava, sino siempre dialogando y escuchando las partes como personas civilizadas que somos.


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